Puede decirse que el acontecimiento político de la semana—a pesar de la escasa cobertura que el ciudadano Leopoldo Castillo diera al evento—es la rueda de prensa ofrecida conjuntamente por Teodoro Petkoff, Julio Borges y Manuel Rosales. Esto es, en el ámbito local, pues previamente el triunfo electoral de Alan García en las elecciones presidenciales de Perú impactó nuestra propia escena, con malas noticias para Chávez que, al igual que Castillo, los medios gobiernistas—Venezolana de Televisión, Telesur y el diario Vea—procuraron ocultar.
Ya es la tercera vez—antes en Maracaibo y Margarita, territorios de gobierno no chavista—que los mismos mosqueteros presentan un frente común, luego de que Súmate irrumpiera con pretensiones de dueña del teatro electoral opositor. Ahora desde Caracas, el trío que concita más adeptos, muy por encima del resto de los pretendientes, emitió el lunes un haz de señales de indudable fuerza e impacto. (Un estudio de opinión de Eugenio Escuela obtiene de datos levantados entre el 6 y el 13 de mayo pasado, que el 88,26% de los consultados cree que el candidato de la oposición será uno de los tres: Borges, 13,02; Petkoff, 33,39; Rosales, 41,85).
La mise en scène de la declaración conjunta fue en sí misma significativa. Petkoff ocupó el centro de la trinidad (no tan santísima) y fue el encargado de leer el comunicado que contenía sus acuerdos. Luego de la lectura continuó notándose una cierta deferencia de Borges y Rosales hacia Petkoff. Cuando éste anunció que se abría un período de preguntas cuyas respuestas se repartirían entre los tres, Rosales le dijo: «Usted es quien tiene la batuta». Mientras se producía una formulación de parte de un periodista, poco después, Borges se inclinó a Petkoff para preguntarle si quería que él manejara la pregunta en cuestión. (En la primera comunicación conjunta la batuta la tenía Rosales, naturalmente, pues era el anfitrión en Maracaibo).
Por otra parte, no eran tres tristes tigres. Los rostros de los precandidatos irradiaban gran satisfacción, y permiten pensar que lo que presentaron fue sólo la punta del iceberg, es decir, que han arribado ya a acuerdos más profundos, y que lo ofrecido deberá esperar su maduración en la opinión pública antes de que se revele el resto de los compromisos.
La esencia de lo anunciado consiste en el acuerdo de los tres protagonistas en postular un candidato único de oposición y el apoyo de los restantes a quien resulte ser el abanderado definitivo. A esto lo llaman un «acuerdo de unidad nacional» (¿AUN?) que precedería al «gobierno de unidad nacional» (¿GUN?) montado sobre un proyecto que trascienda las elecciones del próximo 3 de diciembre. Vale la pena trascribir in toto el importante documento—que no fue reproducido ni siquiera parcialmente por El Universal y El Nacional—leído por Petkoff:
El difícil momento histórico que hoy vivimos y la dramática situación que vive el país exige que pensemos en todos los venezolanos, sin discriminaciones de ningún tipo, y plantea la necesidad de colocar al país y al interés nacional por encima de todo interés particular.
Por ello, hoy lunes 5 de junio, Julio Borges, Manuel Rosales y Teodoro Petkoff hemos resuelto anunciar la celebración del siguiente acuerdo de unidad nacional:
Primero: inscribir en el CNE un solo candidato que se enfrente al actual gobierno, para lo cual se privilegiará la búsqueda de un acuerdo unitario entre los factores representados. Este candidato de consenso deberá ser seleccionado antes del 31 de julio de 2006 y, para ello, se creará una comisión encargada de facilitar la conformación de un gobierno de unidad nacional. En todo caso, las elecciones primarias tendrían lugar entre el 30 de julio y el 6 de agosto de 2006.
