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En momentos cuando la Coordinadora Democrática ha presentado públicamente el contenido del llamado «consenso-país» y los diez puntos de su «Acuerdo Nacional», resulta interesante desempolvar los ocho puntos de un famoso y ya vetusto programa: el llamado Plan de Barranquilla que sirvió de plataforma ideológica inicial a lo que más tarde sería el partido Acción Democrática.
El Plan de Barranquilla es de 1931; todavía restaba algo más de cuatro años de Juan Vicente Gómez en el poder. En su redacción salta a la vista la orientación marxista de los que serían los líderes de AD. Todavía a las alturas de 1958, cuando Domingo Alberto Rangel era Secretario Nacional de Doctrina del partido, se publicó bajo su égida un folleto con una sinopsis de su doctrina. En el primero de sus asertos se leía la siguiente afirmación doctrinaria: «Acción Democrática es un partido marxista».
Para ese entonces, naturalmente, que fuese marxista debía entenderse—así lo explicaba el folleto—no como un equivalente de comunista, ni siquiera como socialista radical—al estilo del MIR de los años sesenta o el MAS de los setenta—sino como un partido que asumía el marxismo como un «método» para la comprensión de la realidad social.
En todo caso, el trienio de 1945-48 se caracterizó por un comportamiento de Acción Democrática que no deja de parecerse—muy a su pesar—a lo que llevamos de gobierno chavista: la celebración de una asamblea constituyente, el decreto precursor del 1.011 de Chávez (el famoso decreto 321 que encontró feroz resistencia de los colegios católicos de la época), un discurso antiimperialista, un sectarismo acusado y hasta los antecesores de los temidos círculos bolivarianos: las famosas y míticas «bandas armadas» de AD que debían «defender la revolución» y que jamás emergieron a la caída de Gallegos en 1948.
El documento conocido como Plan de Barranquilla, al mejor estilo revolucionario, hace preceder el programa de ocho puntos por tres secciones introductorias, que buscan fungir como diagnóstico—marxista—de la situación de Venezuela en 1931. La Ficha Semanal #5 de doctorpolítico reproduce sus conclusiones y el programa mismo, sin incluir aquellas secciones. En una de ellas se lee: «Entre el capitalismo extranjero y la casta latifundista-caudillista criolla ha habido una alianza tácita en toda época». Y en la sección anterior: » Para caudillos y latifundistas la situación semihambrienta de las masas y su ignorancia son condiciones indispensables para asegurarse impunidad en la explotación de ellas». Retórica francamente muy parecida a la de Chávez, diferenciada por un estilo y una situación histórica obviamente diferentes.
Betancourt y Acción Democrática volvieron al poder diez años después de la caída de Gallegos. Pero ahora eran un líder y un partido atemperados, ya sobrios de la borrachera de poder que les intoxicaba en 1945. Rafael Poleo ha puesto de relieve la similitud del proceso chavista y el adeco del trienio, y hasta insinuado que la relativa juventud de Chávez pudiera permitirle un futuro político para el que regresara con mayor moderación. El símil es sugestivo, pero ni la psicología épica, narcisista y megalómana de Chávez es la de Betancourt, ni el MVR es algo que pueda compararse con Acción Democrática que, a fin de cuentas, contaba con una profundidad intelectual en sus cuadros dirigentes que brilla por su ausencia en las filas del chavismo. Es por eso que Pompeyo Márquez ha podido decir: «Lo mejor de Venezuela está contra Chávez».
LEA
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Precursores de Chávez
Precisados en el orden interno y en las relaciones internacionales los factores determinantes de la situación venezolana hemos suscrito un programa mínimo de acción política y social con vistas a esos factores. Presumen espíritus simplistas, viciados de la tradicional indolencia venezolana para ahondar problemas, que «asociaciones cívicas» y otros remedios fáciles de la misma índole bastarían para promover en el país un movimiento de dignificación civil. Nosotros, con criterio más realista y positivo, nutrido de doctrina y de historia, creemos que la elevación del nivel político y social de las masas no puede lograrse sino sobre las bases de independencia económica. Por eso, hemos articulado nuestra plataforma con postulados de acción social y antiimperialista, trascendiendo resuelta y conscientemente las aspiraciones retrasadas de quienes creen que basta moralizar la administración y reformar cuatro o cinco artículos de la Constitución para que Venezuela comience a realizar su destino de pueblo. Hemos dicho programa mínimo, porque el suscrito hoy por nosotros apenas contempla los más urgentes problemas nacionales y porque el contenido del mismo de nuestros postulados de acción es apenas reformista. Consecuentes con un método que repudia la sobreestimación de fuerzas, hemos querido considerar sólo las necesidades y aspiraciones populares más urgentes. La marcha misma del proceso social nos señalará el momento de poner a la orden del día la cuestión de ampliación y revisión del programa.
PROGRAMA
I. Hombres civiles al manejo de la cosa pública. Exclusión de todo elemento militar del mecanismo administrativo durante el período preconstitucional. Lucha contra el caudillismo militarista.
II. Garantías para la libre expresión del pensamiento, hablado o escrito, y para los demás derechos individuales (asociación, reunión, libre tránsito, etc.).
III. Confiscación de los bienes de Gómez, sus familiares y servidores; y comienzo inmediato de su explotación por el pueblo y no por jefes revolucionarios triunfantes.
IV. Creación de un Tribunal de Salud Pública que investigue y sanciones los delitos del despotismo.
V. Inmediata expedición de decretos protegiendo a las clases productoras de la tiranía capitalista.
VI. Intensa campaña de desanalfabetización de las masas obreras y campesinas. Enseñanza técnica industrial y agrícola. Autonomía universitaria funcional y económica.
VII. Revisión de los contratos y concesiones celebrados por la nación con el capitalismo nacional y extranjero. Adopción de una política económica contraria a la contratación de empréstitos. Nacionalización de las caídas de agua. Control por el Estado o el Municipio de las industrias que por su carácter constituyen monopolios de servicios públicos.
VIII. Convocatoria dentro de un plazo no mayor de un año de una Asamblea Constituyente, que elija gobierno provisional, reforme la Constitución, revise las leyes que con mayor urgencia lo reclamen y expida las necesarias para resolver los problemas políticos, sociales y económicos que pondrá a la orden del día la revolución.
Los que suscriben este plan se comprometen a luchar por las reivindicaciones en él sustentadas y a ingresar como militantes activos en el partido político que se organizará dentro del país sobre sus bases.
En Barranquilla, a 22 de marzo de 1931.
PEDRO A. JULIAC
RÓMULO BETANCOURT
SIMÓN BETANCOURT
MARIO PLAZA PONTE
CARLOS PEÑA USLAR
RICARDO MONTILLA
P. J. RODRÍGUEZ BERROETA
RAFAEL ANGEL CASTILLO
RAÚL LEONI V.
VALMORE RODRÍGUEZ
CÉSAR CAMEJO
JUAN J. PALACIOS
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