Niall Ferguson (Glasgow, 1964) ha sido llamado por The Times londinense “el más brillante historiador británico de su generación”. Es el autor de Imperio: Cómo Inglaterra hizo el mundo moderno (2003), y su especialidad es la historia económica. Ahora advierte que “la crisis de la deuda soberana en progreso es una crisis fiscal del mundo occidental”.
Si hace pocos días el Fondo Monetario Internacional revisaba muy optimistamente sus pronósticos de esa entreverada economía occidental, y anunciaba el fin de la crisis de 2008 y la conjura del espectro de la depresión, ahora la crisis financiera de Grecia amenaza con una recaída mucho más grave. Ya no son las grandes empresas financieras lo que va a la bancarrota. Son ahora las finanzas de los estados occidentales lo que está en entredicho. El profesor ecuatoriano Jaime Gallegos explica la fisiología de la enfermedad a la cadena RTU:
El foco infeccioso primario está en Atenas. Los gobiernos griegos que precedieron al que conduce Geórgios Papandreou dilapidaron uno de los mejores crecimientos económicos de la última década, en una orgía de endeudamiento que ha redundado en un enorme déficit estructural que ocultaron tras una careta de información adulterada. (Al comenzar este año, se descubrió que Grecia había pagado desde 2001 centenares de millones de dólares a varios bancos—entre los que destaca Goldman Sachs, ahora en el banquillo de los acusados en Washington por manejos muy irregulares de sus activos—para enmascarar su verdadera situación financiera). Hoy Grecia tiene una deuda pública o «soberana» que equivale a 120% de su producto nacional bruto, y hace diez días Standard & Poor calificó sus papeles como «bonos basura».
El 18 de marzo, el socialista Papandreou declaraba orgullosamente (ver siguiente video de Telesur) que su país no necesitaba ni la asistencia de Europa ni la del Fondo Monetario Internacional. Pero un mes después (23 de abril), Grecia suplicaba que fuera activado el paquete de rescate de la Unión Europea y el FMI. El paquete de ajustes de austeridad, que empeora el nivel de vida de las personas, ha recalentado la protesta ciudadana en Grecia, activa desde que comenzó el año.
En cola para explotar se encuentran las precarias finanzas públicas de España y Portugal, y la probable generalización del problema a una condición de septicemia ha llevado a Ángela Merkel, que preside sobre la economía más fuerte de Europa, a señalar que el destino de este continente se juega ahora en Grecia.
Ayer el pánico regresó a Wall Street, con una pérdida de 348 puntos. luego de recuperarse de una pérdida de casi mil puntos, la mayor interdiaria de su historia. (En el hoy asiático que comienza más temprano, el índice Nikkei se mostraba contaminado de esta gripe estadounidense al abrir con una baja de 3,8%). Los EEUU han anunciado la emisión de 1,7 billones (castellanos) de dólares para cubrir su descomunal déficit público, lo que añadiría presión a un contexto en el que Irlanda tiene ahora un déficit de 14,3% de su producto interno bruto, España uno de 11,2%, Inglaterra otro tanto y Portugal otro de 9,4%. El siguiente gráfico de Wikimedia Commons ilustra cómo la crónica enfermedad fiscal europea se agravó a partir de 2007:
Un remedio radical sería que Grecia salga de la Unión Europea, para recuperar autonomía monetaria y salirse de un marco regulatorio que de todas maneras ha venido violando sistemáticamente. Los auxilios del FMI y Europa sólo aumentarán la deuda de Grecia, aunque con menos velocidad que la que el endeudamiento traía hasta ahora, y las medidas de ajuste (5 de marzo) lucen insuficientes: a lo sumo, generarían un ahorro del sector público en el orden de 4.800 millones de euros, o 2,2% de la deuda total de 216.000 millones. (Algo así como lo que hasta ahora ha logrado resolver BP en el Golfo de México). A cambio, los griegos sufrirían un marcado deterioro en su nivel de vida, y esto es algo que no parecen dispuestos a tolerar. En estos momentos, se desarrolla en Grecia un Atenazo progresivo.