Segundo: hemos resuelto trascender las fronteras de las elecciones presidenciales de diciembre de este año y plantear un proyecto nacional para el corto, mediano y largo plazo. Para ello, hemos decidido conformar una comisión mixta, con representantes de los tres comandos de campaña, encargada de proponer un acuerdo de gobernabilidad, expresado en un programa mínimo de gobierno que deberá ser cumplido una vez que el candidato unitario llegue a la Presidencia de la República. En este acuerdo serán materias de urgente atención la promoción de empleos, el combate eficaz contra la inseguridad, la rápida construcción de viviendas, el mejoramiento de la atención médica, el mejoramiento de la calidad de la educación y el combate contra la corrupción, entre otras. El principal objetivo del acuerdo de gobernabilidad será concretar nuestro compromiso para reducir la pobreza en los próximos seis años, así como de cara al año 2015, conforme a los «Objetivos de Desarrollo del Milenio» que ha presentado la Organización de Naciones Unidas.
Tercero: fijar una posición conjunta sobre las condiciones electorales imprescindibles para participar en la elección presidencial de diciembre de este año, lo cual incluye principalmente la eliminación de las captahuellas y los cuadernos electrónicos, la apertura de las cajas y el escrutinio de las papeletas de votación, una auditoría profesional y confiable del Registro Electoral Permanente (REP) y su posterior depuración en plazos oportunos, así como la entrega del mismo en los términos previstos por las leyes. Es inadmisible el desmejoramiento de las condiciones obtenidas en las elecciones de diputados a la Asamblea Nacional de diciembre del año pasado (2005).
En vista de que existen dos proposiciones de auditorías no excluyentes, le exigimos al CNE que considere la posibilidad de tomar, simultáneamente, elementos de ambos proyectos de auditoría y, así, brindarle al país un REP auditado y confiable.
Cuarto: una comisión se encargará de preparar la organización de un proceso de elecciones primarias, que sería activado en caso de no lograrse el consenso deseado. Este equipo propondría las condiciones para la participación de los candidatos en dicha consulta y estaría integrada inicialmente por seis miembros, tres de los cuales representarán a cada uno de los candidatos, mientras que los tres miembros restantes serían representantes de las ONG que poseen competencia y conocimiento sobre esta materia. Las ONG cuyos representantes ya han aceptado integrar esta comisión son Súmate, el Grupo La Colina y Queremos Elegir.
Quinto: promover la constitución de un equipo común de campaña, de modo tal que podamos potenciar nuestros talentos y esfuerzos al logro de los objetivos comunes que hemos señalado.
Sexto: promover los mecanismos de enlace, consulta y participación que sean necesarios con el objeto de integrar y escuchar la opinión de los otros precandidatos que hayan presentado sus nombres.
Confiamos en que este acuerdo contribuirá enormemente a la construcción de una nueva esperanza para la mayoría de los venezolanos que desean ponerle fin a la incertidumbre, a la intolerancia, al odio, a la discriminación y hacer realidad el derecho que tenemos todos de vivir mejor. Las naciones que progresan son aquellas que están en paz. Venezuela necesita paz y un acuerdo de unidad nacional. Este es nuestro compromiso con el país.
Como puede verse, se trata de una manifestación bien pensada. Al día siguiente de la declaración le expresaron su apoyo la Causa R y el Polo Democrático. (Dos formaciones de izquierda). Pero fue tan bien pensada que Súmate reviró, así como varios de los restantes precandidatos, que en profusión de piñata han ido emergiendo sin que todavía pueda asegurarse que el pescueceo haya concluido. (Hay algunos entre ellos cuya aspiración es comprensible: Cecilia Sosa, por caso, que debe estar poniendo sus barbas o bardas en remojo con la noticia de la solicitud de la Fiscalía de una medida privativa de libertad en contra de Allan Randolph Brewer Carías, por su presunta participación en la redacción de los decretos de Pedro Carmona Estanga. La Dra. Sosa ha sido acusada de lo mismo, y naturalmente busca ahora el manto protector que le prestaría una actividad candidatural, aunque a la postre no le sirva de mucho).
La postura de Súmate es explicable: el acuerdo es, para una organización que aspiraba a ser la estrella del proceso electoral, una clara capiti diminutio. Los tres mosqueteros no han rechazado el mecanismo de primarias postulado por Súmate, pero lo relegan a remedio de última instancia en caso de que por otros métodos—razonamiento político, consenso, encuestas, decantación, fue la enumeración de Petkoff—no hubiere sido posible arribar al candidato unitario. Luego, aunque hubiera primarias, Súmate dejaría de disfrutar el monopolio que pretendía ejercer sobre ellas, pues tendría que integrarse con dos «pares», que es como se presenta a Queremos Elegir y el Grupo La Colina. Parado su trote de esta manera, los voceros de Súmate que han expresado su desacuerdo—Alejandro Plaz, principalmente—no se han atrevido a rechazar su equiparación con las otras ONG, pero han argumentado que el esquema tripartito del lunes es discriminatorio respecto de los restantes candidatos y «el universo de votantes que apoyan a otros aspirantes».
