En su innecesario artículo semanal (Las líneas de Chávez), el Presidente de la República reincidió en su particular interpretación de los acontecimientos del 27 y 28 de febrero de 1989. Ayer escribió: “En 1989 se cometió el más grande genocidio de la historia de Venezuela del siglo XX. El más sistemático y criminal ejercicio de terrorismo de Estado se desarrolló en los primeros días de marzo, luego de que la rebelión se había apagado. El genocida mayor es Carlos Andrés Pérez, pero no el único: reos de genocidio serán, por toda la eternidad, los personeros de su Gobierno, los cogollos de AD y Copei, los integrantes del Alto Mando Militar para aquella fecha, las cúpulas de Fedecámaras y Consecomercio, los dueños de los latifundios mediáticos y pare usted de contar”. (Como destacara Teodoro Petkoff en su editorial del jueves de la semana pasada, José Vicente Rangel sostuvo, en su momento, una versión enteramente opuesta: “Más allá de fallas, errores e incluso abusos, la posición de las FF. AA., institucionalmente hablando, con motivo de los acontecimientos del 27 de febrero, ha sido altamente positiva. Fue el único organismo del Estado que respondió cuando imperaba el caos. Y respondió con espíritu democrático, encarnando un liderazgo responsable, reivindicando no sólo la noción de orden público, sino de justicia y honradez”. Eso escribía el 20 de marzo de 1989).
Como siempre, Chávez distorsiona los hechos para acomodarlos a su conveniencia. Una descripción análoga a la citada le servía, luego de su salida del Penal de Yare, para justificar su alzamiento del 4 de febrero de 1992. Chávez dijo reiteradamente, en entrevistas, en reuniones, en declaraciones, que él y sus compañeros habían intentado derrocar al gobierno de Venezuela porque Carlos Andrés Pérez había ordenado al Ejército volver sus fusiles contra el Pueblo en febrero de 1989, contra la explícita condena del Libertador, que había declarado la posibilidad abominable.
Para la época de su prisión en Yare, sin embargo, Hugo Chávez ya había admitido que “su grupo” conspiraba desde hacía al menos nueve años (desde el bicentenario de la muerte de Bolívar). Por tanto, para el 27 y 28 de febrero de 1989, la intención de tomar el poder por la fuerza ya estaba formada varios años antes. Mal podía presentarse como pretexto para el golpe fallido del 4 de febrero de 1992 algo que no pudo tener nada que ver con la conformación de su logia conspirativa.
Antes había ofrecido otras explicaciones. El ex comandante Chávez argumentaba a la revista Newsweek a comienzos de 1994 que el artículo 250 de la Constitución Nacional prácticamente le mandaba a rebelarse. Lo que el artículo 250 estipulaba es que en caso de inobservancia de la Constitución por acto de fuerza o de su derogación por medios distintos a los que ella misma dispone, todo ciudadano, independientemente de la autoridad con la que esté investido, tendría el deber de procurar su restablecimiento. Pero con todo lo que podíamos criticar a Carlos Andrés Pérez en 1992, y aun cuando estábamos convencidos de que lo más sano para el país era su salida de Miraflores, ni Pérez había dejado de observar la Constitución en acto de fuerza, ni la había derogado por medio alguno. Todas las cosas que le eran censurables a Pérez tenían rango subconstitucional.
Ni siquiera era un posible fundamento de Visconti, Arias Cárdenas, Chávez, etcétera, aquella disposición sobre el derecho a la rebelión recogida en la Declaración de Derechos de Virginia: «…cuando cualquier gobierno resultare inadecuado o contrario a estos propósitos—el beneficio común y la protección y la seguridad del pueblo, la nación o la comunidad—una mayoría de la comunidad tendrá un derecho indubitable, inalienable e irrevocable de reformarlo, alterarlo o abolirlo, del modo como sea considerado más conducente a la prosperidad pública». La norma de Virginia exige como sujeto de la acción una mayoría de la comunidad, y ni los oficiales nombrados representaban una mayoría de la comunidad ni una mayoría de ésta admitía un golpe de Estado como salida a la muy desagradable situación.