Europa está en peligro de septicemia fiscal, como Niall Ferguson diagnostica. En septiembre de 1993, el líder de la escuela monetarista de Chicago, Milton Friedman, nombrado por el profesor Gallegos, advertía: «Si los europeos quieren de veras avanzar en el camino de la integración, deberían comprender que la unidad política debe preceder a la monetaria. El continuar persiguiendo algo que se acerca a una moneda común, mientras cada país mantiene su autonomía política, es una receta segura para el fracaso». Fueron, pues, avisados. LEA
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Actualización: Las jornadas bursátiles del viernes 7 de mayo cerraron nuevamente en rojo, a medida que la preocupación por la crisis griega causa estragos en la confianza de los inversionistas. Las pérdidas de la semana en el índice Dow Jones han borrado ya todo el progreso alcanzado en lo que va de 2010. El video de TV Pública Argentina establece las condiciones de arranque. Debajo, los gráficos del movimiento en cascada de Tokío, Londres y Nueva York:
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Este importante artículo de LEA debe vincularse al que semanas atrás el mismo LEA publicó en referencia a Carlota Pérez. El prof. Gallegos no mencionó algo que está ahí como un supervolcán a punto de estallar: la burbuja inmobiliaria de Shangai, ya denunciada por la prof. Pérez. De verdad, sólo estamos viendo la puntica del iceberg de una crisis que debería terminar en una lógica supeditación del capital financiero al capital productivo… El problema es que para que eso suceda (como, para no irnos tan lejos, pasó en 1929) el crack debe ser profundo; no creo, como afirma el prof. Gallegos, que los paños calientes del FMI o del BM a la economía griega (y después la portuguesa o la española o la brasilera y así… hasta la de EEUU) paren el asunto. No es cuestión de pensamiento apocalíptico; claro que saldremos de ésta, como siempre, pero va a costar más de lo que hasta ahora se piensa y veremos, desgraciadamente, más violencia, más oscuridad, más muerte. Y de todo este sancocho oscuro e impredecible saldrá una nueva etapa de bonanza, pero vienen cosas feas…
Los profetas, como bien sabe Rafael Rengifo, son escuchados oportunamente sólo en rarísimas ocasiones. Apartando la admonición de Friedman a los europeos, entre nosotros ha habido nuestros profetas desatendidos. Uno de ellos es, ciertamente, Carlota Pérez. Mañana se cumplirán cuatro meses de la última devaluación del bolívar, cuando el gobierno ensalzó una de sus pretendidas virtudes: que el nuevo cambio oficial impulsaría las exportaciones venezolanas. Pero ya hace veinticuatro años que Carlota advirtiera (El reto de la revolución electrónica, 1986, en el sexto aniversario de la revista Número): “Claro que la tasa de cambio es una variable importante para una política exportadora y no niego que su manipulación sea eficaz para algunos productos y por cierto tiempo. Pero, como estrategia sólida y permanente esa ruta no es más que un espejismo. Sin entrar a discutir el problema del alto contenido importado de nuestra producción industrial, en el mundo actual, la mano de obra barata ya no basta ni para invadir los mercados de importación ni para atraer la inversión extranjera. Ya es demasiado tarde para emprender ese camino».