Y estos otros aspirantes no tardaron en reaccionar. Según reporta El Universal ayer, Cecilia Sosa, William Ojeda, Vicente Brito, Froilán Barrios, Enrique Tejera París y Sergio Omar Calderón conversaron para generar «una respuesta común» a las «pretensiones del bloque que componen Julio Borges, Teodoro Petkoff y Manuel Rosales, al suscribir el acuerdo de unidad nacional que desplaza el método de las Primarias como principal sistema de selección del candidato único y que limita la participación de los otros aspirantes». (Estos precandidatos también discriminaron pues, por mencionar dos nombres, ni Angulo ni Smith participaron de esta conversación disidente. Dicho sea de paso, la candidatura de Smith ha sido golpeada de muerte por el retiro del apoyo que le prestaba Visión Emergente, liderada por Cipriano Heredia, la organización que el ex ministro de Pérez había buscado porque Venezuela de Primera no es un partido político nacional con arreglo a la definición legal).
Es así como Súmate está ahora, de facto, aliada con el chiripero candidatural. Nada puede ocultar que Borges, Petkoff y Rosales son quienes, entre el conjunto de candidaturas aparentes, descuellan en las encuestas, y que ninguno entre los restantes alcanza cotas significativas de apoyo o intención de voto a su favor. Es inconsistente, pues, que el grupo de protestantes aduzca que «las Primarias son el sentir y el deseo de la población, como lo reflejan las encuestas (Keller, Hinterlaces), los ciudadanos ya se han pronunciado», puesto que esas mismas encuestas, y todas las demás, reflejan que Sosa, Calderón, Tejera, Smith, Ojeda, Brito y un considerable etcétera, no tienen nada que buscar, en vista de sus microscópicos desempeños. Como ellos mismos dicen, los ciudadanos ya se han pronunciado.
Pero no sólo coincidieron con Súmate en el reclamo expuesto, sino en la finalidad misma de las primarias, según lo entiende la organización de Machado y Plaz. Así dicen que el acuerdo tripartito del lunes «no contribuye con la necesidad de legitimar un liderazgo que encabece la lucha por las condiciones electorales cristalinas». No dicen, nótese, que la finalidad es obtener un candidato que se oponga al «incumbente», que en principio debiera ser lo fundamental, sino que la misión real es la confrontación del sistema electoral, sin tomar en cuenta que el pacto BPR precisamente hizo referencia explícita al tema de las condiciones electorales. (Y también especificó que promovería «los mecanismos de enlace, consulta y participación que sean necesarios con el objeto de integrar y escuchar la opinión de los otros precandidatos que hayan presentado sus nombres», por lo que la queja expuesta carece de sentido).
Hay, pues, una suerte de nuevo Pacto de Punto Fijo. Es, hasta ahora, lo más importante que ha ocurrido en el campo opositor en lo que va de año. De paso confirma que Rosales está corriendo, puesto que habla de integrar «los tres comandos de campaña». (Este punto, por cierto, había sido levantado por el Grupo La Colina, en un análisis de las avenidas para seleccionar el candidato unitario que no favorecía el método de primarias, precisamente porque haría imposible la integración de los comandos).
En estimación de esta publicación, existe un protocolo secreto que forma parte del acuerdo BPR, y que éste incluye la convicción de que Rosales no debe ser el candidato. Si esto es así, el plomo en el ala que más de una vez se ha mencionado acá como vulnerador de una candidatura del gobernador zuliano—su cohonestación de la inconstitucionalidad de Carmona Estanga—sería en gran medida neutralizado. A fin de cuentas, y en todo caso, los peruanos perdonaron sus pecados a Alan García, ante la peligrosidad de la figura de Humala. Rosales habría pecado y no se ha arrepentido, pero son mucho peores los pecados de Chávez, y éste es incapaz de arrepentimiento.
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