Cartas

De nuevo en vena jeffersoniana, puede uno apuntar que el gran estadista norteamericano no tuvo muy buenas relaciones con la prensa de su país, ni antes de su presidencia ni durante o después de ella. (Entre 1801 y 1809 no se conoció radio, televisión o Internet, así que no sabemos cómo le habría ido con Twitter). En su segundo discurso inaugural—Jefferson sirvió dos períodos—confió a sus conciudadanos:

Durante el curso de mi administración, y con el fin de perturbarla, la artillería de la prensa ha sido apuntada contra nosotros, cargada con cualquier cosa que su libertinaje pudiera inventar u osar. Estos abusos de una institución tan importante para la libertad y la ciencia deben ser profundamente lamentados, en tanto tienden a disminuir su utilidad y debilitar su seguridad; hubieran podido, en verdad, ser corregidos por los sanos castigos reservados y provistos por las leyes de los distintos Estados contra la falsedad y la difamación; pero deberes públicos más urgentes exigen el tiempo de los servidores públicos, y se permitió por tanto que quienes ofendieron encontraran su castigo en la indignación pública.

Una relación tan antagónica le llevaría a sostener opiniones verdaderamente despreciativas acerca de la prensa. Así dijo: “El hombre que no lee nada en absoluto está mejor educado que quien sólo lee periódicos”. Y también: “La publicidad es la parte más verídica de un periódico”.

Pero Tomás Jefferson era hombre de temple viril y republicano, a diferencia de ciertos mandatarios que se la pasan quejándose del trato que les dan los medios de comunicación y procurando su obliteración. Por esto, y a pesar de haber sido con mucha frecuencia blanco de los ataques de los periódicos de su tiempo, sostuvo con firmeza cosas como las siguientes:

“Siendo la base de nuestros gobiernos la opinión de la gente, su propio primer objeto debe ser el de preservar ese derecho; y si me tocara decidir si debemos tener un gobierno sin periódicos o periódicos sin gobierno, no vacilaría un instante en preferir lo segundo”. (En carta de 1787 a Edward Carrington).

“La única seguridad de todos reside en una prensa libre. La fuerza de la opinión pública no puede ser resistida cuando se le permite expresarse libremente. Uno debe someterse a la agitación que produce. Ella es necesaria para mantener puras las aguas”. (En carta de 1823 a Lafayette. Ya había sido presidente muy criticado).

“Nuestra libertad sólo puede ser preservada con la libertad de prensa, ni puede ser limitada sin peligro de perderla». (A John Jay en 1786).

“Estoy en pro de la libertad de prensa, y contra todas las violaciones de la Constitución para silenciar por la fuerza, y no por la razón, las quejas o críticas, justas o injustas, de nuestros ciudadanos sobre la conducta de sus agentes”. (Carta de 1799 a Elbridge Gerry).

Finalmente, escribió a George Logan en 1816, de nuevo bastante después de ser ferozmente atacado por la prensa de los Estados Unidos y con sencilla concisión: “El hombre que no teme a la verdad no tiene nada que temer de la mentira”.

Naturalmente, Hugo Chávez no es Tomás Jefferson, a pesar de que la Agencia Bolivariana de Noticias quiera presentarlo como si su pensamiento en esta materia fuera idéntico al del estadounidense. (“Aquí en Venezuela somos ejemplo de libertad plena de prensa, libertad plena de pensamiento y seguirá siendo así a pesar de que algunos abusen de esa libertad… ¡Que viva la libertad de expresión! ¡Que viva la libertad de prensa! La verdadera libertad”, lo citaba ABN en nota del 3 de mayo de este año).

Hugo Chávez es, en cambio, el jefe único y directo de Diosdado Cabello y Rafael Ramírez.

………

No es secreto para nadie que Diosdado Cabello recibió indignadas y específicas instrucciones públicas, junto con el Tribunal Supremo de Justicia y la Fiscalía General de la República (“Bolivariana” de Venezuela), de acabar con Globovisión. No es que antes de esa orden el canal de noticias notoriamente opositor tuviera la vida fácil, pero la verdad es que el aguacero de medidas en su contra ha arreciado obscenamente desde que el presidente Chávez emitiera el ominoso ucase. Cabello, además, aprovechando el último pretexto presidencial, ha extendido el mandato para procurar el fin del “latifundio radioeléctrico”, arremetiendo igualmente contra las radioemisoras privadas.

Debe reconocerse que el actual gobierno venezolano es ingenioso a la hora de enmarcar sus pretensiones con términos sugerentes. Según Cabello, es una abominación que haya “27 familias que tienen más del 37% del espectro radioeléctrico”. Estas “familias”, por supuesto, están compuestas por personas que han dedicado décadas de trabajo a la industria radiofónica, y adquirido sus concesiones por vía perfectamente legal, pues de otro modo no podrían realizar transmisiones.

Como también sería abominable la existencia de los circuitos radiales que, en virtud de la garantía constitucional de libre asociación, son producto natural de alianzas informativas complementarias. De complacer la Asamblea Nacional, como es de esperar, al Cabello de Chávez, no se permitirá más de tres emisoras por circuito radial ni más de media hora de transmisión conjunta diaria. Y esto se amenaza junto con el cierre de ¡240 emisoras que presuntamente estarían fuera de la norma legal!

La Cámara Venezolana de la Industria de la Radiodifusión ha emitido, justificadamente, un comunicado en el que apunta:

La radio en Venezuela es esencialmente democrática, prueba de ello es que la Cámara de la Industria de la Radiodifusión afilia a 414 emisoras AM y FM, operadas por más de 300 prestadores de servicio de diferente identidad, de las más diversas procedencias y corrientes de pensamiento y miles de productores y locutores. Esto ha permitido que se garantice a través de sus transmisiones la pluralidad de ideas y el pleno ejercicio de la Libertad de Expresión en Venezuela.

