Fichero

LEA, por favor

George Soros es un personaje excepcional. Financista exitoso y filántropo comprometido, ha emprendido una cruzada a favor del establecimiento o fortalecimiento de “sociedades abiertas” en todo el mundo. Esto es, se trata de filantropía con apoyo teórico, centrado éste en la noción popperiana expuesta en The Open Society and its Enemies. (Karl Popper, Londres, 1945). Soros emigró de su nativa Hungría hacia Inglaterra cuando la Unión Soviética iniciaba el dominio de su patria. Allí se graduó en la London School of Economics, luego de haberse sostenido trabajando como mesonero y portero de ferrocarriles. Fue en esa venerable institución donde tomó contacto con el pensamiento de Popper.

Al inicio del capítulo 10 de su importante obra, Popper explica: “En lo que sigue, la sociedad mágica o tribal o colectivista será también llamada la sociedad cerrada, y la sociedad en la que los individuos confrontan decisiones personales la sociedad abierta”. El párrafo final reza: “Si deseamos seguir siendo humanos, entonces hay sólo un camino, el camino hacia la sociedad abierta. Debemos ir hacia lo desconocido, lo incierto y lo inseguro, usando la razón que podamos tener para planificar tanto como podamos a favor de la seguridad así como de la libertad”.

Esta aproximación de Popper es un discurso contra los colectivismos y totalitarismos de cualquier clase. Años más tarde (1961) escribiría “La miseria del historicismo”, en la que una disección lógica y metodológica del materialismo histórico marxista pone de manifiesto la falsedad del enfoque de Marx en cuanto a una inevitabilidad histórica del socialismo y el comunismo.

Las ideas liberales de Popper resonaron con las intuiciones propias de Soros, quien estableció una red de fundaciones entre las que destaca The Open Society Institute, “una fundación privada operativa y donadora, que busca moldear la política pública para promover el gobierno democrático, los derechos humanos, y la reforma económica, legal y social”.

Pero la acción de Soros va más allá de las instituciones que ha establecido, interviniendo como opinador y operador político de importancia. Recientemente, ha protagonizado una campaña de oposición a la política de George W. Bush, llegando al extremo de financiar organizaciones del campo demócrata que buscaban impedir la reelección del actual Presidente de los Estados Unidos. The Open Society Institute ha generado un comunicado por el que distingue la actividad filantrópica de Soros de sus posturas políticas particulares.

Esta Ficha Semanal #158 de doctorpolítico inicia una serie de tres entregas con discursos o fragmentos de textos de George Soros. En este caso, se reproduce acá su artículo La misión global de Europa, publicado por La Vanguardia el 26 de noviembre del año pasado. Es un texto característico de Soros: claro, inusual, casi irreverente.

LEA

Misión Europa

Europa está en busca de su identidad. Creo que es fácil de encontrar: la Unión Europea encarna el principio de una sociedad abierta, que podría servir como fuerza para una sociedad abierta global. Permítanme explicar a qué me refiero.

El primero en utilizar el concepto de una sociedad abierta fue el filósofo francés Henri Bergson en su libro Las dos fuentes de la moral y la religión. Una fuente, según Bergson, es tribal y conduce a una sociedad cerrada cuyos miembros sienten afinidad entre sí, pero temor u hostilidad hacia los demás. La otra fuente es universal, y lleva a una sociedad abierta guiada por los derechos humanos universales que protege y promueve la libertad del individuo.

Karl Popper modificó este esquema en su libro seminal La sociedad abierta y sus enemigos, publicado en 1944. Popper señalaba que las ideologías abstractas y universales como el comunismo y el fascismo pueden poner en peligro a una sociedad abierta. Como la pretensión de estas ideologías de poseer la verdad absoluta está destinada a ser falsa, sólo se las puede imponer a una sociedad mediante la represión y la compulsión. En cambio, una sociedad abierta acepta la incertidumbre y establece leyes e instituciones que le permiten a la gente con opiniones e intereses divergentes convivir en paz.

