Fichero

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Esta Ficha Semanal #232 de doctorpolítico es más bien una antificha. En apariencia sería un apoyo a la idea de una Medicina Política o una Política Clínica, puesto que viene redactada enteramente en términos de metáforas de la patología. Sin embargo, se trata de un uso metafórico superficial, meramente vistoso, con algo—sin duda—de poder pedagógico, pero sin integración a un paradigma sólido de la política como arte de carácter médico.

Se trata de la reproducción de un artículo de la productora de televisión inglesa Hazel Henderson, aficionada a la economía y la futurología, predicadora de la ética en la conducta económica. (Ethical Markets: Growing the Green Economy). La pieza en cuestión fue dada a conocer por InterPress Service el 9 de enero de este año, y lleva por título “Diagnóstico del cuerpo político económico”. (Diagnosing the economic body politic). Es la traducción de este artículo lo que compone la ficha #232.

Aunque la lectura de su texto se tropezará con imagen tras imagen tomadas de la terminología médica, no hay tras ellas una fundamentación seria para su empleo, y una que otra son mutuamente contradictorias. No basta la metáfora para hacer ciencia, aunque en ciertos casos puedan alcanzar valor heurístico; es decir, relativo al descubrimiento y la invención. El profuso empleo de analogías médicas, algunas más acertadas que otras, es, sin embargo, un indicador cultural de cuán listos estamos para exigir una seriedad clínica al ejercicio político. De algún modo se percibe que tenemos derecho a obtener de los políticos un nivel de idoneidad que damos por sentado como exigible de los profesionales de la salud.

Naturalmente, es posible adoptar una postura médica en política y economía con verdadera responsabilidad profesional. Esta publicación ha dado cuenta, por ejemplo, de la proposición formal de Jeffrey Sachs en su libro The End of Poverty (2005), cuyo capítulo cuarto fuera llamado “Economía Clínica” y describe un protocolo médico para la actuación profesional de los economistas. Antes, en 1993, el economista venezolano José Toro Hardy organizó sus “Fundamentos de Teoría Económica” en una parte anatómica, una fisiológica y una patológica. Antes todavía, en 1984, quien escribe ya proponía una aproximación médica a la política, no sin reconocer los antecedentes de Rudolf Virchow—fundador de la Patología y miembro del Reichstag en época de Bismarck—y de observaciones de Yehezkel Dror. (Policy sciences are, in part, a clinical profession and craft). Y, obviamente, la marca bajo la que se edita esta publicación es doctorpolítico, precisamente en reivindicación del carácter médico en la política exigible.

Con las salvedades hechas, pues, se trae a la atención de los suscritores de esta publicación el artículo de Henderson. En su exposición afloran preocupaciones legítimas junto con frecuentes prescripciones dogmáticas, no exentas de simplismo y contradicción. Se ha vestido con ropa hospitalaria, pero no es un texto de Medicina Política.

LEA

Abuso metafórico

En 2008, los principales medios estuvieron repletos con diagnósticos de las enfermedades de la economía de los EEUU. Los banqueros centrales, los políticos y sus consejeros económicos buscaban explicar el desmayo de la economía en términos médicos. Se describió al paciente económico como si sufriera un ataque cardiaco, un síncope, un colapso, una pérdida de vigor animal, una pérdida de confianza. Se describía a nuestro cuerpo económico en shock, necesitado de inyecciones de liquidez, de una sala de emergencias, de resucitadores, de un quirófano, de respuesta a la medicación y de, ojalá, una sala de recuperación.

Echemos una mirada a estas profusas imágenes que conjuraron los expertos económicos y veamos si puede haber algunas evaluaciones médicas más realistas. Puesto que parece obvio que nuestra economía requiere una reestructuración, veamos cuán deformada llegó a ser en el último cuarto de siglo. Sabemos que nuestro cuerpo económico sufre de un crecimiento canceroso de su sector financiero que hizo metástasis hasta un 20% del PIB. Un sector financiero normalmente eficiente, análogo al sistema circulatorio de suministro sanguíneo, no necesita ser más grande que el 10% del PIB.

Despleguemos, pues, el diagnóstico en términos médicos más amplios. El cuerpo económico sufre de:

– Un corazón y un sistema circulatorio recrecidos. A diferencia del viejo remedio médico de la sangría, los doctores económicos de hoy parecen preferir el suministro sanguíneo del cuerpo, creando hematomas en el sector bancario. La inyección de liquidez ha conducido a edemas con hemorragia y coagulación en varios órganos y sectores. Puede ser que la cirugía de bypass sea la respuesta para reducir a las hinchadas (“demasiado grandes para fallar”) firmas de Wall Street, bancos y compañías “aseguradoras” mientras se redirecciona las transfusiones a los dueños de viviendas, negocios de Main Street, estudiantes, presupuestos de los estados, la extensión de beneficios de desempleo, estampillas de alimentos, escuelas, cuidado de la salud, servicios humanos y fundaciones caritativas.

– Disfunciones del sistema inmunológico, que han comprometido las funciones reguladoras de sus células de vigilancia, el hígado, los riñones y otros órganos vitales, causando el crecimiento de organismos tales como los CDO, SIV, CDS y una variedad de invasores externos irreconocibles. Aquí se necesita el remedio de potenciar los anticuerpos de la inmunidad, los vigilantes, los periodistas de investigación y los blogueros. Otras prescripciones deben incluir el lavado de desperdicios (“activos tóxicos”) de los bancos, los fondos de protección y las compañías de seguros, simplemente llevándolos a pérdida y permitiendo que las compañías imprudentes fracasen y vayan a la quiebra.

