Publiqué en El Nacional el jueves 2 de octubre de 1986, un remitido redactado tres días antes que criticaba, entre otras cosas, el adelantamiento de campaña electoral por parte de Eduardo Fernández, entonces Secretario General de COPEI, y su elección del apodo “El Tigre” para designarlo como marca política. En el texto, reproducido abajo, una alusión a solicitudes de sillas de ruedas se refiere a la precampaña perecista, desatada por la Sra. Cecilia Matos, la misma que más tarde propondría erigir una estatua ecuestre de Carlos Andrés Pérez, su pareja, en su ciudad natal de Rubio.

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Ayer, 29 de setiembre, publica la prensa la gran noticia: Eduardo Fernández propone que su partido defina de una vez quien será su candidato presidencial porque los adversarios ya están en campaña. Eso lo dice al clausurar una reunión de profesionales copeyanos, el domingo 28 de setiembre. Ni siquiera da tiempo, sin embargo, a que sus copartidarios reaccionen, pues el mismo lunes 29 las ciudades amanecen ornadas con los vistosos afiches del “tigre” (en su nueva edición) y la televisión y la radio trasmiten cuñas que nos indican que tal o cual señora y tal o cual señor “están con el tigre”. Luego hay la rueda de prensa de ayer, publicada hoy 30 de setiembre y en la que anuncia su decisión firme de convertirse en el candidato verde y en la que vuelve a ofrecernos la solución que tiene pensada para los males venezolanos: “una democracia nueva para una Venezuela nueva”.

Por un lado, Doctor Fernández, Ud. no termina de explicarnos los ingredientes de ese jarabe que Ud. anuncia y quiere vender bajo el nombre de “una democracia nueva”. Pero, más atinente al caso que nos ocupa, Doctor Fernández, es precisamente la “democracia vieja” la que adelanta campañas electorales, pues es la «democracia vieja» la que no respeta al electorado y pretende atosigarlo de modo constante con el tema electoral. Más de una vez Ud. sugirió que se acortasen las campañas electorales, pero ahora sabemos que no creía en eso cuando lo decía. Y ahora adelanta su campaña cuando faltan casi dos años y medio para la fecha de las votaciones y la mayoría de los venezolanos quisiera ocuparse de otras cosas.

Usted ofrece la excusa de que en el campo adeco la campaña ha comenzado ya. Pero ¿en qué quedamos? Hace no muchos días Ud. hablaba de “rescatar la diferencia”. Usted, Doctor Fernández, y otros dirigentes de su partido hablaron mucho de esa «diferencia», de esa distinción que colocaría a COPEI en un sitio diferente al que ocupa Acción Democrática. Se mostraba Ud. molesto ante las insinuaciones de algunos venezolanos. entre los que me encuentro, en el sentido de que, para propósitos prácticos, no existen ya diferencias de fondo entre AD y COPEI. Permítame recordárselo, porque parece que su memoria, Doctor Fernández, no alcanza a conservar lo que pasó hace menos de diez días. El 20 de setiembre Ud. debía clausurar un “congreso ideológico regional” de COPEI en el Distrito Federal. ¿Cuál, preguntará Ud., Doctor Fernández, al no recordarlo, era el lema y el trabajo central de ese evento? Según el reportaje que nos da la prensa, Doctor Fernández, el lema era justamente “rescatar la diferencia”, y según los documentos allí presentados y las declaraciones de los dirigentes, “rescatar la diferencia” significa precisamente “desadequizar a COPEI”. Y explicaban el presidente y el secretario general de COPEI en Caracas: “Digámoslo crudamente: nos hemos adequizado. Los adecos nos han arrastrado poco a poco hacia su pragmatismo, hacia su oportunismo y hacia su estilo político que subordina la ética a la idea de alcanzar, a cómo dé lugar los objetivos». Y continuaban: «Los adecos han convencido a muchos de nosotros de que debemos imitar su pretendida viveza. De que debemos usar las mismas armas que ellos para poder derrotarlos. Paradójicamente, ser como los adecos para poder ganarles”. Eso ocurrió, Doctor Fernández, hace escasamente diez días, y Ud. viene a argumentar el 28 de setiembre, una semana después, que COPEI debe determinar su candidato y adelantar la campaña ¡porque los adecos lo están haciendo! ¿Dónde ha quedado, Doctor Fernández, la diferencia?

