Telón de fondo
Los últimos cuatro meses del proceso político nacional han puesto de manifiesto que el proyecto oficialista dista mucho de tener apoyo unánime entre los electores venezolanos. Éste es mayoritario, sí, y se mostró el 23 de noviembre con una mayoría de gobernaciones y, especialmente, de alcaldías obtenidas por candidatos oficialistas, así como a través de la aprobación de la enmienda que permite reelecciones indefinidas en el reciente referéndum del 15 de febrero.
Sin embargo, en lo tocante a los resultados del 23 de noviembre en materia de gobernaciones, el gobierno perdió algo de terreno[i] en comparación con las que obtuvo el 30 de octubre de 2004, pues la oposición capturó tres gobernaciones adicionales (Carabobo, Miranda y Táchira) a las dos que tenía (Nueva Esparta y Zulia). A éstas debe añadirse la pérdida oficialista de dos bastiones municipales muy significativos: la Alcaldía Metropolitana de Caracas y la Alcaldía del Municipio Sucre del Estado Miranda.
A partir de tales resultados, y a pesar de que continúan siendo afectos al proyecto oficialista 18 gobernadores y 263 alcaldes, el gobierno nacional lanzó dos ofensivas simultáneas, dirigida la primera a erosionar las posibilidades de gestión de gobernadores y alcaldes de oposición y su ámbito de poder, y la segunda a obtener, por la vía de la enmienda constitucional, lo que realmente le interesaba del proyecto de reforma que fuera rechazado por muy exigua mayoría el 2 de diciembre de 2007: la reelección presidencial indefinida.
El 15 de febrero, 55% de los votos emitidos fue positivo para la enmienda propuesta, pero algo más de 5 millones de votantes (45%) se expresó en contra. Tanto porcentualmente como en números absolutos, resultó evidente que el presidente Chávez suscita una oposición muy voluminosa, de casi la mitad del país.
A pesar de esta circunstancia y de los llamados al diálogo y la cooperación de parte de gobernadores y alcaldes de oposición, y hasta de voces afectas al oficialismo (notablemente la de José Vicente Rangel), el presidente Chávez optó por arreciar su ofensiva, y adicionar el frente económico al político. Es decir, en obvia tergiversación de los significados electorales, transformó lo que era una decisión constituyente puntual en un cheque en blanco a favor de su agenda ideológica y la expansión de su poder a costa de factores públicos y privados que no le son favorables.
La ejecución de esta ofensiva ha sido implacable: empleando tanto la fuerza pública como los activistas de choque a su disposición, ha ordenado y practicado nuevas estatizaciones y expropiaciones y desatado el acoso simultáneo de los mandatarios regionales y locales de oposición, cuyo triunfo de noviembre le irritaba.
El despliegue de esta voracidad y agresividad coincide con la imposibilidad de diferir decisiones económicas contractivas e impopulares, y sirve para disimular estas últimas.
Es ante este panorama que quienes se propongan actuar políticamente, para proporcionar al país tratamientos eficaces a sus problemas públicos principales y superar tan pernicioso proceso, deben reunir la claridad e inteligencia necesarias a una doble tarea: la superposición de un nuevo discurso y una nueva gramática política a través de una especie diferente de organización política y voces frescas, y la contención de la agresividad gubernamental cotidiana mientras lo primero se completa. Si bien la solución de fondo, la salida estratégica a plazo duradero es el establecimiento de la nueva organización mencionada, no puede ser soslayado que la Nación requiere una oposición eficaz de todos los días, la gestión táctica de la batalla cotidiana con mejores instrumentos y configuraciones.
Es el propósito de esta presentación dar cuenta de trabajos en la primera dirección y ofrecer sugerencias tal vez útiles a la segunda.
