Manipulación enteramente inútil

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El Presidente de la República seudobolivariana de Venezuela me perdonará si no interpreto con fidelidad lo que dijo ayer, en la rueda de prensa a la que convocó representantes de la prensa extranjera, para un intento de controlar los daños que sufriera su anacrónica e inepta revolución el domingo 26 de septiembre. No vi prácticamente nada de esa rueda de prensa salvo el fragmento en el que la periodista Andreína Flores lo hace desvariar y contestarle con ataques personales, en una nueva exhibición de su pobreza argumental. Lo que conozco es la concisa y útil sinopsis que hiciera de ella Noticias 24, la que estimo fiel.

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Pone la nota de Noticias 24: “Chávez criticó a voceros opositores que se han adjudicado la victoria en las parlamentarias de ayer. ‘Esa es su naturaleza, (están) mintiendo, manipulando’, dijo”. Más adelante reporta: “Dijo entonces que la oposición logró 5.320.175 votos ayer, estableciendo una diferencia de más de 100 mil votos con respecto a las alianzas del oficialismo, que lograron 5.422.040 votos, aun cuando esto no era una elección nacional… ‘Ellos están sumando para sí más de 500 mil votos que corresponden a un conjunto de otros partidos que no son de la Mesa de la Ultraderecha’, aseguró Chávez”.

El presidente Chávez no tiene poderes sobrehumanos que le permitan conocer la naturaleza de nadie; ni siquiera tiene estudios de Psicología. La acusación de que quienes señalan que el domingo hubo más votos contra Chávez mienten y manipulan, en cambio, es una proyección clásica: el segundo más primitivo de los mecanismos de defensa psicológicos enumerados por Sigmund Freud. El presidente Chávez miente de modo consuetudinario, y con la misma frecuencia atribuye su conducta falaz a los que disienten de su política. Ya el 10 de agosto de 1998 escribí sobre esto un artículo (Yugo Chávez es un mentiroso) que publicó El Diario de Caracas, del que transcribo ahora unos pocos fragmentos:

Una de sus reiteradas explicaciones, cuando intenta defender su infeliz ocurrencia del 4 de febrero de 1992, es que el frustrado levantamiento de esa fecha se produce como rectificación “bolivariana” de los acontecimientos del 27 y el 28 de febrero de 1989. La lógica chavista procede más o menos de este modo: primero, Simón Bolívar había señalado que un ejército sería maldito si enfilaba las armas contra su pueblo; segundo, Carlos Andrés Pérez ordenó al ejército venezolano enfilar sus armas contra el pueblo en 1989; tercero, en consecuencia, la asonada del 4 de febrero no fue otra cosa que el castigo merecido por el pecado perecista.

Eso es mentira. Mentira dicha con el mayor desparpajo, con el mayor irrespeto por la inteligencia y la memoria de ese pueblo que él dice defender. Durante su breve prisión en el penal de Yare, cuando no preveía aún el posterior desarrollo de los acontecimientos y por tanto se encontraba algo descuidado, Hugo Chávez Frías admitió que el grupo que encabezó el intento de golpe de Estado de 1992 llevaba muchos años conspirando, por lo menos cinco años antes de que se produjeran los disturbios de 1989, la excusa que ahora ofrece como explicación.

Hugo Chávez Frías miente. Miente cuando dice y repite que el artículo 250 de la Constitución Nacional lo obligaba a la asonada. (Así declaró, por ejemplo, a la revista Newsweek en 1994). Hugo Chávez Frías miente. Porque el texto del artículo 250, que por sí solo constituye el Título XI (De la inviolabilidad de la Constitución) lo que dice en su primer inciso es lo siguiente: “Esta Constitución no perderá vigencia si dejare de observarse por acto de fuerza o fuere derogada por cualquier otro medio distinto del que ella misma dispone. En tal eventualidad, todo ciudadano, investido o no de autoridad tendrá el deber de colaborar en el restablecimiento de su efectiva vigencia”.

