La mera consideración de una poderosa idea, hasta ahora meramente esbozada, fue capaz ayer de inyectar una sorprendente confianza al mercado de valores en la Bolsa de Nueva York, lo que coronó un día de ganancias en Asia y Europa. Lo más llamativo fue el súbito aumento en el precio de las acciones de algunos bancos, que hasta hace nada estuvieron asediados por la incertidumbre y la desconfianza. Así, por ejemplo, Citigroup y Bank of America vieron aumentar su posición en más de 13%, mientras que los europeos se adelantaron con un impulso en las acciones de Deutsche Bank AG y Barclays Plc de al menos 18%. El índice S&P 500 mostró ganancias por cuarto día consecutivo, en su mejor desempeño desde noviembre y el promedio industrial Dow Jones conquistó más de doscientos puntos.
El detonante de tan optimista reacción fue el anuncio de que, tal vez la semana que viene, el equipo económico del nuevo gobierno de los Estados Unidos esboce las características de un banco de salvamento que planearía establecer, al que ya se le ha adjudicado el decidor nombre de Badbank. Esta entidad, se anticipa, compraría de los bancos privados los “activos tóxicos” que constituyen el principal obstáculo al regreso de la confianza financiera. En verdad, sería un mal banco aquel que se empeñara en adquirir activos de dudoso valor. Se habla de one trillion dollars—un billón castellano de dólares—para esta operación, cuyo dueño sería el FOGADE norteamericano, la Federal Deposit Insurance Corporation (FDIC). La agencia Bloomberg califica el plan como un intento de “quebrar el espinazo de la crisis crediticia”.
Al optar por este diseño, el gobierno estadounidense puede extender su alivio a los mismos ciudadanos endeudados, cuyos créditos forman los activos a adquirir. Desde el Badbank, la FDIC podría extender facilidades que permitieran una reestructuración benevolente de los créditos, y a sus emproblemados beneficiarios la oportunidad de cumplir con sus obligaciones.
Otra ventaja obvia es que se elude la estatización de la banca privada de los Estados Unidos, aunque no deja de producir un cierto escalofrío el solo tamaño de la entidad que sería establecida, que empequeñecería al más grande de los bancos comerciales.
Barack Obama ha convocado a un esfuerzo conjunto de todos los estadounidenses para conjurar la inmensa crisis de la economía y, añadiendo los hechos a las palabras, emite claras señales de que el gobierno federal está dispuesto a asumir la parte de carga que le toca.
¿Responderán todos los ciudadanos de Estados Unidos del mismo modo solidario? Uno se pregunta esto cuando se entera de que ciertos bufetes de abogados en ese país cobran más de 18 dólares por minuto (unos 1.100 dólares por hora), como honorarios de consulta a empresas que se encuentran en proceso de quiebra. Suena como codicia: la avidez profesional que se prende de la necesidad urgente de clientes debilitados, una costosa y especializada terapia intensiva sobre pacientes a punto de morir.
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