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No sólo es la licencia de transmisión abierta de RCTV la que se ve amenazada por una cuenta regresiva. En latitudes norteñas así parecen estarlo los caballeros Alberto Gonzales y David Wolfowitz, Fiscal General de los Estados Unidos y Presidente del Banco Mundial, respectivamente.

Por lo que respecta al primero, cada vez más senadores se suman a las voces que exigen su renuncia. (Anteayer presentó la renuncia a su cargo su segundo de a bordo, Paul McNulty, alegando razones personales que se toparon con baja credibilidad). Entre estos senadores frescos se encuentran Chuck Hagel, senador republicano, y su colega y copartidario Pat Roberts, de modo que el asedio contra el Attorney General no se restringe a la oposición demócrata. Hagel dijo: “El pueblo norteamericano merece un Fiscal General, el principal funcionario para la ejecución de la ley, cuyas honestidad y capacidad estén libres de cuestionamiento”. Por su parte, Roberts declaró ayer que Gonzales debiera considerar la salida voluntaria del cargo: “Cuando uno tiene que gastar más tiempo aquí en el Capitolio que en la dirección del Departamento de Justicia, tal vez uno debiera pensar sobre eso”.

¿La Casa Blanca? En apariencia impertérrita, sus voceros han declarado que “todavía”—suena a “por ahora”—el presidente Bush tiene confianza en su viejo amigo. Pero ahora la sátira política norteamericana sugiere que—¡horror!—el vicepresidente Cheney habría invitado a Gonzales a una excursión de caza en su casa de campo. (En la que no hace mucho hirió a un invitado). Se asegura que alguien pudiera no regresar a su cargo de esa pretendida excursión.

En el caso de Wolfowitz, en cambio, el apoyo de Bush ya no parece ser tan sólido, luego de que el comité especial, que consideró el caso para la junta directiva del Banco Mundial, elevara un informe en el que se señala que aquél había violado expresamente el código de ética de la institución. La Casa Blanca comenzó a hablar de la consideración de opciones.

Lo más reciente es la noticia de que el propio Wolfowitz estaría dispuesto a renunciar al cargo si la junta directiva asume parte de la responsabilidad por las condiciones contractuales de su amiga, Shaha Riza. Es decir, el Sr. Wolfowitz negocia su salida. Habrá que ver lo que estará dispuesta a conceder la junta directiva del Banco Mundial.

El panel especial, que entregó su informe este pasado lunes, encontró que el aumento de remuneración obtenido por la Sra. Riza bajo la dirección del Sr. Wolfowitz había excedido el rango permitido por las reglas del banco. Riza, que trabajaba en el Banco Mundial antes de la llegada de su novio a la presidencia, fue transferida al Departamento de Estado norteamericano “para evitar un conflicto de intereses”. Su salario allí, sin embargo, continúa siendo pagado por el banco, y pasó de US$ 133 mil a US$ 193.590 luego de varios aumentos.

Ambos episodios son claras derrotas para el neoconservatismo, aunque una compensación se encuentra en la asunción de Nicolás Sarkozy a la Presidencia de la República Francesa. Ya se ha movido con rapidez, y en una hábil jugada ha nombrado a François Fillon, de notable experiencia negociadora con los sindicatos, en el cargo de Primer Ministro. Dígase lo que se diga, Sarkozy ha venido a trabajar.

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