– Atrofia esquelética y muscular en tanto se desmanteló los sectores productivos y la manufactura vertebral, la infraestructura, las plantas, los equipos y la producción de bienes se desplazó hacia la mano de obra más barata de otros países menos regulados. La columna de la economía sufrió un deterioro, al pasar a malas condiciones los diques, el tratamiento de desechos, las fuentes de agua, los puentes, las represas, las carreteras y los ferrocarriles. Es un obvio remedio llevar nuevas transfusiones de sangre a la circulación para oxigenar y restaurar los tejidos, los huesos y los tendones.

– Sobrepeso y acumulación de depósitos grasos en los tejidos, a causa de sobreinversión en automóviles para el transporte mientras pasa hambre el tránsito masivo y se impide el ciclismo, los paseos y los parques para mantener el vigor en las ciudades y la infraestructura. Hay remedios a la mano para el estímulo de la revitalización urbana y el reequipamiento de la infraestructura de las ciudades con paseos para peatones, tránsito masivo y revertir el desordenado despliegue urbano.

– Recrecimiento disfuncional de un complejo médico-industrial que se traga 16% del PIB y un complejo militar-industrial que devora 500 mil millones de dólares al año. La cura de estas condiciones exige un desplazamiento hacia programas de bienestar y cuidado de la salud que sean preventivos, universales, de pagador único y holísticos, y de presupuestos de armas hacia la diplomacia y mejores servicios de información e inteligencia.

– Atrofia cerebral y nerviosa debida al entumecimiento mental de los medios de comunicación principales. La publicidad induce la compra impulsiva, una baja autoestima y el desperdicio consumista, mientras ofusca la comprensión pública de la necesidad de cambiar los combustibles fósiles por un uso eficiente de los recursos con una energía limpia, ecológica y renovable. Los remedios incluyen la expansión de la teledifusión pública, estándares éticos para la publicidad, el financiamiento público de las campañas políticas, la restauración de la doctrina de equidad, la provisión de igualdad de tiempo de la FCC mientras se reconstruye escuelas que se derruyen, se revisa currículos obsoletos y se paga adecuadamente a los maestros. Serán necesarios programas de readiestramiento para reubicar el exceso de economistas, abogados, administradores, comerciantes de opciones, analistas cuantitativos e ingenieros financieros hacia el cumplimiento de tareas útiles, incluyendo la ingeniería real, la remodelación de edificios, la restauración de parques y terrenos de juego, el voluntariado en bancos de alimentación, hogares de cuidado de infantes y la alfabetización de nuestro 20% de analfabetas.

– Constipación y acumulación de desechos tóxicos en órganos del cuerpo, el colon, el hígado y los riñones, lo que conduce a una incapacidad de lavar los activos tóxicos de los balances mediante las pérdidas y bancarrotas apropiadas. Acumulación de polución a causa de falta de supervisión reguladora y exigencia de eliminación de sustancias tóxicas. Las prescripciones incluyen la restricción del cabildeo y las contribuciones políticas, el vigoroso imperio de la ley y una nueva regulación para aumentar los estándares ambientales y de salud y seguridad públicas. La compactación del sector financiero debe incluir el fraccionamiento de bancos exageradamente grandes, la prohibición de credit default swaps, y otros derivados turbios, el restablecimiento de la ley Glass-Steagall para separar la banca de la correduría, la banca de inversión y los seguros, al tiempo que se prohiba la venta corta y se restablezca la regla de las pequeñas ganancias y el pequeño impuesto a todas las transacciones.

– Desórdenes psicosomáticos, incluidos el narcisismo, los sentimientos de derecho adquirido, temores sin fundamento, adicción al petróleo, uso excesivo de medicamentos y una incapacidad para aceptar la realidad y reconocer las nuevas condiciones globales. Los remedios incluyen endurecimiento de algunas otras economías de la familia humana que nos prestan unos 3 mil millones de dólares diarios para sostener nuestros hábitos de consumo excesivo, incluyendo China, Japón y las naciones de la OPEP. Otra prescripción clave es un pequeño impuesto sobre las transacciones diarias en divisas de más de 2 billones de dólares, de las que 90% es especulativo. Esto estabilizaría la turbulencia monetaria y proveería miles de millones de dólares para alcanzar las Metas del Milenio de las Naciones Unidas de proveer salud y educación a todos los miembros de la familia humana y reducir la pobreza. La evasión de impuestos y el lavado de dinero pueden ser más estrechamente vigilados y castigados, al tiempo que las transferencias costa afuera a burdeles financieros puedan ser cauterizadas y cerradas.

¿Tiene cura el cuerpo económico de los EEUU? ¡Sí! El rejuvenecimiento y las reformas están en la agenda de la nueva administración Obama, así como planes para realizar cirugía reconstructiva de la economía, hacia una nueva base solar, eólica y geotérmica y una infraestructura más eficiente. A medida que el resto del mundo descanse menos sobre el dólar estadounidense, los consumidores de los EEUU abandonarán muchas viejas adicciones y los productores crearán economías locales más sostenibles. Las industrias tumefactas se compactarán y las firmas ineficientes desaparecerán. Los viejos sueños de los “dueños del universo” de Wall Street y las aventuras militares y el imperio de los viejos muchachos podrán disolverse tranquilamente.

Hazel Henderson

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