Por lo demás, Doctor Fernández, Ud. insiste, sólo que ahora con más denuedo, en sus desaciertos, lo que destaqué en artículo de prensa a raíz del primer afiche tigresco. Ud. insiste, Doctor Fernández, en momentos cuando la escasez, la dificultad económica, el desempleo, las deudas públicas y privadas nos oprimen, en gastar enormes cantidades de dinero para pagar afiches, cuñas de televisión y de radio, agasajos, próximas fiestas de cumpleaños, a dos años y más de las elecciones presidenciales. La obscenidad del gasto es inocultable.

Luego insiste, pero Ud. y sus asesores sabrán, en ofrecernos como la parte más sustanciosa de su discurso de presentación al país que Ud. quiere parecerse a un tigre. Esto es no sólo lastimoso sino que, por encima de todo, es un insulto a la inteligencia del elector venezolano.

Ud. y sus asesores suponen que al ciudadano de este país le interesará más el nombre bestial que Ud. ha elegido para sí que la disminución de la pena y la angustia del pueblo. ¡Por Dios, Doctor Fernández! Alguna vez supusimos que Ud. fuese menos superficial y más auténticamente respetuoso de nuestra condición de electores, de nuestra esencia de poder constituyente.

Y también insiste, como dijimos, en presentar su jarabe de la “democracia nueva”. Pero ¿qué es esa “democracia nueva” para Ud.? Hace casi un año Ud. ocurrió ante la COPRE para presentar sus ideas, ideas que Ud. llamó “soluciones para la nueva democracia”. Allí habló críticamente de la “partidocracia”, diciendo entre otras cosas que una “característica de la Partidocracia es que la sociedad civil se hace, valga la redundancia, ‘socialmente’ presente en las organizaciones intermedias, como gremios, sindicatos y asociaciones en general a través de los partidos políticos, desvirtuándose muchas veces sus fines y razón de ser y colocando estos organismos intermedios al servicio de los objetivos político-partidistas”. De eso hace casi un año, pues Ud. lo dijo el 30 de octubre de 1985. Pero también se le olvidó, pues este domingo pasado, 28 de setiembre, hizo cinco “solicitudes” a los profesionales y técnicos de COPEI, de las que nada menos que la primerísima era la de una “presencia gremial vigorosa”. Explica la prensa: “Exhortó a los profesionales y técnicos de COPEI a desarrollar una vida gremial activa, constante, para de esta forma vigorizar su movimiento. Y garantizar la voz de los socialcristianos en todas las esferas del quehacer científico, económico, social y cultural del país”. Lo primero que hace, entonces, es excitarles a esa penetración de lo que Ud. llama “organizaciones intermedias” y que Ud. mismo. cuando le pareció elegante, criticó con palabras que ahora también sabemos insinceras.

¿Es que no veo nada bueno en lo que Ud. hace? ¿Es que la he cogido con Ud. y no critico con igual fuerza las demostraciones de otros precandidatos? No es así. Debo felicitarle por su exquisitez táctica. Debo felicitarle por la rapidez que le permitió estrenar la proposición de que su partido defina prontamente su candidatura y en menos de veinticuatro horas tupirnos con afiches y cuñas. (Lo que demuestra. obviamente. que cuando Ud. proponía ese adelantamiento lo hizo bastantes días después de haber ordenado el arranque de su bestial campaña).

Lo felicito, además, porque la nueva fotografía suya es mucho mejor que la del primer afiche. Es un logro encomiable. Lo felicito, por último, adelantadamente, por su próximo cumpleaños. Ya sé que todavía falta y que es el 18 de octubre, pero a Ud. le gusta adelantar las cosas. Eso sí, espero que para la celebración sepa atemperar su necesidad de gasto y no sea ésa una oportunidad más de evidenciar cuán poco tiene en cuenta lo menesteroso del venezolano de estos días. Por lo demás, allá Ud. con su condición de tigre. Pobre campaña la suya. Por eso no lo felicito.

Y por supuesto que estoy en contra del adelantamiento de cualquier campaña, sea ésta de quien sea, incluyendo las que se manifiestan, por carambola, en campañas que lo que parecen es solicitar sillas de ruedas para inválidos. No le niego a Ud., sin embargo, el derecho que le asiste de haber declarado, si lo hubiera querido al día siguiente de haber sido elegido el actual Presidente en ejercicio, que Ud. quería ser candidato a la Presidencia. Ese derecho le asiste, como le asiste a cualquier venezolano en cualquier momento de cualquier año. Lo que le desconozco es el derecho de despilfarrar dinero y esfuerzos en la dispendiosa demostración táctica de sus afiches y sus cuñas. Pero por encima de todo, Doctor Fernández, le desconozco la autoridad moral para hablar de “democracias nuevas” y de “rescatar diferencias”.

Luis Enrique Alcalá

C.I. 2.139.408

30 de septiembre de 1986

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