Dos críticas distintas han sido dirigidas sobre Raúl Isaías Baduel, pero se hermanan en una cosa: provienen ambas de posiciones extremas. El chavismo radical ha optado por ignorar el fondo de su oposición a la “reforma” constitucional de Chávez y descalificarlo con meros epítetos. El oposicionismo radical estuvo de acuerdo con su entera exposición… hasta que recomendó ir a la votación para decir no. Allí se perdió esa cosecha, dijeron los ultrosos de la oposición. Para ellos, Baduel ha debido decir todo lo previo y de seguidas llamar a la abstención. Uno que otro militar alborotado dice: “Mi general Baduel apuntó mal. Todo iba muy bien, hasta que llamó a votar. Ahí nos decepcionó”.
Pero Baduel no ha decepcionado a una persona muy particular: un influyente teórico marxista, cuya opinión pesa sobre toda la izquierda latinoamericana y aun en el pensamiento neo-marxista mundial. La referencia es a Heinz Dieterich, quien hasta no hace mucho era uno de los más importantes apoyos teóricos de Chávez. Dieterich acaba de escribir un preocupado artículo (8 de noviembre) sobre el distanciamiento de Chávez y Baduel. En su texto no sólo sale Dieterich en decidida defensa de la trayectoria y personalidad de Baduel, no sólo considera que con su reciente jugada éste “procura ocupar el centro político del país”, sino que recomienda a Chávez la búsqueda de un acuerdo con su antiguo Ministro de Defensa y además se atreve a decir: “Es evidente que la nueva Constitución no es necesaria para avanzar el carácter antiimperialista y popular del proceso bolivariano que encabeza el Presidente en los ámbitos nacional e internacional, ni tampoco es necesaria para avanzar hacia el Socialismo del Siglo XXI”. O sea, dice a Chávez que su proyecto de “reforma” constitucional es enteramente prescindible y, de paso, se refiere al mismo como lo que verdaderamente es: una “nueva Constitución.
Ya antes, el 2 de agosto de este año, Dieterich había insertado otras advertencias en su sitio web. Allí, en torno al problema de un “socialismo del siglo XXI”, pone: “Después de dos años de discusión, en gran medida caótica, irrespetuosa y superficial, que empieza a mermar la credibilidad del discurso socialista del Presidente, es una necesidad política para Hugo Chávez y la Revolución bolivariana pasar a la etapa del debate científico”.
Algo muy grave está ocurriendo ahora mismo en las entrañas y el contexto del chavismo, cuando el interesado consultor Dieterich se arriesga a dejar sentado por escrito que está mermando “la credibilidad del discurso socialista del Presidente”.
Y no es sólo el alemán; el 1º de noviembre, una nutrida Sala 1 de Parque Central alojaba un foro-bautizo del libro ““La Revolución Bolivariana: Nuevos desafíos de una creación heroica”, escrito por Amílcar Figueroa. El panel de comentaristas, que incluía a Douglas Bravo, desató una feroz crítica contra Chávez y su proyecto de “reforma” constitucional. Hubo quien lo llamara “el nuevo Führer”.
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