La UE encarna los principios de una sociedad abierta hasta un punto notable. Si bien sus principios guía no quedaron plasmados en una constitución, hasta esto puede ser apropiado en el caso de una sociedad abierta porque, como sostenía Popper, nuestra comprensión imperfecta no permite definiciones permanentes y eternamente válidas de los acuerdos sociales.

La UE nació mediante un proceso de ingeniería social gradual—el método que Popper consideraba apropiado para una sociedad abierta—, dirigido por una elite perspicaz y con fines determinados que reconocía que la perfección es inalcanzable. Procedió paso a paso, estableciendo objetivos limitados con cronogramas limitados y sabiendo que cada paso resultaría inadecuado y exigiría un paso más.

El enfoque del paso a paso se frenó con la derrota de la Constitución europea. La UE ha quedado en una posición insostenible, con una membresía ampliada de 27 estados y una estructura reguladora diseñada para seis. Se erosionó la voluntad política de lograr que el proceso siguiera avanzando. Se desvaneció el recuerdo de guerras pasadas. Los sentimientos nacionalistas, xenófobos están en aumento, agravados por la imposibilidad de integrar a las comunidades de inmigrantes.

Desafortunadamente, el desorden dentro de la UE es parte de una agitación global más amplia. EE.UU. solía ser la potencia dominante y marcaba la agenda para el mundo. Pero la guerra contra el terrorismo de Bush socavó los principios básicos de la democracia norteamericana. Socavó el proceso crítico que está en el corazón de una sociedad abierta al considerar antipatriota cualquier crítica. Peor aún, la guerra contra el terrorismo fue contraproducente. Aumentó la amenaza terrorista al crear víctimas inocentes y, a la vez, derivó en una caída precipitada del poder y la influencia norteamericanos.

La UE no puede ocupar el lugar de EE.UU. como líder del mundo. Pero sí puede marcar el ejemplo, tanto dentro de sus fronteras como más allá. La perspectiva de ser miembro de la UE ha sido la herramienta más poderosa para convertir a los países candidatos en sociedades abiertas. Si bien la mayoría de sus ciudadanos no lo perciben así, la UE funciona como un ejemplo inspirador. Pero es necesario que el pueblo de Europa se sienta inspirado por la idea de la UE como el prototipo de una sociedad abierta global. Y esto significa que la UE precisa una política exterior común. Ésta es la única parte de la constitución europea que debe rescatarse con premura. Mientras tanto, no debería permitirse que la falta de una reforma institucional sirva como excusa para la inacción.

La UE ya cuenta con amplios recursos como para tener impacto en la escena mundial: la mitad de la asistencia mundial para el desarrollo en el exterior; el mayor mercado único en el mundo; 45.000 diplomáticos; la perspectiva de utilizar el comercio, la ayuda y la membresía como catalizadores para alentar a los estados vecinos a convertirse en sociedades abiertas.

Cuando Europa haya adoptado una política común habrá logrado persuadir a otros, entre ellos EE. UU., de cambiar sus posturas. Pero con demasiada frecuencia la UE no está a la altura de su potencial. Por ejemplo, Europa hizo pocos progresos a la hora de formular una política energética común. Como resultado, cada vez depende más de Rusia. Más, el trato que la UE da a Turquía está empujando a un aliado importante en la dirección equivocada. También se están gestando problemas en algunos de los países miembro recientemente admitidos, como Hungría y Polonia, donde la UE podría ejercer un papel más activo en cuanto a promocionar la estabilidad política.

De más está decir que una política exterior común no debería ser antinorteamericana. Una postura de este tipo sería contraproducente, porque reforzaría la división de la comunidad internacional que inició la Administración Bush. Pero la UE puede marcar un ejemplo de cooperación internacional que EE. UU., bajo un liderazgo diferente—cosa que probablemente suceda—terminaría emulando.

George Soros

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