La necesidad estratégica:
Por debajo del proceso oncológico de la dominación chavista, hay una condición patológica que lo precede y lo permitió: una insuficiencia política crónica (al menos desde 1984) y grave causada por la esclerosis paradigmática del liderazgo político convencional. El paradigma político prevaleciente es todavía el que entiende la política como lucha por el poder, desde un partido que no puede entenderse sino ubicado en algún punto del intervalo definido por los polos de extrema izquierda y derecha extrema. El chavismo es la exacerbación de ese concepto: la práctica de la Realpolitik hasta sus últimas consecuencias desde un izquierdismo infeliz, extremo y sin destino.
Tal paradigma puede ser sustituido, como comienza en la práctica a ocurrir[ii] aun antes de que las elaboraciones teóricas parezcan existir. Es desarrollo conceptual fundamentalmente venezolano que el nuevo paradigma político, que sustituirá al prevaleciente, es de carácter clínico, y su aceptación está a punto, pues se percibe con claridad una reciente y creciente emergencia[iii] de su postulado fundamental y sencillo: que la Política sólo cobra sentido como el oficio de resolver los problemas de carácter público.
Pero la expresión efectiva de un paradigma político se lleva a cabo mediante el vehículo de una organización que lo practique y difunda. Es la construcción de una organización que porte y difunda ese paradigma la tarea política más importante del nivel estratégico.
En la actualidad, se inicia en el IFEDEC, en labor de ingeniería genética, el desarrollo de una opción para la organización requerida. Las siguientes son las hipótesis fundamentales que guían este desarrollo:
- La organización no es un partido político convencional definido por una ideología, ni nace para oponerse o desplazar a los partidos. Se rige por una metodología y pueden pertenecer a ella miembros de partidos.
- La organización no lo es de organizaciones, sino de ciudadanos.
- La organización no se define como instrumento de la “comunidad opositora”, y su apelación universal pretende ayudar a subsanar el problema de un país dividido[iv].
- La misión fundamental de la organización es la de elevar la cultura política de la ciudadanía en general[v], y la de formar a personas con vocación pública en el arte de resolver problemas de carácter público, esto es, en Política.
- La organización establecerá una unidad de desarrollo de políticas públicas, a ser sometidas a la consulta más amplia posible.
- La organización facilitará la emergencia de actores idóneos para el ejercicio de las funciones públicas.
- La organización será establecida inicialmente en los espacios de Internet. El país contaba con 7.167.000 internautas a fines de 2008 (desde el nivel de 5.500.000 a comienzos de año), de los que más del 60% se ubican en las clases D y E. El 90% de esta población usa conexión de banda ancha.
- La organización deberá estar en condiciones operativas en un plazo no mayor de seis meses desde ahora, a tiempo para incidir determinantemente en las elecciones de diputados a la Asamblea Nacional.
Mientras progresa el desarrollo de esta opción organizativa, el IFEDEC ofrecerá talleres para explicar con más detalle el concepto y su estado de elaboración.
La gestión de la batalla cotidiana:
La contención del avasallamiento oficialista es posible, y en más de una ocasión se ha revelado como eficaz[vi]. Hoy más que nunca, cuando el gobierno busca reducir a la impotencia los mandatarios estadales y locales que no le obedecen, y vulnerar o eliminar de un todo a importantes centros de poder económico, es preciso organizarse para esa contención[vii]. Dicho de otro modo, esta contención necesita un aparato especializado. Quienes asignan recursos financieros o comunicacionales deben propiciar su establecimiento y facilitar su acatamiento por actores autónomos.
Es este aparato el cliente necesario de una instancia que ha venido siendo propuesta con insistencia: la de una “sala situacional”[viii]. En verdad, conviene a un aparato de contención el auxilio de una función que recabe inteligencia, en posible anticipación de los movimientos del gobierno.
