En la mañana del viernes 24 de septiembre fui a poner gasolina en la estación de servicio de Sta. Eduvigis, sobre la avenida Rómulo Gallegos. Mientras se llenaba el tanque el operario gritó a uno de sus compañeros: «Entonces, ¿vas a votar por el comandante?»
No pude contener una pregunta: «¿Y el comandante es candidato a diputado?» El individuo contestó: «No, pero hay que votar por los de él». «Ah—repuse—¿y por cuáles diputados votará usted en su circunscripción?» El interpelado dijo: «El que más recuerdo es uno de lentes». «Estamos bien informados», respondí. «Yo me informo después, en La Cremallera», completó.
El tanque ya estaba lleno; pagué y recuperé las llaves. Cuando me iba volvió a gritar al compañero, con clara intención de que yo lo oyese: «El comandante va a agarrar cincuenta escuálidos y los va a mandar a Cuba. Para que se los coman los tiburones».
Todo un demócrata que participa. Con amenazas calcadas de su líder, por supuesto. Su voto lo dará al señor de lentes. LEA
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