Para Eva y sus hijos
Yo estaba esperando que Adolfo regresara de El Junko, donde seguramente estaría durante el fin de semana, para hablarle del último número de Newsweek o enviarle por fax las páginas pertinentes de una edición cuyo tema de portada era el siguiente: la ciencia encuentra a Dios. Porque hace mucho tiempo ya que la ciencia de Adolfo había hecho eso precisamente: encontrar a Dios. Su conversación, en el fondo, era siempre sobre eso.
Profesor, médico, psiquiatra, homeópata, médico alterno, lo que buscó y encontró siempre fue a Dios. En todo lo veía.
Nos presentó Pedro, Pedro Teilhard, la Nueva Piedra. Yo hablaba por radio de vez en cuando y él me oyó decir que yo canonizaría a Pedro Teilhard, a Pierre, le Nouveau Pierre. Entonces me llamó por teléfono e intercambiamos textos y almorzamos juntos y se inició nuestra amistad. Una amistad totalmente teilhardiana. Adolfo era un intenso y seguro teilhardiano; nos conmovía la Misa sobre el mundo, del Himno al universo, que dice así: “Porque una vez más, Señor, no ya en los bosques de l’Aisne, sino en las estepas de Asia, yo no tengo ni pan, ni vino, ni altar, me elevaré sobre los símbolos justo hasta la pura majestad de lo Real y te ofreceré, yo tu sacerdote, sobre el altar de la Tierra entera, el trabajo y la pena del mundo”.
Puisque, une fois encore, Seigneur, non plus dans les forêts de l’Aisne, mais dans les steppes d’Asie, je n’ai ni pain, ni vin, ni autel, je m’élèverai par-dessus les symboles jusqu’à la pure majesté du Réel, et je vous offrirai, moi votre prêtre, sur l’autel de la Terre entière, le travail et la peine du Monde.
Palo’e misa, sí señor.
Ese culto a Teilhard que compartíamos nos acercó, no hay duda, pero pronto encontramos otros intereses comunes. Realmente nos reuníamos y comunicábamos para hablar de política nacional, y naturalmente nos confiábamos problemas o alegrías personales. Pero Adolfo Aristeguieta Gramcko era político. Era infalible, para empezar, en materia de justicia social. Esto le venía de una sensibilidad especial y una rapidez prodigiosa para relacionar la varia simultaneidad del flujo político. Le venía de una invariable irritabilidad ante lo injusto.
Luego, él era, por encima de todo, un político de la educación. Y aquí lo vemos de nuevo defendiendo la utilidad humana de la información acerca de Dios. En sus Reflexiones ante un Plan de Educación y Asistencia al Menor, lo decía con toda claridad: “En última instancia: una cosa es adoctrinar en la escuela pública y laica para la adhesión a un credo religioso, y otra es educación sobre las religiones en el mundo, su sentido cultural y social, su importancia en la conducta humana y para la vida del hombre, dando a éste una proyección trascendente… Negarse a esto último es actuar contra la persona, contra el desarrollo cultural del hombre. Es como amputar un aspecto central del desarrollo de su pensamiento y su personalidad”.
Si en Venezuela se educara como quiere Adolfo sus habitantes seríamos mucho mejores. Siempre en sintonía con el soma y con el alma de sus connacionales, a cuya profundidad llegaba en tanto psiquiatra, propone en esas Reflexiones, por ejemplo, lo siguiente: “En una sociedad como la nuestra, donde la carencia de la figura paterna es frecuente, es un error que cada año el alumno cambie de maestro. Proponemos que el maestro siga con su grupo de alumnos hasta verlos terminar la etapa escolar en la cual aquellos se encuentran. Terminado el proceso gozará de su año sabático y estará listo para comenzar, no con una nueva clase sino con una nueva generación de alumnos”. Sus proposiciones son así: claras, poderosas, simplísimas. “Más útil que combatir las drogas es enseñar a valorar la vida”.
…………
Adolfo era un explorador, un scout. Un explorador de ambos mundos, porque fue importantísimo dirigente Scout en Venezuela, con una fe de bretón en el contacto directo con la Naturaleza, y porque su curiosidad intelectual lo llevaba por el Tarot y por Jung, por la homeopatía y el I Ching, por lo alterno, por lo poético, por lo literario, por lo musical. Siempre exploraba.
Y lo que estaba buscando era a Dios. Si de algo de Adolfo estoy seguro es de que lo encontró. Por eso yo sé dónde está ahora: conversando con Pedro Teilhard en la Noosfera, en la que él creía sin la menor duda. Lo que sigue lo he tomado del final de su discurso de incorporación a la Academia de Historia de la Medicina:
Entonces, pues ¿a dónde vamos? Es la misma terrible pregunta de siempre. La misma del comienzo de todo comienzo; ésa también la misma en la que se ancla la angustia existencial óntica del hombre, que no ha podido a fuerza de tranquilizantes –ni podrá– calmar la Medicina. ¿A dónde vamos? Pues a lo desconocido, al misterio. Adonde sólo sabemos que vamos por una intuición, y que sólo tenemos cuando nos lleva la vida con la marca de la fe de la esperanza… El inolvidable pensador Teilhard de Chardin nos ofreció su respuesta: vamos al Punto Omega, pero antes habría que aparecer sobre la faz de la tierra una nueva capa, una que sólo podía darse por la inteligencia y el arte del hombre, cumpliendo su tarea de socio de la Divinidad en la construcción del Universo: la Noosfera, un tejido planetario invisible de conciencia en desarrollo. En esa nueva capa de la Tierra una vez constituida, surgirá un nuevo hombre con una nueva conciencia ecológica planetaria y una nueva ética centrada en el fenómeno de la vida… Ante la incertidumbre de lo que nos espera, volviendo la vista a la lección del pasado comprenderemos que ante lo desconocido esta vez no debemos temer. Los cambios por venir son incomparables con cuantos se han vivido. Vienen hermosos tiempos. Estamos a las puertas de un MOMENTO CUMBRE de la HISTORIA.
