La saga galáctica continúa. Hugo Chávez firma acuerdos ventajosos para Uruguay y Argentina y va a Brasil a defender a un asediado presidente Lula, impidiendo de este modo que la procura de acuerdos bilaterales de Estados Unidos contra el gobierno venezolano—luego de que resultara fallido su intento de imponer un órgano de vigilancia sobre Venezuela en la OEA—pueda madurar como estrategia eficaz.
Ahora el asunto se ha trasladado al campo de la lucha antidrogas. El gobierno venezolano (7 de agosto) ha interrumpido los programas de cooperación con la «Drug Enforcement Agency» (DEA) sobre la base de que sus funcionarios estarían violando leyes venezolanas y actuando como espías. Cinco días después de este movimiento, los Estados Unidos suspendieron las visas de media docena de oficiales de la Guardia Nacional, por considerarlos sospechosos de narcotráfico. En retaliación Chávez ordenó la suspensión de la inmunidad diplomática del personal de la DEA en Venezuela.
Estas escaramuzas indican que es harto probable que el gobierno de Bush proceda a «descertificar» próximamente a Venezuela como país que coopera en el control y la lucha con el narcotráfico, tal como los Estados Unidos lo hicieran en su momento con el gobierno de Ernesto Samper en Colombia. Las consecuencias inmediatas de una medida tal serían la suspensión de la ayuda norteamericana a Venezuela—asunto que tiene a Chávez sin cuidado—y una acusación adicional en descrédito del gobierno venezolano.
Si esto corresponde a una nueva estrategia norteamericana para contener a Chávez, el Informe Stratfor—que no es precisamente comunista—estima que esa iniciativa fracasará. Así dice Stratfor el 15 de agosto: «Tratar de manchar al gobierno de Chávez como tolerante del tráfico de drogas, sin embargo, no va a funcionar. En primer lugar, probablemente el gobierno de los EEUU nunca pueda ligar directamente a Chávez o a altos funcionarios chavistas con el narcotráfico. Que algunos funcionarios gubernamentales venezolanos puedan ser corruptos no significa que esa corrupción sea oficialmente sancionada o tolerada por el gobierno de Chávez. También, ya Chávez ha suspendido toda cooperación militar y antidrogas con los Estados Unidos. El gobierno de Chávez no quiere ayuda antidrogas de los Estados Unidos, porque al rechazarla reduce la capacidad de Washington para torcer el brazo de Chávez con amenazas de suspensión de la ayuda. Y el impacto financiero de una descertificación de los EEUU sería limitado, puesto que Chávez tiene cerca de 30 mil millones de dólares de reservas internacionales y el precio promedio del petróleo venezolano excede ahora los 50 dólares por barril. Finalmente, si el gobierno de los EEUU descertifica oficialmente a Venezuela como no cooperador en la guerra contra las drogas, Chávez probablemente se ría de las medidas y haga retaliación tomando como blanco a ciudadanos de los EEUU en Venezuela».
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