Veamos entonces. Hugo Chávez Frías estaría diciendo la verdad, por una parte, si el segundo gobierno de Carlos Andrés Pérez hubiera dejado de observar la Constitución por acto de fuerza o la hubiera derogado por un medio distinto del que ella misma dispone. Y es muy claro que ninguno de esos dos casos estuvieron presentes en 1992. Por otra parte, no creo que puede sostenerse que una conspiración militar, preparada largamente, puede ser entendida como una “colaboración” para el restablecimiento de la efectiva vigencia de la Constitución. Al contrario, nada hay más inconstitucional que la única acción notoria de Hugo Chávez Frías. (Artículo 115 de la Constitución: “Los ciudadanos tienen el derecho de manifestar pacíficamente y sin armas, sin más requisitos que los que establezca la ley”. Artículo 119: “Toda autoridad usurpada es ineficaz, y sus actos son nulos”. Artículo 120: “Es nula toda decisión acordada por requisición directa o indirecta de la fuerza, o por reunión de individuos en actitud subversiva”).

También manipula, para no decir que miente, el presidente Chávez cuando se refiere a la Mesa de la Unidad Democrática como la “Mesa de la Ultraderecha”. El partido COPEI, que antaño se ubicara al centro-izquierda, es hoy una organización de centro-derecha, como lo es Primero Justicia; ninguno de los dos puede ser ubicado sin faltar a la verdad en la derecha extrema. Los partidos Acción Democrática y Un Nuevo Tiempo, miembros como los anteriores de la MUD, son formaciones socialdemócratas, colocadas en el centro-izquierda. Los partidos Podemos, La Causa R y Bandera Roja son socialistas, organizaciones de izquierda. (Y el partido Patria Para Todos, que no pertenece a la MUD pero también se opuso al PSUV desde una postura socialista, tampoco puede ser considerado de derecha, mucho menos de ultraderecha. Si alguien manipula en estas cosas expertamente es Hugo Chávez).

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El domingo 26 de septiembre hubo más votos por candidatos que no eran del PSUV o sus aliados. Las cifras que ofreció el propio Presidente reflejan inequívocamente ese resultado. Más de la mitad de los votantes optó por rechazar la oferta oficialista, y esto es una realidad que el Presidente no podrá ocultar con ningún malabarismo, como tampoco el Consejo Nacional Electoral. (Cuadro de abajo con cifras totales definitivas del CNE).

Esto sí es una victoria de m...

Dice Noticias 24: “Chávez puso la jornada de ayer en cifras, indicando que las fuerzas aliadas al gobierno lograron el 59,39% de los diputados, mientras que la oposición logró 40% del parlamento”. Pero lo que Chávez oculta para su conveniencia es que en la Asamblea Nacional actuante el PSUV sienta a 139 diputados y esta vez logró elegir a 98; esto es una pérdida de 41 curules. Del lado opositor, la actual Asamblea tiene 11 diputados; la nueva tendrá 67 (65 MUD + 2 PPT), para una ganancia de 56 curules. (El oficialismo, no obstante, tiene una manera peculiar de sacar sus cuentas. Hoy reporta la web de Unión Radio declaraciones de la diputada electa al Parlamento Latinoamericano por el PSUV, Ana Elisa Osorio, quien dijo: “Hubo un decrecimiento, porque hoy en día sólo con el Partido Comunista y nosotros tenemos 98, y ellos llegaron a 65 después que tuvieron 80, así que realmente han venido perdiendo espacios”. De su propia pérdida parece no tener ningún conocimiento).

Que el PSUV alcanzó una votación mayor en mayor número de estados es verdad, pero la unidad de la democracia no es el territorio, es el ciudadano, y un mayor número de ciudadanos votó en su contra. Gracias a la redistribución sesgada de los circuitos efectuada por el CNE—así venga hoy la rectora Lucena, algo tarde, a defenderla con la cínica noción de que no se hizo para favorecer a nadie—, las zonas menos pobladas y desarrolladas del país quedaron sobrerepresentadas en la Asamblea. (Gustavo  Tarre Briceño no tiene razón, sin embargo, cuando dice que esto es inconstitucional, puesto que la Constitución garantiza la representación de las minorías, pero igualmente garantiza la personalización del voto, es decir, la elección nominal, sin indicar la proporción de la mezcla de ambos principios. Ver sobre el punto Elecciones de Asamblea Nacional en este blog).