Es por esto que lo correcto desde el punto de vista legal hubiera sido que los golpistas de 1992 hubieran purgado la condena exacta que las leyes prevén en materia de rebelión. Su liberación fue una lección retorcida y terrible: “No se preocupe; álcese usted, mate a unos cuantos venezolanos. Después de un breve confinamiento lo pondremos en la calle. Si quiere, hasta le daremos un puesto en el gobierno”. (Rafael Caldera confió a Francisco Arias Cárdenas la dirección del PAMI, un proyecto asistencial de su segundo gobierno. Chávez no quiso entrar por el mismo aro).
En estricto sentido, el ex comandante Chávez y sus compañeros de la cuarta madrugada de febrero abusaron de nosotros. El ex comandante Chávez actuó como cirujano. La imagen del 4 de febrero como acto quirúrgico ha entrado hace tiempo en nuestras cabezas. Pero el pequeño grupo de militares que participaron en la acción, independientemente de la pasión que los animaba, abusó del pueblo venezolano. Porque es que ningún cirujano tiene derecho a intervenir sin el consentimiento del paciente, a menos que éste se encuentre inconsciente y, por tanto, privado de su facultad de decidir si se pone en las manos del cuchillero. Y el pueblo venezolano no estaba inconsciente y el ex comandante Chávez no nos consultó sobre la operación y nosotros no le autorizamos a que lo hiciera.
El ex comandante Chávez quiso resolver quirúrgicamente la remoción del tumor, sin autorización de nadie e ignorando, a pesar de que había sido dicho bastantes veces, que todavía existían los medios clínicos, los procedimientos médicos para el mismo objetivo. LEA
Desde Innsbruck, Austria, me ha escrito Néstor Rivera un correo del que vale la pena insertar acá como comentario, entresacado de otras reflexiones de corte económico—crisis financiera griega—, lo pertinente al Caracazo y la posible reacción venezolana a una catástrofe análoga a la que ha golpeado a los chilenos. Aquí lo copio. LEA
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Me pregunto si las siguientes consideraciones podrían servir para algo.
1. Algunas imágenes chilenas de ayer nos recordaron que al ser puesto el ser humano en ciertas condiciones extremas, puede reaccionar con lo mejor o lo peor de su condición. Es muy probable que lo que más esté “golpeando” la dignidad nacional sean las imágenes de los saqueos como algo indigno, porque como mostrado, muchas reacciones no provenían de la desesperación por obtener lo estrictamente necesario, sino lo “superfluo” al alcance fácil. Se impone la comparación con el “Caracazo”, para descartar cierta ingenuidad o demagogia de que todo habría provenido de la desesperación económica, y, trasponiendo al presente, a la posibilidad de que se esté “construyendo un hombre nuevo”. Al mismo tiempo, hay que destacar el ejemplo, sobrio pero elocuente, de la señora abrazada a su hija y que respondió que no saqueaba porque si se lo regalasen lo aceptaría, pero no así porque era robo.
2. El nuevo presidente probablemente habría tenido la tentación de adelantar un gobierno de corte más que “liberal”, apoyándose en la buena base que recibe—como los de la Concertación la recibieron de su antítesis política—pero la naturaleza y ahora la “presión social” lo van a obligar, a él y a sus sucesores, a centrarse en la “solidaridad y equidad sociales” por un mínimo de atención a la “realidad”, imponiendo una continuidad y hasta algo más, con lo mejor de la actual política social, como un ejemplo elemental de “políticas de Estado” en su atención al imperativo de las necesidades.
3. El llamado oficial chileno—y la respuesta ya anunciada—a una acción de “resurgimiento” de base moral, mancomunidad política y concreción socio-económica, fruto de una “voluntad común” debiera o pudiera ser aleccionador para los venezolanos. Si algo remotamente semejante ocurriese en Venezuela en medio de su polarización cuasi-maniquea, ¿cuál sería la reacción de parte de los extremismos, en particular del segmento ganado para la “voluntad de poder” in actu exercito? ¿Tendrían la fuerza de espíritu para aceptar que habría que “compartir”, que “remar en la misma dirección” o habría el reflejo autárquico de la auto-suficiencia? Honestamente, no quiero imaginarme un “estado de catástrofe nacional” en Venezuela, porque no sé si se impondrían, al menos de entrada, la sensatez y la humildad o sus contrarias—pensemos en el antecedente de Vargas—como fruto de la pérdida del “sentido de realidad” ante la «ceguera ideológica».