El aparato de contención debe responder a la guía de un jefe único. Al independizarse trece colonias del dominio de Jorge III de Inglaterra, no se produjo el nombramiento de trece generales en jefe, sino el de uno solo: Jorge Washington. Lo mismo debe hacerse en Venezuela ahora. La solución no es una instancia suprema colegiada, como se probó ya con poco éxito en tiempos de la Coordinadora Democrática. Al jefe del aparato deberá darse autoridad y recursos para que establezca el estado mayor y las unidades funcionales que hagan falta. Deberá ser persona inteligente y experimentada, que comprenda la verdadera naturaleza de la guerra y no sea meramente algún fanfarrón que sólo atine a predicar valentías radicales e inviables con envoltura moralista[ix].
Esta jefatura no guarda relación alguna con una candidatura presidencial, y quien la ejerza no deberá pretender que ésta se desprende de su trabajo. Eisenhower fue candidato ocho años después que concluyera la guerra que su jefatura militar ganara en Europa, y su mando se rodeó de discreción. Patton, que estaba bajo su mando, y MacArthur que operaba en el Pacífico, hasta Marshall en su momento, tuvieron más exposición pública que Eisenhower.
El aparato no debe exigir a gobernadores y alcaldes de oposición su participación en la lucha. Éstos deben en principio restringirse al cumplimiento de las funciones para las que fueron electos, y a la defensa de sus administrados y sus atribuciones, en ocasiones federados con colegas amenazados. Si el oficialismo abusa de los cargos que acumula involucrándolos en el combate partidista, no debe reproducirse esa conducta de este lado[x]. El aparato puede y debe, eso sí, facilitar información a los gobernadores y alcaldes de oposición y defenderles.
El aparato de contención hará bien en alejarse del protocolo de acusación ritual que cada día añade unas cuantas páginas al prontuario del régimen, sin atinar a refutarlo[xi]. El trabajo de fondo es el esbozado en la sección anterior: superponer al discurso chavista uno de nivel superior, capaz de extinguirlo. Pero mientras eso está disponible, es preciso construir refutaciones[xii].
Un método para producir metódicamente las refutaciones necesarias es la de marcación individualizada sobre cada funcionario o vocero importante del gobierno, incluyendo, por supuesto, al propio presidente Chávez. “Los dispositivos de defensa en la práctica del fútbol adoptan básicamente una de dos configuraciones: la llamada marcación o defensa de zonas, por la que se asigna a cada jugador la responsabilidad de cubrir un determinado territorio del campo de juego, o la usualmente más eficaz marcación de hombre por hombre… En el fragor de la presente lucha política nacional pareciera que los opositores al gobierno han optado por una marcación de zona. Todo el mundo se mete con todo el mundo… Tal vez valga la pena intentar ahora una marcación hombre a hombre”[xiii].
Es claro que la labor de contención no se limita a la refutación del discurso oficial, y que debe incluir operaciones de otra naturaleza, incluyendo publicaciones, emisiones radiales y televisadas, protestas y otras acciones de calle, así como presiones sobre las instituciones públicas—a pesar de su obsecuencia—y comunicaciones e interacciones con actores internacionales.
Apostillas:
- Es ya de cultura general la útil fórmula 80-20 de una “distribución de Pareto”: en términos gruesos, que usualmente el 20% de los factores producen el 80% de los resultados. A pesar de que la labor de construcción de una organización política, de código genético distinto del de un partido convencional, es la avenida estratégica de mayor profundidad, ineludible para la superación del actual y muy preocupante estado de cosas, y a pesar de que el suscrito está involucrado precisamente en esta tarea, es su recomendación que el 80% de los recursos obtenibles sea dedicado a la labor inmediata de contención. La tarea estratégica debe asumirse desde una compacta estructura de costos, informatizada, ágil, hasta que en operación normal pueda captar sus recursos de la Red. El 20% del “diezmo” debiera serle más que suficiente. Aprovecho aquí para ofrecerme como soldado para misiones que el jefe del aparato estime que pueda realizar. Esto es, por más que quiera trabajar en el largo plazo, estoy dispuesto a labores de contención en lo que sirva.