Que la elección tuvo una estructura mayormente circuital, como la llama el Presidente de la República, es también cierto, pero verdad es asimismo que el presidente Chávez quiso que se interpretara como un plebiscito sobre su persona, y aseguraba (el 16 de septiembre) que  ya estaba en campaña para las elecciones de 2012 y que la elección de la Asamblea sería un preludio de lo que pudiera suceder en las elecciones presidenciales. No puede, por tanto, sin incurrir una vez más en la inconsistencia que le es tan característica, venir ahora con que las elecciones del pasado domingo eran circuitales y no deben ser interpretadas como un evento nacional.

Más aún: la campaña de los candidatos del PSUV fue asumida como una sola tarea colocada sobre los hombros universales y únicos de Hugo Chávez. Todavía cuelgan en las calles los carteles en los que el rostro del Presidente empequeñece el de los verdaderos candidatos. Y tan temprano como en mayo de este año, el fallecido Willian Lara, cuyo nombre fue escogido por el presidente Chávez para designar las operaciones de su aparato en la fecha electoral, definía el carácter único de la campaña. Leo en Correo del Orinoco del 10 de mayo:

Willian Lara, gobernador del estado Guárico y miembro del PSUV, hizo referencia a la campaña  única que realizarán las candidatas y los candidatos que resultaron ganadores en las elecciones internas del partido revolucionario, para participar en la contienda por los curules de la Asamblea Nacional que se efectuarán el próximo 26 de septiembre.

El periodista y Gobernador del estado Guárico indicó que los candidatos ganadores en los comicios internos no podrán realizar campañas políticas individuales, sino en equipo. En ese sentido, el militante de la organización revolucionaria resaltó que se conformará un comando nacional de campaña, el cual se regirá bajo los estatutos de la dirección nacional del PSUV.

“Este comando de campaña abarcará cada uno de los circuitos electorales y, por ende, en cada uno de los estados del país”, dijo Lara, al tiempo que precisó que se debe “hacer una sola campaña para no segmentar al electorado“.

Ahora, cuando una mayoría nacional ha votado contra los candidatos de la alianza encabezada por el PSUV, el presidente Hugo Chávez pretende que ese planteamiento centralista y único de la campaña, en ámbito nacional, sea olvidado. Ya no quiere que se le mencione lo que Lara y él dijeron.

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Curiosamente, el presidente Chávez escogió referirse ayer a dos temas ajenos a las elecciones del 26 de septiembre: el primero fue su reiterada invitación—más bien desafío—a la convocatoria de un referendo revocatorio de su mandato.

Noticias 24 reproduce sus palabras: “Si dicen que ya son mayoría, convoquen un revocatorio. Les hago un reto, como dicen que son mayoría, ya yo cumplí tres años de este período, tres años y medio, les hago un reto: convoquen a referéndum. ¿No son mayoría? Háganlo. ¿Por qué esperar dos años?”

Es un tema que se ha convertido para él en obsesión. Desde el año pasado anda en eso. La última vez que lo planteara fue el 2 de junio, cuando añadiera un elemento nuevo: “¿Por qué no llaman a un referendo revocatorio, si la constitución les da ese derecho? Aprovechan las elecciones y piden un referendo para el 26 de septiembre”. Noticias 24 reportó ese día: “Según Chávez, el Consejo Nacional Electoral está en capacidad de organizar la consulta revocatoria en 4 meses”.

La idea de celebrar el referéndum junto con las elecciones la había plagiado de este blog, que había propuesto el 31 de mayo, dos días antes de lo que Chávez presentó como su ocurrencia, lo siguiente:

…somos los Electores—10% del registro electoral—quienes debemos ocuparnos de la convocatoria. Somos nosotros quienes, por iniciativa popular, tendremos que causar la consideración, por parte de cada ciudadano hábil para votar, de esta pregunta: “¿Está usted de acuerdo con la implantación en Venezuela de un sistema político-económico socialista?”

Este blog anuncia que ya hay quienes estamos estudiando la ingeniería de la cosa, y que nos proponemos que la consulta tenga lugar exactamente el domingo 26 de septiembre de este mismo año. De este modo, no se exige un gasto adicional y un esfuerzo organizativo distinto al Consejo Nacional Electoral.