Por mi parte, escribí en mi antigua publicación referéndum (Vol. I, Nº 3, 4 de mayo de 1994) una observación pertinente a las recientes crisis financieras y en la línea de tu recomendación, Rafael: «…una crisis que debería terminar en una lógica supeditación del capital financiero al capital productivo». La copio a continuación:
“El sector financiero venezolano ha sido el niño consentido del país. Mientras el sector industrial y el agro venezolanos han sufrido los embates de los astronómicos costos financieros, los bancos del país obtuvieron carta blanca para mantener desmedidos diferenciales entre sus tasas activas y pasivas. Ahora, después de evidenciarse que una cantidad significativa de instituciones financieras se hallaban, a pesar de todas las ventajas, en precaria situación, el Estado ha tenido que salir al rescate con un auxilio en dinero que equivale a la tercera parte del presupuesto nacional… Ningún otro sector de la economía creció tanto y tan rápidamente como el sector financiero en los últimos años: en el volumen de ingresos, en el despliegue de instrumentos de captación, en la profusión de gasto publicitario… Las mismas empresas no financieras, no obstante, han tenido participación en el proceso de exacerbación de lo financiero en la Venezuela de los años recientes. Unas, porque decidieron entrar como inversionistas en actividades financieras; otras, simplemente, porque permitieron una mayor preeminencia de sus vicepresidencias de finanzas y dedicaron un tiempo importante a una mayor manipulación del efectivo. Este último aspecto tiene explicación razonable, por supuesto. En una economía inflacionaria, de constante devaluación del signo monetario, de altas tasas de interés, la función financiera dentro de las empresas tiende naturalmente a ocupar un mayor espacio dentro del proceso gerencial y estratégico… Tomando esto en cuenta, no obstante, es posible afirmar que uno de los problemas básicos de la economía venezolana es, hoy por hoy, el crecimiento desproporcionado de la actividad financiera nacional, el que ha incluido una buena parte de actividad puramente especulativa. Y esto mismo constituye un importante aporte de combustible al mecanismo de la inflación. Para sustentar esta última afirmación será necesario refrescar las definiciones elementales de inflación… Los economistas acostumbran distinguir dos ciclos complementarios y «opuestos» de producción. El primero de ellos, constituido por la suma de los productos y servicios generados dentro de un determinado territorio, es el sistema del producto «real». En oposición a él, el volumen monetario presente en el mismo período dentro del mismo espacio es denominado el sistema simbólico o «virtual». Está compuesto por el dinero en todas sus formas: efectivo, efectos de pago tales como el llamado «dinero plástico», cuasi-dinero… En teoría, se tiene inflación cuando el sistema virtual de la economía crece más aceleradamente que el sistema real. Esto es, justamente, lo que ha venido ocurriendo en Venezuela. No sólo proviene la inflación, pues, del crecimiento del gasto público y de la devaluación constante de nuestra moneda. También del desarrollo de la actividad bancaria y financiera en general el que, como hemos dicho, ha sido muy superior al experimentado por los sectores aportantes de producto real. Basta constatar la exigua variedad de títulos que se negocian en la muy activa y expandida Bolsa de Valores de Caracas. Casi que se trata de una bolsa para el manejo de las acciones de una sola empresa: La Electricidad de Caracas, que en la mayor parte de las jornadas constituye por sí misma las dos terceras o las tres cuartas partes—a veces más—del volumen negociado diariamente. A pesar de esta precariedad, se concede, desde hace unos pocos años, una atención recrecida a la actividad bursátil local, y todo noticiero que se precie dedica un segmento apreciable de su tiempo al reporte de las transacciones sobre apenas una decena de títulos… Visto desde esta perspectiva, la débâcle de un número apreciable de bancos y la subsiguiente compactación del sector, así como el objetivo gubernamental de reducir las tasas de interés, pueden ser vistos como procesos—traumáticos, por cierto—que pudieran corregir el desequilibrado crecimiento del sector financiero venezolano. Un sector que ha experimentado una modernización considerable, pues ese logro debe anotársele sin mezquindad; un sector que contiene más de un ejemplo de administración sobria y recta; un sector, no obstante, que creció más de lo debido, ante la inconsciencia de un sector público que debió darse cuenta, a tiempo, de la crisis que se estaba gestando”.
Me refería entonces, por supuesto, al inmenso desajuste que, en todos los órdenes, produjo la aplicación arrogante e insensible del terrible paquete fondo-monetarista, durante el segundo gobierno de Carlos Andrés Pérez.