Y asimismo:

…carece de fundamento invocar una “ilegalidad” generalizada de la operación de las emisoras de radio cuando los radiodifusores miembros de la Cámara Venezolana de la Industria de la Radiodifusión han cumplido todos los trámites exigidos por CONATEL a partir del año 2000, para adecuarse a la Ley Orgánica de Telecomunicaciones. CONATEL ha reconocido los derechos, la legalidad y la legitimidad de los radiodifusores, de quienes incluso durante años ha recibido el pago de impuestos por sus actividades; ha realizado inspecciones y fiscalizaciones sin objeciones; y se ha reunido reiterada y oficialmente con los radiodifusores reconociéndolos formalmente como tales, además de haberles remitido numerosas comunicaciones escritas en su condición de operadores.

Es decir, si fuera verdad que el 40% de los radiodifusores venezolanos no cumple con las leyes de la materia, CONATEL habría sido cómplice, en grado de continuidad, de tan horrible delito.

La excusa de este nuevo atropello es que el gobierno rojo busca “democratizar” la radiodifusión. Todos sabemos que esa “democratización” no es otra cosa que el control gubernamental o partidista (del PSUV) de la información que reciben los venezolanos. En 2007, cuando se aproximaba el arrebatón del Canal 2, explicaba el “Noticiero del Sur”, transmitido por Vive TV: “Es potestad del gobierno nacional otorgar los permisos requeridos para usar el espacio radioeléctrico, y a RCTV se le vence la concesión para transmitir en señal abierta el 27 de mayo de este año. Respaldamos la medida de no renovar la concesión a RCTV y de democratizar el espacio que ocupaba en el espectro radioeléctrico, que ahora quedará en manos de la sociedad toda, a través de las organizaciones sociales, y no en manos de un grupo económico oligárquico”. La “sociedad toda” es TVES, uno más de los canales de la grosera y abusiva propaganda oficial, y menos mal que su muy exiguo rating la hace televisora prácticamente clandestina.

Como guinda, al amenazar, Cabello señala ejemplos internacionales que parecieran indicar que el gobierno venezolano es manejado por serafines: “En Estados Unidos a un productor de un programa lo detuvieron por incitar al odio desde un programa de radio”. Insinúa una benevolencia gubernamental que pasaría por alto una práctica similar en Venezuela; en verdad, si se siguiera el supuesto ejemplo estadounidense, el presidente Chávez tendría que despachar desde el penal de El Rodeo (o Yare).

Y no con poca ingenuidad (o descaro) Cabello declara que se reformará la ley del sector porque antes de estas fechas “…no estaba claro el proyecto político y es necesario que sea modificada para adaptarla al socialismo”.

………

Lo que nos trae al próximo asunto. A fin de cuentas, la amenaza de Cabello contra las libertades de opinión, empresa y asociación, es meramente la de cercenarlas. Todavía más insidiosa es la más reciente intimidación proferida por Rafael Ramírez, Presidente de PDVSA, contra los trabajadores petroleros que no adhieran al socialismo, pues ha decretado el pensamiento político único en la empresa.

Ramírez, en el Primer Encuentro Nacional de Comités Socialistas de Trabajadores de la Industria Petrolera, vomitó: “PDVSA está con Chávez. PDVSA está con la revolución… Quien no esté en un comité socialista es sospechoso de conspirar contra la revolución”.

¿Qué tienen que decir al respecto el Tribunal Supremo de Justicia, la Fiscalía General y la Defensoría del Pueblo? ¿Qué queda de la garantía constitucional de la presunción de inocencia? ¿Continúa vigente el Artículo 57 de la Constitución?

Toda persona tiene derecho a expresar libremente sus pensamientos, sus ideas u opiniones de viva voz, por escrito o mediante cualquier otra forma de expresión, y de hacer uso para ello de cualquier medio de comunicación y difusión, sin que pueda establecerse censura. Quien haga uso de este derecho asume plena responsabilidad por todo lo expresado. No se permite el anonimato, ni la propaganda de guerra, ni los mensajes discriminatorios, ni los que promuevan la intolerancia religiosa. Se prohíbe la censura a los funcionarios públicos o funcionarias públicas para dar cuenta de los asuntos bajo sus responsabilidades.

Dijo finalmente Ramírez: “La oligarquía debe tenernos pavor porque nosotros odiamos la oligarquía y no vamos a permitir que atente contra nuestro comandante, nuestra revolución y nuestro pueblo”. ¿Sabrá él que oligarquía significa “gobierno de pocos”? Lo que sí sabe es que de esos pocos él es uno.

En el concurso del Socialist Idol, gente como Cabello y Ramírez compiten por encontrar la mayor torpeza con qué agradar a su arbitrario jefe. (Jorge Rodríguez, os estáis quedando atrás). No importa la inconsistencia, no importa la adulteración de la verdad; sólo importa complacer al rey. Otros funcionarios actúan de modo más subterráneo contra las libertades de pensamiento y opinión. “El Sindicato Nacional de Trabajadores de la Prensa (SNTP), alertó hoy que más de cincuenta diarios regionales del país están a las puertas de un cierre inminente a causa de que la Comisión de Administración de Divisas (Cadivi) no ha liquidado las deudas pendientes con los importadores de papel”. (El Universal).

Son cosas éstas que pudieran ser elevadas ante la Secretaría General de la Organización de Estados Americanos, que ha consentido en recibir y escuchar a representantes de la oposición venezolana. ¿Quién quita? A lo mejor se le arranca aunque sea una insulsa declaración.

luis enrique ALCALÁ

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