Como la vez anterior, primero que nada evaluemos la calidad de cada carga en esta mano.
El salidor, Sur, ha cargado 44 puntos, muy cerca del promedio matemático de 42. Tiene una mano de calidad regular hacia mala, siendo lo peor en ella la doble falla por dos y por tres.
Su oponente a la derecha, Este, ha cargado en cambio una mano bastante buena (41 puntos), sin dobles y sin fallas.
Norte posee la carga más liviana (31 puntos), y aunque falla por seis, posee una fuerza razonable en su juego de tres.
Finalmente, Oeste soporta la carga más pesada (51 puntos). Falla por los unos y tiene tres dobles. Si no logra complementar el juego del compañero, tendrá grandes dificultades.
Desde nuestro punto de vista privilegiado, podemos ver que la pareja Norte-Sur no dispone de una pinta en la que tenga mayoría determinante; por su parte, la pareja Este-Oeste tiene seis de los siete doses. Pero cada jugador ve sólo, al arrancar, la carga individual que le ha tocado.
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Sur sale de modo natural por el 5-5, su doble mayor acompañado, desprendiéndose de diez puntos. Este juega, pensando para anunciar que tiene otro cinco, el 5-2. Norte juega rápidamente el 2-3, pues no tiene otra opción. Oeste dispone de la piedra de cuadrar, el 3-5. El maestro Alfredo Fernández sostiene la tesis de que la piedra de cuadre debe ser usada, salvo escasas excepciones. En este caso, Oeste pudiera cuadrar a la mano, es decir, a la piedra del salidor jugando 3-5, o al pie, o sea a la piedra de Norte jugando 5-3. Entre los clichés del dominó existe la máxima «Cuadro al pie, pasa la mano»; Fernández apunta que el tal «principio» ya no se aplica entre buenos jugadores: la mayor parte de las veces, en vez de una gracia sale una morisqueta. Oeste, por tanto, poseyendo él mismo un cinco extra (el 5-6), y sabiendo por la pensada inicial de su compañero que éste dispone al menos de un cinco más, sabe también que en poder de Norte-Sur no pudo haber más de tres cincos, de los que el primero ha sido gastado en la salida de 5-5, y cuadra rápidamente a cinco (juega 3-5), indicando de paso que se queda sin treses. Esta jugada, por otra parte, proveerá a Este de una nueva pinta servida por Sur, lo que facilitará su juego.
Sur juega rápidamente 5-0, su último cinco. Este juega rápidamente el 0-1, informando que no lleva más blancos y manteniendo abierta la pinta a la que su compañero cuadró, iniciando al mismo tiempo su juego de tres unos. (Las dos jugadas de Este han sido de puntas bajas; esto es generalmente bueno cuando los contrarios juegan piedras altas). Norte, sin embargo, teniendo la piedra de cuadre en el 5-1, la juega contra el cuadro de Oeste, aunque lo haga contra la salida, pues para él resulta obvio que al revés encabezaría a uno de los enemigos. Oeste pasa.
Sur piensa para indicar que posee otro uno y acuesta el 1-1, librándose de su incomodidad. En posesión de una carga defectuosa, entiende que su misión es la de facilitar el juego de treses iniciado por su compañero, y al dejar abierto el uno por ambas puntas permite, en principio, la jugada del 1-3 que aún no ha sido colocado. Para su mala suerte, es Este quien posee esta piedra y piensa también, puesto que tiene dos unos, y repone el dos de su primera jugada con 1-2. Norte debe cerrar rápidamente el uno con el 1-4. Oeste piensa para indicar que tiene otro cuatro (en este caso el doble) y cuadra con gran fuerza a los doses del compañero, quedándose, por otra parte, con la corrida de dos (las dos últimas piedra de una pinta incluyendo el doble).
Sur pasa irremisiblemente y Este juega su último dos, el 2-6. Norte pasa y Oeste acuesta el 6-6, liberándose de doce puntos incómodos mientras preserva el control de la cabeza de dos. (Luego veremos la variante de jugar el 6-5, que aparentemente hubiera sido más consistente con su cuadro a cincos).
Ahora Sur dispone de tres posibilidades: 6-4, 6-1 y 6-0. Piensa largo para señalar esta situación y opta por jugar el 6-1, buscando el 1-3 una vez más. (Si jugara 6-0, estaría colocando la posibilidad de la tranca a dos, y si pusiera el 6-4, aunque fue su compañero quien iniciara esta piedra, estaría invitando la entrada del 4-5). Esta vez lo consigue, pues Este debe jugar rápidamente 1-3 sin remedio. Entonces Norte mantiene abierto el tres acostándose con 3.3. (De nuevo, jugar 3-0 sería suicida, al servir la tranca, y por la pensada de Oeste por el cuatro cuando cuadró a dos sabe que al oponente que juega tras él le queda otra piedra de esa pinta y le facilitaría las cosas si jugara 3-4). Oeste acuesta 2-2 y preserva su cabeza.
Sur pasa nuevamente. Este coloca su último tres, el 3-6, forzando el pase de Norte. Ahora Oeste juega el 6-5.
Tal cosa propina un nuevo pase de Sur, y Este domina con el 5-4 por la cabeza de cinco. Este-Oeste ganan 30 puntos.