Saludo LEA. Si se trata de una recaída (double dip) o no, depende de las conclusiones de los análisis que actualmente se adelantan. En cuanto a los mercados, habrá que tomar en cuenta, entre otros factores, en los casos de las operaciones automáticas el error(es) de dedo (miles de millones en lugar de millones) que aparentemente se cometió antes de ayer, el cuestionamiento que Europa está haciendo a las calificadoras americanas, los resultados de las presiones políticas en cuanto a las regulaciones del problema del too big to fail—no alcanzo a imaginarme como será, por ahora se rechazó el fraccionamiento de las grandes instituciones financieras y el tema tiene un alcance que va mas allá de ese sector—y el problema de las operaciones con derivativos que permite mantener posiciones ambiguas de inversión. Y en cuanto al estado de la economía, depende de los resultados de los análisis fundamentales que, con las excepciones extremadamente cacareadas, muestran que no se justificaba, ni un pánico como el mostrado ni un VIX alcanzando niveles récord. Es indudable la gravedad de la situación económica de nuestros amigos de la Acrópolis pero, si vamos a las cifras, a estas alturas ya está aprobado un crédito por la U.E. de 110 mil millones de euros (pongámosle 140 mil millones de dólares), que si lo comparamos con los niveles requeridos por el bail out de los bancos con motivo de la crisis de los activos tóxicos estamos hablando, cuantitativamente, de una aparente exageración de los efectos de la crisis griega. Me resulta muy difícil aceptar que si Europa (con la venia de la Sra Merkel) admitió, (entre ayer y hoy y será anunciado antes de la apertura de los mercados asiáticos) mantener a ese país en la unión y rescatarlo, estemos en la vía de una recaída que, en ese caso poco probable, ni siquiera seria una W shape (caída, recuperación, nueva caída y nueva recuperación) sino una U shape (caída y recuperación indefinida) o un proceso de características depresivas. Hasta por razones anímicas quiero ser optimista, pues la coctelera ya no se aguanta. Saludos OJAS
Hola, Orlando. Gracias por tu comentario, que en esta ocasión me suena a una defensa que no has montado sobre bases sólidas. Es cierto que la Unión Europea ha aprobado la ayuda a Grecia—luego de que la Sra. Merkel hiciera su dramático llamado—, pero mantener a Grecia dentro de la Unión Europea, aparte del costo propiamente financiero, establece un precedente poco sano: que esta inclusión de los helenos preservada a toda costa emite una mala señal, pues Grecia estuvo por mucho tiempo fuera de los parámetros macroeconómicos de Maastricht, esto es, fuera del marco regulatorio cuya obligatoriedad se debilita. ¿Quién se va a tomar en serio dicho marco si la Unión va al rescate de uno de sus violadores más contumaces?
Por otra parte, la situación es muy delicada todavía. El auxilio a Grecia, por más que sea bastante inferior a los aprobados para enfrentar la crisis desatada a fines de 2008, se produce justamente a continuación de ésta, cuando ya los erarios y los bancos centrales han sido exigidos al máximo. No se trata, pues, de una bronquitis en un atleta sano, sino de la misma enfermedad en un paciente que empezaba a recuperarse de una gravísima neumonía. El mes pasado, el World Economic Outlook del Fondo Monetario Internacional trajo buenas noticias, al revisar hacia arriba sus pronósticos de crecimiento de las economías. Pero a pesar de una anticipación de más de 4% para el mundo en su conjunto, la expectativa para Europa es la más baja del mundo desarrollado, con sólo 1%. Luego, la Junta de Directores Ejecutivos del FMI discutió ese informe y quiso hacer tres advertencias. Te copio acá lo que fueron nada menos que sus dos primeras:
Los Directores observaron que, aunque varios riesgos se han alejado, el panorama de crecimiento sigue siendo desusadamente incierto y los riesgos a corto plazo, en general, apuntan negativamente. Primero, a medida que crece la deuda pública en muchas economías avanzadas, el espacio de maniobra de las políticas se ha agotado en gran medida o está mucho más limitado, dejando expuestas las frágiles recuperaciones a nuevos traumas. Segundo, una preocupación recrecida acerca de las deudas soberanas, aunque no es probable que se extienda a las principales economías avanzadas, amortigua la confianza de los inversionistas y amenaza la estabilidad financiera.