Néstor Rivera
Estimado doctor, me dirijo a Ud. y al resto de las personas que frecuentamos este blog, con una reflexión personal que deseo compartir: si bien es cierto que la naturaleza y el enfoque del blog es el análisis crítico de situaciones y hechos de naturaleza política, (si me equivoco, favor corregirme), dentro de los cuales siempre se demuestra convincentemente y sustentado sobre bases científicas, los desaciertos de quienes hacen o pretenden hacer función publica, lo cual fortalece la formación y el repertorio conceptual de los lectores (al menos la mía),no es menos importante a mi entender, nutrir los espacios con propuestas de soluciones prácticas y realizables, en el entendido de hablar de problemas, planteando también soluciones.
Se me ocurre el siguiente ejemplo que permite ilustrar el fundamento de mi exposición: los vecinos que todos los días, al transitar con sus vehículos, caen en un hueco de la avenida por donde todos deben pasar, con la consiguiente molestia, averías mecánicas, retrasos, colas, etc., se plantean varios escenarios:
1. Decir palabrotas al gobierno cada vez que caigamos en el hueco, (todos los días).
2. Esperar 11 años que el organismo ¿competente o incompetente?, repare el hueco.
3. Que algún vecino tome la iniciativa y proponga resolver el problema con un aporte económico entre los miembros de la comunidad, que al fin al cabo son los afectados directamente.
4. Criticar e imprecar duramente al vecino diciéndole que en Venezuela se regala mucho dinero al exterior, por ende no están dispuestos a realizar aporte alguno, (aun cuando la cuenta por el concepto de reparación del automóvil, sea 1.000 veces mayor).
5. Cerrar la avenida, obstaculizar el paso como medida de presión y esperar que lleguen los buenos amigos de Globovisión.
6. Todas las anteriores.
7. Ninguna de las anteriores.
Entonces me pregunto y les pregunto: ¿cuál es la opción, la solución inmediata, efectiva, práctica, tangible, que vaya más allá del análisis concienzudo del asunto?
¿Cúal es la acción específica, señores?
Receptivo a la retroalimentación que tengan a bien realizar.
Mis respetos.
Estimado César: este blog no es sólo para la crítica. En muchas de sus 1.033 entradas encontrará usted proposición política concreta. Por ejemplo, en Dictamen 2010, entrada del 18 de diciembre de 2009, cuya sección final (Tratamiento del chavoma) fue además convertida en archivo de audio el 11 de enero de 2010.
Por otro lado, tal vez sería mejor que, en lugar de fabricar la encuesta que ha insertado en su comentario, aportara usted mismo la solución que cree conveniente al problema que ha descrito, y que el tema guardara alguna relación con los asuntos tocados en el blog. Realmente no puedo ver la conexión entre las opiniones del presidente Chávez sobre el Caracazo y el problema planteado por usted.
Gracias Doc: por su apreciación. Evidentemente, no he logrado expresar mis ideas con claridad, por lo que pido disculpas. Lo que planteo (o quise plantear) es unir puntos de vista de los usuarios del blog en búsqueda de soluciones a los problemas cotidianos de carácter comunitario, sugerencias que pudiéramos tomar de otros y orientación en la aplicación. Nada más alejado de mi intención que pretender tener respuestas o soluciones infalibles para estas situaciones; muy por el contrario, he dicho que las lecturas han sido tremendamente formativas para mí y soy consecuente lector de los artículos. En cuanto al ejemplo, intenté utilizar una situación típica que ilustrara mi planteamiento, a sabiendas de que no existe una relación directa con su escrito. Al no lograr el objetivo con dicho ejemplo y “la encuesta”, ruego a la audiencia y a Ud.: permítanme rectificar el camino.
Por eso y para eso he invitado a retroalimentar mi exposición.
Nuevamente agradecido de su orientación,
Mis respetos
Estimado César. Creo que su idea es buena, pero requeriría una estructura diferente a la de este blog. Los problemas comunitarios son tan numerosos que necesitarían un espacio que se especializara en su discusión. No podría aquí administrar ese debate; debo restringirme a los temas que van apareciendo en el blog. Quizás Ud. quiera considerar la idea de abrir por sí mismo un blog dedicado a eso. El diario El Universal, por ejemplo, aloja blogs especializados de terceras personas. Hacer un blog no es tan complicado. Pruebe con Blogspot o WordPress, además de El Universal y otras posibilidades.