Se cuenta que en una conversación del Conde Ciano, Ministro de Relaciones Exteriores de Italia, y su suegro, el Duce, Benito Mussolini, se tocaba el punto de los gases empleados como arma de guerra. Mussolini habría preguntado entonces a su yerno si sabía cuál era el gas más peligroso de todos. Por supuesto, un avisado Ciano no se atrevió a decir que conocía la respuesta, lo que permitió al dictador anunciar triunfalmente: «El incienso, Ciano, el incienso».
Pero hay más de una variedad de incienso, como se prodiga en múltiples y arrastradas ocasiones al actual Presidente de la República. De todos los tipos de adulación posible es seguramente el peor aquel que proviene de un intelectual, así sea éste más bien un pirata vocacional.
En la edición del domingo 12 de febrero del diario Últimas Noticias, periódico que recibe una millonada diaria por avisos de prensa del gobierno, un ejemplo particularmente rastrero es el artículo firmado por Luis Britto García, quien entreteje una sarta de inexactitudes y mentiras formalmente ingeniosa.
El tema es el del espionaje, y el texto fue concebido a raíz del incidente de la expulsión del agregado naval norteamericano, que fue predicado precisamente sobre el cargo de espía. El artículo concluye, justamente, en alusión directa a este caso, cuando sugiere que Venezuela financia al National Endowment for Democracy, a Súmate y a «asesores navales destinados a aniquilarnos» mediante el acuerdo que impide la doble tributación.
Antes asegura que sistemas de espionaje electrónico como Echelon (que traduce por escalón en lugar de escalafón) «podría acabar en horas con el narcotráfico, la legitimación de capitales, el crimen organizado y el tráfico de armamentos», y que como «no lo hace, es porque está a su servicio».
Objeta, asimismo, al Sistema de Información Central de Riesgos (SICRI) del sistema financiero nacional, porque «puede condenarte a no poder volver a hacer una operación bancaria en tu vida». Aparentemente no está Britto enterado de lo que hacen las listas Tascón y Maisanta.
Desconfía del servicio ABA de CANTV (al que está suscrito, a juzgar por la dirección electrónica adosada en la página a su nombre, junto a una efigie con sonrisa de quien cree habérsela comido), y postula que Google Earth es un espía porque es capaz de mostrar en computadores personales «la imagen satelital de la azotea de su propia casa» en Caracas. No dice que igualmente el servicio hace lo mismo con una casa en Nueva York o en Londres. Antes ha afirmado: «Engendro de la Guerra Fría destinado a conectar las computadoras que debían aniquilar al mundo, Internet se dedica a prolongarla».
Justo al comienzo supera a todos los estudiosos de la Segunda Guerra Mundial cuando afirma que quien la ganó fue «Hans Türing, un introvertido matemático que descifró los códigos del Alto Mando Alemán». En su simplista exageración debe haber querido referirse a Alan Turing, sin la diéresis o alemana umlaut de su pedante y equivocada ortografía.
Luis Britto García, verdaderamente, no hala bolas sino hipérboles.
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