La junta de directores del FMI, en consecuencia, retrataba, por supuesto, el caso griego, pero no hablaba sólo de este país, sino de una condición más extendida. Por esto reporté en la Nota del Día (Archivo) del 22 de abril:
Como es característico, el FMI anuncia la buena nueva con una advertencia: este nuevo impulso fue generado a partir de los programas emprendidos desde el sector público. Ahora se hace necesario moderarlos, para impedir que los déficits fiscales, recrecidos por la masiva asistencia a economías en problemas, se conviertan en un nuevo y monstruoso quebradero de cabeza. (…) Otro motivo de aprensión es la acumulación de deuda sobre los gobiernos de los países desarrollados. De no controlarla, ella “amenaza con encaminarse a una explosión de la deuda”, dijo el Economista Jefe.
Ojalá fuera como anticipas, pero creo que subestimas con demasiada prisa la gravedad del fenómeno.
(Hola LEA. Gracias por tu excelente respuesta. ¡Me tientas a escribir!
El optimismo y el pesimismo llevan muchas ventajas y desventajas pero, en mi experiencia, la más importante es que si el pesimista se equivoca y las cosas salen bien casi nadie se acuerda de ese pronóstico, mientras que si el optimista se equivoca y las cosas salen mal, todo el mundo se acuerda y se lo reclama. ¿Será por esa razón que el famoso escritor español Don Miguel Delibes, muerto recientemente, se definía como “Un hombre optimista, bien informado”?
No pretendí, en mi breve nota, restar importancia o gravedad a la crisis griega. Sin embargo, sí es mi propósito ponerla en perspectiva. El principal problema de la inestabilidad de los mercados con el tema, es la inseguridad de que los instrumentos de deuda, colocados por ese país, sean honrados debidamente. Por supuesto que esta situación abre el escenario, tanto para los especuladores del mercado de opciones apostando a la baja comprando derechos de put, como para los especialistas en el manejo de la volatilidad, calculando momentos y realizando operaciones cruzadas tipo straddle (un put y un call combinados, donde se gana tanto a la baja como al alza y se pierde el valor de las dos primas, en un rango determinado de variación mínima) creando así la polvareda que vivimos esta semana.
Pero saliéndonos del aspecto, digamos que técnico del trading, la U.E., con el apoyo del FMI, aprobó el plan de rescate para Grecia mediante sendos préstamos a una tasa del 8%, que de paso costará grandes sacrificios al pueblo griego, debido a su costo y a las exigencias que contempla la hoja de términos y, todo esto, por las tropelías de un gobierno (anterior), que como tu bien indicas irrespetó las normas básicas de sus relaciones con la U.E. Ésta fue la fórmula encontrada para satisfacer la postura del Sr. Jean-Claude Trichet de no comprar la deuda.
Hecho el cuento vamos a la perspectiva. Es indudable que los déficits fiscales de Occidente, y más en la cuantía en que se encuentran (fundamentalmente por los programas de rescate), constituyen un serio problema, pero en el mediano y largo plazo y la forma de combatirlos es mediante una estrategia fiscal y una política monetaria que estimule el crecimiento económico en términos de PIB—producción, consumo y finalmente empleo—lo cual, en el plazo adecuado, abra las condiciones para ajustes tanto en el gasto fiscal, como en el tema impositivo. No queda otra. Adicionalmente, en esta etapa post crisis financiera, hay que lidiar con sus secuelas, tales como la liquidación del gigantesco sobre-inventario de bienes raíces, la reforma financiera para que el crédito fluya sin el riesgo de caer de nuevo en las prácticas que nos llevaron a la crisis, y requerimientos de cambios estructurales, tanto en el funcionamiento económico, como en muchos aspectos del orden político y sociológico, exigidos bien por el problema climático, como por las condiciones de competencia que imponen tanto los países asiáticos como las nuevas tecnologías y el avance científico, en un sistema globalizado y, como la guinda sobre el pastel, los mercados alterados interrumpiendo los planes de mediano y largo plazo . Por estas razones he venido sosteniendo que el tema va mucho mas allá de la simple aplicación de una formula keynesiana anticoyuntural. Así interpreto la agenda del G20 para gestionar esta crisis del mundo occidental que, de paso, antes de que explotara la financiera a finales del 2008 muy poca gente advertía sobre el problema estructural que veníamos arrastrando, convirtiendo las burbujas de los mercados en cajeros automáticos. Y, si observamos la evolución de los indicadores, tanto macroeconómicos como cuantitativos del sector privado en 2009 y lo que va de 2010, con ciertos altibajos, debemos reconocer una tendencia a la mejora que ha sido recogida en las cotizaciones de los mercados financieros en ese período.
