usurpar. (Del lat. usurpāre). 1. tr. Apoderarse de una propiedad o de un derecho que legítimamente pertenece a otro, por lo general con violencia. 2. tr. Arrogarse la dignidad, empleo u oficio de otro, y usarlos como si fueran propios.
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En Trinidad, la Quinta Cumbre de la comunidad americana abrió las puertas a Cuba, y el 3 de junio de 2009—25 días antes de la deposición de Manuel Zelaya—la OEA aprobó en San Pedro Sula, Honduras, dejar sin efecto “la Resolución VI adoptada el 31 de enero de 1962 en la Octava Reunión de Consulta de Ministros de Relaciones Exteriores, mediante la cual se excluyó al Gobierno de Cuba de su participación en el sistema interamericano”. Sólo se condicionaba la apertura de este modo: “Que la participación de la República de Cuba en la OEA será el resultado de un proceso de diálogo iniciado a solicitud del Gobierno de la República de Cuba y de conformidad con las prácticas, los propósitos y principios de la OEA”. Es decir, que Cuba, entre otras cosas, tendría que atenerse a lo pautado por la Carta Democrática Interamericana.
Nada más lejos de las intenciones de los hermanos Castro que, puestos en evidencia, rápidamente declararon no estar interesados en retornar a la organización.
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Cuba no es Castro, Chávez no es Venezuela. No es Martí de Fidel, ni Bolívar lo es de Hugo. Para Chávez y Castro los símbolos, los verdaderos héroes, las historias—adulteradas por ellos—no son otra cosa que coartadas, meros elementos para la propaganda de su dominación.
En Venezuela padecemos, es cierto, la enfermiza dominación chavista, pero mucho peor y cinco veces más longeva es la castrista, que ha maniatado a los cubanos durante medio siglo. ¿Cómo pagar a Cuba lo sufrido? ¿Cómo podríamos resarcirla de su largo dolor, de su total presidio?
Por supuesto que conviene la unión de Cuba y Venezuela, pero la unión de su gente, no la complicidad de sus actuales sojuzgadores. Es la unión de los cubanos y los venezolanos lo que nos interesa, no la confabulación de dictaduras, el complot de los usurpadores. LEA
En 1966, la película Su Excelencia, de Mario Moreno (Cantinflas), nos estremecía con este discurso del que extraigo esta parte, por ser acorde con el tema. Hace 44 años sucedía lo que hoy. Nada ha cambiado… en Cuba…
Este es el grave error de los Colorados (alusión a los comunistas), el querer imponer por la fuerza sus ideas y su sistema político y económico, hablan de libertades humanas, pero yo les pregunto: ¿existen esas libertades en sus propios países? Dicen defender los Derechos del Proletariado pero sus propios obreros no tienen siquiera el derecho elemental de la huelga, hablan de la cultura universal al alcance de las masas pero encarcelan a sus escritores porque se atreven a decir la verdad, hablan de la libre determinación de los pueblos y sin embargo hace años que oprimen una serie de naciones sin permitirles que se den la forma de gobierno que más les convenga. ¿Cómo podemos votar por un sistema que habla de dignidad y acto seguido atropella lo más sagrado de la dignidad humana que es la libertad de conciencia eliminando o pretendiendo eliminar a Dios por decreto? No, señores representantes, yo no puedo estar con los Colorados, o mejor dicho con su modo de actuar; respeto su modo de pensar, allá ellos, pero no puedo dar mi voto para que su sistema se implante por la fuerza en todos los países de la tierra. (Voces de protesta).
El pueblo cubano no se merece esto.
En efecto, la cita es muy apropiada, de esa película de la era de la Guerra Fría (1966). Para ser balanceados, debe uno también tener en mente que asimismo regañó el embajador Cantinflas a los verdes, con esta enjabonada:
Y ahora, mis queridos colegas Verdes, ¿ustedes qué dijeron?: “Ya votó por nosotros”, ¿no? Pues no, jóvenes, y no votaré por ustedes porque ustedes también tienen mucha culpa de lo que pasa en el mundo, ustedes también son medio soberbios, como que si el mundo fueran ustedes y los demás tienen una importancia muy relativa, y aunque hablan de paz, de democracia y de cosas muy bonitas, a veces también pretenden imponer su voluntad por la fuerza, por la fuerza del dinero. Yo estoy de acuerdo con ustedes en que debemos luchar por el bien colectivo e individual, en combatir la miseria y resolver los tremendos problemas de la vivienda, del vestido y del sustento. Pero en lo que no estoy de acuerdo con ustedes es la forma que ustedes pretenden resolver esos problemas. Ustedes también han sucumbido ante el materialismo, se han olvidado de los más bellos valores del espíritu pensando sólo en el negocio, poco a poco se han ido convirtiendo en los acreedores de la Humanidad y por eso la Humanidad los ve con desconfianza.
Pienso que la mayoría se acoge a esta reflexión del mismo discurso:
«Debemos de pugnar para que el hombre piense en la paz, pero no solamente impulsado por su instinto de conservación, sino fundamentalmente por el deber que tiene de superarse y de hacer del mundo una morada de paz y de tranquilidad cada vez más digna de la especie humana y de sus altos destinos. Pero esta aspiración no será posible sino hay abundancia para todos, bienestar común, felicidad colectiva y justicia social.»
Tenemos en Venezuela esos elementales ingredientes? «Abundancia para todos»; «Bienestar común»; «Felicidad colectiva» y «Justicia social» ? O, como en Cuba, nos van a seguir diciendo que hay que trabajar duro para que «algún día» logremos esos objetivos? Bonito cuento…
La mayoría del pueblo venezolano está clara en su rechazo del tipo de régimen como el que impera en Cuba: «…57% no aprueba el establecimiento del ‘socialismo del siglo XXI’ en el país, frente a 35% que lo aprueba. Y si ese socialismo fuera como el cubano, la desaprobación asciende a 87% y la aprobación desciende a 9%». (Monitor Socio-Político de Hinterlaces, del 1º de junio de 2009, citado en Parada de trote, Carta Semanal #341 de doctorpolítico, del 23 de julio de 2009).