- Melquíades Pulido escribió hace poco a alguien: “Continuamos en la búsqueda de la letra de la ‘tesis política’.” A continuación añadió: “Esperemos que surjan los cantantes. La ventaja tuya es que puedes ser un cantautor”. Y es éste un concepto atinadísimo. No existe el programa de gobierno del Partido Republicano, como no existe el del partido Demócrata. Existen y existieron las plataformas de McCain y Reagan, las de Clinton y Obama. Las tesis políticas vienen encarnadas, por lo que es probablemente ilusorio componer la canción y su letra en un laboratorio para que luego cantantes que no la hicieron la interpreten. Si desplazamos el esfuerzo de un diseño consensual de la tesis, para buscar figuras concretas (cantautores) que de una vez traigan algo en la bola, resolveremos de un golpe el tema de la tesis y al mismo tiempo el “problema de la contrafigura” (You can’t fight somebody with nobody).
Luis Enrique Alcalá
NOTAS
[i] Diez días antes de la votación del 23 de noviembre, la Carta Semanal #311 de doctorpolítico concluía: “es razonablemente probable que la conclusión a la que llegará el 70% de la población que no es chavista será que el gobierno habrá visto reducirse su dominación el 23 de noviembre de 2008. Esto será suficiente, por ahora”. Tres semanas después (#314, 4 de diciembre de 2008) reportaba: “Luis Vicente León, Director de Datanálisis, ha apuntado con aguda penetración una razón del agite [la iniciativa de enmienda]: ‘Si él [Chávez] permitía que se incrustara la idea de que la oposición era fuerte por haber ganado en estados clave, las posibilidades de plantear la enmienda se le complicaban’. Está claro que el tema del 23 de noviembre no es uno que quiera seguir discutiendo”.
[ii] “La victoria de Obama no señala un desplazamiento ideológico en este país. Significa que el público americano se ha hartado de las ideologías”. (Roger Simon, Capitol News, 5 de noviembre de 2008). “Nicolás [Sarkozy] ha adoptado el bipartidismo no sólo con una gracia natural, sino también con un sincero abrazo de corazón. Él se yergue en el moderno molde post-ideológico”. (Tony Blair, TIME Magazine, edición “Hombre del Año 2008”). “Pienso que recibimos un fuerte mandato de cambio… Esto significa un gobierno que no esté impulsado ideológicamente”. (Barack Obama, TIME Magazine, edición “Hombre del Año 2008”).
[iii] El libro de John A. Vásquez, The power of power politics (1983), demuestra la crisis de ineficacia explicativa y predictiva del paradigma que concibe a la actividad política como proceso de adquisición, intercambio y aumento del poder detentado por un sujeto de cualquier escala. (Individuo, corporación, estado). Jeffrey Sachs dedica todo el capítulo cuarto (Clinical Economics), de su libro The End of Poverty (1985) a la siguiente proposición: «Propongo un nuevo método para la economía del desarrollo, una que llamo economía clínica, para subrayar las similitudes entre la buena economía del desarrollo y la buena medicina clínica».
[iv] El presidente Velásquez, luego de un inventario panorámico de nuestra historia política, diagnóstico así el 16 de febrero en la Peña: “El país está dividido”.
[v] Bárbara Tuchman (The March of Folly, 1984): “The problem may not be so much a matter of educating officials for government as educating the electorate to recognize and reward integrity of character and to reject the ersatz”. Neil Postman y Charles Weingartner, en Teaching as a subversive activity (1969), postulan que una función principalísima de la educación es proveer a los educandos con un “detector de porquerías”.
[vi] En 1999 se obligó al Ejecutivo a rehacer la redacción del decreto que convocaba a referéndum para decidir si se elegiría una asamblea constituyente. Más recientemente (2008), el gobierno debió retroceder en la imposición de normas demagógicas de admisión a las universidades, el currículo “bolivariano”, la declaración de las FARC como insurgentes, la prohibición de aumentar el costo de los pasajes en Caracas, el cobro de la transmisión de videos de Venezolana de Televisión, la Ley de Inteligencia y Contrainteligencia. (“Ley sapo”). Este mismo año debió mostrar a la comunidad judía venezolana, aunque sea momentáneamente, solidaridad y cooperación tras el ataque a la sinagoga de Maripérez, y deslindarse, aunque sea en meras palabras, de las operaciones del Colectivo La Piedrita.