Y es que este referéndum sobre el socialismo fue propuesto por vez primera en la Carta Semanal #341—Parada de trote—de Dr. Político el 23 de julio de 2009. Se trata de un referéndum que el Presidente de la República habría podido convocar en Consejo de Ministros si hubiera tenido las agallas, a diferencia del revocatorio que no puede convocar contra sí mismo. De hecho, en este blog—leído, si no por él mismo (águila no caza moscas), por su Sala Situacional—le dije:

De modo, pues, Señor Presidente, que si Usted ha recomendado insistentemente a sus opositores organizados en partidos políticos la convocatoria de un referéndum revocatorio en Su contra, a Usted puede recomendársele recíprocamente, más bien exigírsele, que convoque Usted mismo, en acuerdo con Sus ministros, el referéndum consultivo sobre la conveniencia de instaurar en nuestro país un régimen político-económico socialista.

Si Usted cree verdaderamente en la democracia participativa, si Usted puede ver que la pretendida instauración modifica profundamente la estructura y el concepto del Estado venezolano y las costumbres de la Nación, si puede ver que Usted no tiene derecho de imponer tal cosa, por su gravedad, sin recabar la opinión del Soberano, entonces Usted no puede negarse a la inmediata convocatoria del referéndum descrito. Usted nos debe esa consulta; se la debe al Pueblo, el Poder que le supera. (Emplazamiento de Caracas, 8 de febrero de 2010).

El presidente desafiante, el político que se la pasa retando y profiriendo amenazas, optó por ignorar el razonable emplazamiento. No tuvo el valor de asumirlo; él, que acostumbra decir que asume.

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La segunda referencia presidencial a un asunto desconectado de las elecciones del 26 de septiembre fue el descarado, lastimero y repetido intento de que no se le tenga por golpista. Una vez más, la cita procede de Noticias 24: “Yo participé en una rebelión, si lo llaman golpe, está bien, lo acepto. La rebelión está diametralmente opuesta a los golpes de Estado; fue la juventud militar que se alzó contra los altos mandos”.

Cada vez que Hugo Chávez se refiere a los actos abusivos del 4 de febrero de 1992 cambia los matices, dice cosas distintas. Él recordará que nos vimos por primera vez en un desayuno durante la campaña presidencial de 1998, y que ya en esa ocasión le hice conocer mi opinión acerca de su criminal abuso. Tal vez, en cambio, no leyera un artículo con el que penetré la revista Zeta, algo premonitoriamente, un mes antes del Carmonazo. De él cito:

Esto dice, por ejemplo, la Declaración de Derechos de Virginia, de la que calcaba tres semanas después la Declaración de Independencia de los Estados Unidos: “…cuando cualquier gobierno resultare inadecuado o contrario a estos propósitos—el beneficio común y la protección y la seguridad del pueblo, la nación o la comunidad—una mayoría de la comunidad tendrá un derecho indubitable, inalienable e irrevocable de reformarlo, alterarlo o abolirlo, del modo como sea considerado más conducente a la prosperidad pública”.

El sujeto del derecho de rebelión, como lo establece el documento virginiano, es la mayoría de la comunidad. No es ése un derecho que repose en Pedro Carmona Estanga o un grupo de comandantes que juran prepotencias ante los despojos de un noble y decrépito samán. No es derecho de las iglesias, las ONG, los medios de comunicación o de ninguna institución, por más meritoria o gloriosa que pudiese ser su trayectoria. Es sólo la mayoría de la comunidad la que tiene todo el derecho de abolir un gobierno que no le convenga. El esgrimir el derecho de rebelión como justificación de golpe de Estado equivaldría a cohonestar el abuso de poder de Chávez, Arias Cárdenas, Cabello, Visconti, Gruber Odremán, Chacón y demás golpistas de nuestra historia, y esta gente lo que necesita es una lección de democracia. (3 de marzo de 2002, referido en Salir de la caja, 25 de marzo de 2004).

Pero todavía insiste desde su mala conciencia, aunque nadie le hubiera tocado ayer el tema, ni siquiera Andreína Flores. Con la negación: el más primitivo de todos los mecanismos freudianos de defensa. LEA

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*Ésas son puras mentiras. Los amigos invisibles. Ir a descargar
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