¿Cómo se cura la vergüenza de una ciudad, de un pueblo? Comprometiéndola, comprometiéndolo con un futuro distinto, trasmutando pena en compromiso de amor y de trabajo transformador. La gente de Tucson estaba en el purgatorio, su corazón roto por la tragedia del 8 de enero. Hasta allá fue el Presidente de los Estados Unidos, en compañía del senador John McCain, para curar almas adoloridas que, de algún modo, se sentían culpables. Allá habló a la gente de Tucson, a la de Arizona, a todo su pueblo. Allí indicó el camino y el alivio de la expiación. He aquí el video que recoge sus mágicas palabras (en inglés), sus palabras sabias, necesarias y bienvenidas. Con ellas renace la política buena. LEA

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