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Esta publicación no se ha caracterizado, precisamente, por su benevolencia hacia la central opositora de la Coordinadora Democrática. En múltiples ocasiones hemos hecho explícita nuestra crítica; en otras nuestra más sincera recomendación.

Hemos señalado que para ciertas evoluciones necesarias la organización pudiera estar genética o constitucionalmente impedida—porque es una organización de organizaciones en lugar de una organización de ciudadanos, porque aloja actores políticos convencionales que no han sido capaces de hacer metamorfosis y se conducen con arreglo a patrones que antaño produjeron grave deterioro político y permitieron la emergencia del chavoma, porque cometió graves y costosos errores estratégicos.

Pero no puede negarse verdades de bulto. Primero, como una vez apuntara Julio Borges, si la Coordinadora Democrática no existiese habría que inventarla, con lo que quería decir que esa central había aportado el inestimable servicio de asegurar una mínima coherencia en la conducción de la resistencia al chavismo. De no haber sido por ella esa oposición, extensamente fragmentada, se habría revelado enteramente ineficaz.

En segundo término, la Coordinadora ha permitido un inmenso esfuerzo logístico, sin el que los esfuerzos que superaron la tortuosa y criminal ruta marcada por el oficialismo del Consejo Nacional Electoral no hubieran sido posibles.

Para esta última tarea, por supuesto, el país ha sido bendecido con la madura, valiente y brillante presencia de Súmate, la que nos ha complacido notar y apoyar en más de una ocasión. La juventud y capacidad de su gente directiva es la mejor profecía de un futuro venezolano positivo.

Y ya que hablamos de juventud, sería mezquino desconocer el sereno y destacado aporte de los jóvenes ingenieros de Smartmatic que, superando la muy comprensible suspicacia de los venezolanos, han merecido el martes el reconocimiento de Francisco Diez en nombre del Centro Carter. Es un orgullo nacional que se hayan atrevido a vender y rendir su sobresaliente trabajo tecnológico—de clase mundial—en circunstancias tan difíciles.

Pero este hito democrático del 15 de agosto tiene detrás otros héroes incansables: nuestros profesionales de la comunicación y los medios donde trabajan, dos rectores específicos del CNE, la Sala Electoral del Tribunal Supremo de Justicia, innumerables voluntarios de organizaciones no gubernamentales, los más capaces intelectuales del país, sus más agudos caricaturistas y humoristas, sus mejores artistas, sus empresarios y sindicalistas, sus dirigentes religiosos, los ciudadanos y ciudadanas de a pie… en fin, todo un país erguido ante el despotismo narcisista.

Independientemente del resultado del domingo, Venezuela tendrá motivo para sentirse orgullosa de sí misma.

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