La inyección de fondos que el Banco de la Reserva Federal, el banco central estadounidense, proporcionó en auxilio de un mercado de valores extraordinariamente volátil y en marcada y preocupante tendencia a la baja, no parece haber sido suficiente para calmar el nerviosismo de los inversionistas, como tampoco su decisión de reducir la tasa de descuento. Esta impresión se deduce de la llamativa baja de los papeles de deuda comercial, que para el día de ayer habían experimentado su mayor descenso semanal (4,23%) en los últimos siete años. La contracción del mercado de estos papeles comerciales soportados por activos—una buena parte de los cuales están ligados a compras de hipotecas subprime—a favor de un mayor interés en bonos del Tesoro norteamericano, impelirá a las empresas a buscar financiamiento para el corto plazo de otras fuentes, y las que no lo obtengan se verán forzadas, a su vez, a contraerse o, tal vez, a cerrar operaciones. El cuadro económico mundial, al menos a nivel de los mercados financieros, dista mucho de haberse afirmado. (A pesar de una cierta estabilización en mercados asiáticos, los europeos y el norteamericano continúan descendiendo).
Una buena noticia puntual, aunque de valor estratégico, proviene de la compra, por parte del Bank of America, de 2.000 millones de dólares en acciones preferidas de Countrywide. (La principal financista hipotecaria de los Estados Unidos). Hasta ayer se tenía a Countrywide en terapia intensiva, casi terminal, mientras se temía su quiebra al verse reducido a la mitad—desde un valor pico en febrero—su valor de capitalización. La reacción positiva a esta inyección del Bank of America fue instantánea. Countrywide experimentó un repunte de 12% en el valor de sus acciones, y ha salido de la lista crítica. El oportuno rescate funcionó admirablemente, y un efecto adicional ha sido el marcado descenso en el riesgo de la tenencia de bonos corporativos, suscitado por la misma operación del Bank of America.
Otros no han sido tan afortunados. El negativo proceso de los papeles comerciales soportados por activos afectó fuertemente a Coventree Inc., una empresa financiera canadiense que debió admitir su fracaso en la renovación de más de 4 mil quinientos millones de dólares (US) en esa clase de efectos. La firma está a punto de cerrar, pues prácticamente no tiene otras fuentes significativas de ingresos. La epidemia, en ruta de pandemia, ha tomado pie firme en Canadá.
¿Y por estos lados? El gobierno venezolano no ha tenido suerte con sus más recientes emisiones de valores, incluyendo el III Bono del Sur (Chávez-Kirchner), cuya emisión, “aplaudida” por Fedecámaras como esfuerzo por recoger liquidez y bajar presión inflacionaria, se vio obligado a suspender. Rodrigo Cabezas ha declarado que se esperará mejores condiciones que las actualmente prevalecientes en los mercados bursátiles del mundo, pero seguramente no ayuda a la cosa, por lo menos en lo atinente a este último papel, que sea noticia el escándalo del maletín de Antonini Wilson.
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