[vii] Cinco días después del referéndum revocatorio del 15 de agosto de 2004, estimaba la Carta Semanal #100 de doctorpolítico: “Sería ingenuo suponer que ahora Chávez no apretará una tuerca más. La ley de policía nacional, la amenaza de renacionalizar la CANTV (tiene los reales), la ley de contenidos, una nueva ley de cultos, la toma de las universidades y nuevas represiones penales contra sus más detestados oponentes, están a la vuelta de la esquina. Urge encontrar el modo de tomarle la zurda muñeca que empuñará la llave inglesa y dificultarle el opresivo giro con el que querrá expandir su totalitaria y quirúrgica manera de gobernar”.
[viii] Sobre todo desde que el presidente Chávez famosamente saludara y agradeciera la suya en la noche del 15 de febrero, y varias decenas de personas se levantaran a recibir el saludo y la gratitud.
[ix] No es la jefatura indicada la de quienes propugnan, carentes de toda imaginación política, recetas violentas que ni siquiera existen como posibilidad. Típicamente, trabajan con bajeza y anonimato en el descrédito de figuras que, como la de Teodoro Petkoff, reúnen los talentos requeridos.
[x] Cuando Chávez, al término de las elecciones del 23 de noviembre, anunció la ofensiva de la enmienda constitucional, se opinó en la Carta Semanal #314 de doctorpolítico, del 4 de diciembre pasado: “Es encomiable, por caso, el valiente y claro llamado de Jon Goikoetxea a vencer la pretensión continuista; tiene razón al estimar que el despropósito presidencial será derrotado. Pero carece de ella cuando convoca a los gobernadores y alcaldes opositores para que se sumen como protagonistas de la cruzada. Reporta El Universal: ‘Los gobernadores y alcaldes electos tendrán un papel importante que jugar, según el líder estudiantil’. Dijo Goikoetxea: ‘Ya estamos dispuestos a empezar, hay que hacerlo en coordinación con los representantes recientemente electos, porque tienen la legitimidad y la obligación; los escogimos no sólo para ser buenos gobernadores y alcaldes, sino para tomar la delantera en este proceso, para que sean voceros y defensores de la libertad en Venezuela’. Es una interpretación fundamentalmente equivocada. De nuevo, si se criticaba a HacheChé porque quiso nacionalizar unas elecciones de ámbito local, resultaría inconsistente que ahora se convoque a gobernantes estadales y municipales a involucrarse en la inminente confrontación”.
[xi] “Nuestra oposición ostensible acusa a Chávez, pero no le refuta. Los medios de comunicación del país debieran ofrecer espacio a un ejercicio argumental diferente al del mero discurso opositor. Y a quienes sean capaces de formularlo y decirlo”. (Carta Semanal #60 de doctorpolítico, 30 de octubre de 2003). “La pregunta realmente importante es, evidentemente, ¿qué hacer ante la aplanadora que Chávez ha puesto en movimiento? Hay algo que no es lo que debe hacerse, y es el mero señalamiento de una inconformidad… Una vez más: a Chávez se le acusa pero no se le refuta. Ocho años de desmanes incontenidos, en los que la oposición se ha limitado a engrosar un prontuario, a nutrir un catálogo de acusaciones, han puesto de manifiesto la ineficacia de tal estrategia”. (Carta Semanal #220, 11 de enero de 2007).
[xii] Como fuera, por caso, el eficaz trabajo de Beatriz Adrián (Globovisión) sobre el tema de las remuneraciones de los asambleístas.
[xiii] Citas tomadas de la Carta Semanal #77 de doctorpolítico, 11 de marzo de 2004.
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