La parte más positiva que veo en la decisión de la U.E. (respaldada por el FMI), es que este precedente de ayuda a Grecia abre las puertas para un proceso que trasciende una integración alrededor de una moneda con unas normas y políticas a cumplir por los participantes. Visualizo en mi “optimismo no muy informado” unas finanzas centrales de la unión que en un futuro se traducirán en una disciplina fiscal, integral y mas sólida, y en el mundo occidental unas exigencias de rectificación que presionaran el entendimiento en el campo político, obviamente con las excepciones de los ideologistas que a ultranza continuarán haciendo ruido con lo de lo inaceptable del relativismo ideológico. No visualizo un escenario de colapso económico por suspensión de pagos o una recaída recesiva, al menos la voluntad que manifiestan los líderes y los hechos, hasta ahora, así me lo permiten y el riesgo inflacionario implícito en las devaluaciones de las monedas de los países y regiones con excesiva base monetaria y el bajo costo del dinero, en primer lugar, será el precio que todos tendremos que pagar por las malas decisiones del pasado y, en la medida de lo posible, se irá combatiendo con políticas monetarias de corte restrictivo (tasas y liquidez) y políticas fiscales de contracción del gasto.
Permíteme dejar una puerta de salida para cubrir el riesgo indiscutible del proceso citado: “El hombre es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra”. Estuve tentado a invocar en este momento la cita de Einstein sobre las cosas infinitas, pero por respeto general, dejémoslo de ese tamaño.
Abrazo OJAS
No tengo nada que objetar a los detalles que aportas, y mi nota original—¿Recaída letal?—hasta cierto punto straddled, al ser titulada entre signos de interrogación. Al final de ella, además, mencioné un peligro de septicemia fiscal, no una situación que efectivamente se hubiera producido. Así, me curé en salud, aunque de esa forma perdiera el valor de las primas.
Pero el problema está allí. La economía griega se ha portado muy mal, no sólo por no hacer caso a los parámetros exigidos por la UE, sino maquillando dolosamente cifras para ocultar su vulnerabilidad, y las debilidades fiscales de España, Portugal, Inglaterra, Irlanda y los propios Estados Unidos, para no hablar de la megaburbuja china, producen un cuadro que debe llamar a la preocupación. En la década de los ochenta, la crisis de la deuda de los mercados emergentes comenzó por el caso polaco, seguido del mexicano poco después y, cuando vinimos a ver, Venezuela, que por mucho tiempo tuvo una calificación como deudor triple A, vio esfumarse ese prestigio y tuvo que aterrizar forzosamente en el Viernes Negro. (Por la época, Alfredo Lafeé preguntó a banqueros de Londres si no les preocupaba la deuda del Tercer Mundo; contestaron que sí, un poco, pero que la deuda que no los dejaba dormir era la de Estados Unidos).
Mi punto es que las malas noticias de Grecia no se producen en época «normal», sino inmediatamente después de la crisis enorme de fines de 2008. Como destacó el FMI, el margen de maniobra es ahora bastante menor («el espacio de maniobra de las políticas se ha agotado en gran medida o está mucho más limitado, dejando expuestas las frágiles recuperaciones a nuevos traumas»). Esto deja poco espacio a las equivocaciones. No se trata, entonces, de actitudes optimistas o pesimistas, para cada una de las cuales es siempre posible encontrar la cita apropiada de algún autor famoso, ni de sumergir el análisis en la jerga técnica del put o la forma W. El asunto es que todavía no puede cantarse victoria, en esto de una infección que, del territorio meramente financiero, se ha mudado al escenario fiscal.