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Si en su tercera jugada Oeste, en lugar de acostar el 6-6, hubiera jugado 6-5, Sur habría pasado, Este hubiera jugado 5-4 y Norte el 4-3. Entonces Oeste hubiera jugado 2-2 y Sur habría pasado de nuevo. Este, que sabe que Norte pasa por seis, cerraría el tres con 3-6 y Oeste acostaría ahora el 6-6, lo que daría a Sur tres posibles jugadas. Si juega 6-4 encabezándose, le resuelva la vida a Oeste, quien acostaría el 4-4 quedándose con una sola piedra, la ganadora sobre la cabeza de dos (2-0). Si Sur jugara, en cambio, el 6-1, provocaría la llegada fulminante de Este con el 1-3 y se acabó la carrera. Si, finalmente, opta por jugar 6-0, Este pasaría, Norte jugaría sin remedio el 0-3 (acostarse en 0-0 es permitir la tranca) y Oeste reventaría la cabeza con 2-0, para que Sur jugara 0-4 y Este llegara con 3-1. Para Norte-Sur, la mejor de las opciones les habría llegado con la jugada de 6-0, pues Este-Oeste habrían capturado sólo 19 puntos.
Es decir, no había forma de que Norte-Sur impidieran el triunfo de Este-Oeste, pero fue mejor que Oeste acostara el 6-6 a la primera oportunidad.
Y lo antedicho no agota en absoluto las posibilidades de la mano. Por ejemplo, Sur ha podido optar, en lugar de acostar 1-1 en su tercera postura, por jugar 1-6. He aquí una de las variantes provocadas por esta decisión:
Pero otros derroteros se abren si Norte no se acuesta con 3-3 en su cuarta jugada. (Jugar 3-0 es servir, otra vez, la tranca; pero dispone del 3-4). ¿Qué pasaría entonces? ¡Pues que Norte-Sur ganarían la mano y 2o puntos, en vez de perder! He aquí la ruta ganadora que desperdiciaron:
Aunque Oeste sabe cuál es la piedra de su compañero—el cinco extra que anunció al pensar en su primera jugada—sabe también que los blancos que faltan están en poder de los contrarios; es decir, que Sur tiene uno de ellos y ganará de modo irrefragable (adjetivo que aprendí del presidente Chávez), puesto que no puede cerrarlo. Por eso no intenta hacer ganar a Este con el 6-5; se acuesta con 6-6 para descargar un punto adicional.
En síntesis, Sur puso la torta al acostarse en 1-1 en su tercera postura; con el 1-6 hubiera podido ganar la mano. LEA
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Como sabes, leo bastante de lo que nos ofreces por Twitter y por el blog.
Esta nueva sección nos da un respiro dentro de los temas políticos; además, de la mano de A. Fernández uno no puede dejar de dedicarle el tiempo para disfrutarla.
Felicitaciones
Gracias, Jaime. La sección que apruebas me hará, por fin, aprender algo de dominó.
Saludos, Sr. Alcalá:
Mi nombre es Federico González. Soy dominicano. Me gustaría saber de cuánto tiempo, aproximadamente, son las pensadas largas y las breves, y cuánto tiempo se debe tomar, como máximo, para calcular la tranca.
Gracias por su blog.
Estimado Federico: muchas gracias por su intervención. Perdone que no le hubiera respondido con prontitud, pero acabo de llegar de un viaje. Tenía el blog desatendido.
Unos diez segundos pueden bastar para indicar que se tiene dos piedras de una pinta; un poco más—quince, veinte—para indicar tres. Cuatro o más pudieran indicarse, por supuesto, con un poco más de tiempo.
Claro, hay pensadas muy largas cuyo propósito no es indicar que se dispone de opciones, sino realmente para analizar cuidadosamente una situación difícil que requiera, por ejemplo, reconstruir mentalmente el desarrollo de una mano. Un caso típico es el análisis de una tranca sustanciosa y difícil, pues una equivocación puede ser muy costosa. Pudiera ser que el jugador de turno tuviera sólo la piedra de la tranca y, aun así, tenga que invertir un tiempo considerable para estar seguro.
Muchísimas gracias por su pronta respuesta, Sr. Alcalá. Me sirve de mucho, ya que juego continuamente al dominó, y me gusta mucho analizar las jugadas para encontrar la verdad. Imagínese; también juego ajedrez, al igual que usted.
Felicitaciones, soy docente y locutor (retirado). Disfruto totalmente su programa. Durante mi multifacética carrera de 33 años como radiodifusor llegué a tener un programa de seis horas: «Fin de semana musical». Era sabatino y lo comenzaba a mediodía con música instrumental y clásica, dando a conocer la biografía de los grandes maestros. A la una de la tarde, cambiaba el tercio con música variada, mucha cultura y la particularidad de la transmisión de las carreras de caballos. Poseo un gran colección de Música Clásica, la cual escucho ávido. Mi afinidad con sus ideas me llevó a leer su página y como le indiqué «no me pelo» un solo programa por RCR. El programa es sumamente interesante. Se toca la política desde el punto de vista culto… filosófico. Como no hacerlo por sus características ancestrales. Fui campeón de ajedrez y de… DOMINÓ. La cultura es la base fundamental de cambio para toda la humanidad, no hay otra. Decir que vivimos un proyecto político es lo más abyecto que pueda haber escuchado en mi vida. Soy el creador de la teoría del «Cretinismo intelectual», aquella que nos explica el legado negativo de personas como Jaime Lusinchi, uno de los políticos más queridos en su pueblo natal y con carisma, por acento y verbo, pero con decadente carrera política. ¡Placer para mi el escribir en su página… ! Estaremos, de aquí en adelante en contacto, ¡FELICIDADES!
Muchas gracias por sus muy generosas opiniones. Bienvenido.