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Adolfo, tienes razón. Las cosas que tú soñaste van a ocurrir. Sólo te pido que no te olvides de nosotros.
LEA
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Siento mucha admiración por Adolfo Aristeguieta. Compartí con él en el Clan La Salle (como rover scout). Paz a sus restos.
Ciertamente, un hombre admirable. Gracias por su recuerdo.
Compartimos N y yo con èl y con Eva en sus casas de El Junko, Macaracuay y la Alta Florida. Tengo recuerdos muy lindos con los dos y con sus hijos. Una lástima que se «haya ido» tan pronto. Me llevé una impresión muy fuerte cuando tuvimos la noticia de lo acontecido aquel fin de semana en El Junko. Todavía tenía mucho que dar a su país.
A lo mejor estuvieron en la iglesia de la Misión Católica Italiana, donde leí las palabras precedentes, que Eva me solicitó para la misa fúnebre.
Conocí y trabajé con Adolfo a lo largo de varios años. Fui Scout en la Tropa La Salle cuando él era su Jefe de Tropa. Tengo los mejores recuerdos de él y mucho que agradecerle; a pesar de que en algún momento tuvimos diferencias, siempre sentí por AAG el mayor respeto y en lo mejor de mí esta el toque de él. Un grupo de amigos nos hemos planteado escribir la biografía de Adolfo; ese trabajo está pendiente. Ya se ha conversado el tema y estamos pendientes de continuar con este proyecto. Estamos a la orden para sumar.
Pancho Lazzari
Pues creo que sería una justa retribución a lo que él ofreció a Venezuela y el movimiento mundial de los Scouts. Es una magnífica idea que ojalá el grupo que mencionas logre concretar.
Conocí a Adolfo en la década del ’80 en Argentina, y estoy convencido de que el Movimiento Scout Mundial se siente orgulloso de haber tenido el privilegio de contar a este Hombre de Bien entre sus filas. Con admiración y respeto, Mario Álvarez, Sgo. del Estero, Argentina.
PD.: Por favor, ¿podrían informar la fecha de su partida a la casa del Gran Jefe Dios?
Adolfo murió el 1º de agosto de 1998. Su esposa, Eva, me solicitó dijera unas palabras en la misa de cuerpo presente del siguiente día. Ésa es la fecha con la que mi oración fúnebre aparece en mi blog. En nombre de su familia y sus amigos, agradezco a Ud. sus recuerdos.
Me permito corregirte Luis Enrique. Adolfo murió el 31 de Julio de 1998 en el Junko, Caracas. Encontré tu Blog porque mi primo Albero encontró en FB una página acerca de mi Papá. Y por eso busqué en Google y vi tu reseña.
Gracias por haberla escrito. Así me das la oportunidad de conocer un poco más de mi padre.
Saludos
Bruno A
I stand corrected. En la misma fecha del año pasado murió mi madre.
Lo que llamas reseña no es tal. Son las palabras que tu madre me solicitó compusiera para ser leídas en la misa de difuntos de la iglesia Nuestra Señora de Pompeya.
(¿Es tu primo Albero o tu primo Alberto?)
Saludos para ti.
Qué gusto haber caído en esta página, donde habla de un grandísimo señor a quien conocí como uno de los mejores amigos de mi padre—Jorge Toral Azuela—. Tantos momentos compartidos con él, como con Eva y los chicos aquí en la Ciudad de México, como en Costa Rica, Venezuela y Alemania. ¡Uff! ¡¡¡Se me han removido todos los buenos recuerdos de hace ya tanto tiempo!!! ¡¡Saludos a todos los Aristeguieta!!
Jorge.
Era Adolfo, sin duda, un ser excepcional. Le agradezco en nombre de los Aristeguieta el grato recuerdo y les haré llegar sus amables saludos, que estoy seguro recibirán muy complacidos.
I too am grateful to have found this page. I met with Adolfo several times in the USA in 1989 when I was the National Chief of the Order of the Arrow, and we corresponded for many years. Our last exchange was shortly before his death, and I wondered for many years why I did not hear back from him. I am saddened to learn of his passing, but my heart has long been lighter for his friendship. He was a genuine man who brought out the best in others and carried an inspiring vision for the world. I will always remember him with great respect. Any friend of Adolfo’s is a friend of mine.
Well, thanks for the warm memories of Adolfo, truly a great man, and the offer of friendship.