LEA. Totalmente de acuerdo. Aún estamos en el quinto inning y faltan 12 outs por sacar. En cuanto a Asia, me preocupan sus problemas particulares, que me resultan muy difíciles de entender o asimilar y no las extrapolaciones que hacen nuchos analistas, provenientes del sistema de occidente. Son muchas las diferencias, especialmente en el campo coercitivo, para regular los fenómenos sociales y económicos. Abrazo OJAS
Hola LEA. A propósito de tu nota de hoy.
¡Palo porque bogas y palo porque no bogas!.
La bipolaridad de los mercados (no de la economía) es uno de los riesgos dentro de los capítulos pendientes de esta crisis, que en tono de parábola comparé en mi comentario final con los cuatro innings pendientes del juego (los 12 outs por sacar).
Como se recordará, comenté lo siguiente: “Adicionalmente, en esta etapa post crisis financiera, hay que lidiar con sus secuelas, tales como la liquidación del gigantesco sobre-inventario de bienes raíces, la reforma financiera para que el crédito fluya sin el riesgo de caer de nuevo en las prácticas que nos llevaron a la crisis, y requerimientos de cambios estructurales, tanto en el funcionamiento económico, como en muchos aspectos del orden político y sociológico, exigidos bien por el problema climático, como por las condiciones de competencia que imponen tanto los países asiáticos como las nuevas tecnologías y el avance científico, en un sistema globalizado y, como la guinda sobre el pastel, el comportamiento de los mercados alterando los planes de mediano y largo plazo.
Ha vuelto la volatilidad—en los mercados—pero no en los niveles de pánico de la pasada semana. Algunos analistas la achacan a un ciclo más de un bull market, y otros a que las medidas de recorte para reducir los déficits fiscales son demasiado severas y ponen en peligro la recuperación económica, al limitar el consumo y, en este escenario, los elementos puntuales tanto de los indicadores líderes como de los rezagados, se recogen con alta sensibilidad. Sin embargo, y sólo por esta oportunidad, no tocaré el tema de la imperfección de los mercados sino más bien una expresión de la imperfección política. (Por supuesto que a riesgo de que LEA, el experto en esa materia, se me devuelva con un análisis más profundo). Hoy más que nunca «convergencia» es la palabra clave y, en contraste, las reacciones de los sectores políticos de oposición, a las medidas adoptadas a consecuencia del plan de rescate aprobado por la UE, han sido más de ataques con objetivos electorales que de aportes para salir de la crisis más severa que recuerde la humanidad desde la gran depresión. Esto con la excepción de aquellos países de calma electoral. Obviamente, los sectores sindicales abogan legítimamente por el mantenimiento de sus reivindicaciones y no ven con buenos ojos los recortes anunciados.
Entonces, el muchacho que es malcriado y la madre que lo pellizca, resulta indefectiblemente en un llantén. Es hora de sumar, de transar, de entender que estamos todos en el mismo barco y dejar la batalla política para el momento en que las condiciones económicas lo permitan. Este es el camino, y espero que los expertos que manejan lo modelos econométricos hayan afinado bien el lápiz en el cálculo de cuánto hay que reducir los déficits sin detener la recuperación económica.
Abrazo OJAS
Hola, OJAS. La Nota del Día de hoy fue, en todo caso, primero palo para ti y, a continuación, para mí mismo. El nutrido inventario factorial que indicas, incompleto aún, señala efectivamente la complejidad de las finanzas contemporáneas. Pero mi punto se dirige más a rasgos estructurales del problema, y es lo que el premier chino destacó. (Te recomiendo leer en Business Week una nota del 10 de mayo por Matthew Lynn: Euro Package Leaves Governments Out of Ammunition. Allí hace observaciones bastante parecidas a las que he venido adelantando). Pero tu consejo político es atinadísimo; tienes mucha razón al proponer que «estamos todos en el mismo barco» y por esto debe dejarse «la batalla política para el momento en que las condiciones económicas lo permitan». Es la recomendación más sensata que pueda alguien ofrecer pero, insisto, aun si eliminas las distorsiones de la política, queda un residuo de preocupación estrictamente económica que no ha sido disipado. Abrazo para ti LEA