Desde el mismo comienzo, todo nombre, el nombre de cualquiera, nombra un sitio de luto por venir.
Jacques Derrida
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Y si, como [Peggy] Kamuf sugiere [en Por venir: La vigilia de Derrida], el nombre es en sí mismo otro nombre para el luto, esto es porque todo nombre lleva adentro el rastro de una escisión: para ser lo que llamamos un nombre, un nombre debe ser repetible en ausencia de aquél a quien ostensiblemente «pertenece» y debe por tanto ser siempre capaz de seguir viviendo después de la muerte de su portador.
Elissa Marder
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María Elena era la paz más dulce de todas, la hermana más querida de sus hermanos. En fecha de patria para los venezolanos se ha despedido, después de cinco meses de preaviso doloroso. Mis otras hermanas, Francis y sobre todo Sylvia, la cuidaron y mimaron con su sacrificio desde que su enfermedad terminal se declarara. Mi cuñado, Lisandro Lecuna, prestó su casa para que en ella muriera acompañada. José Luis, mi hermano, se deshizo en gestiones para aliviar sus incomodidades. El menor, José Gabriel, empezó a llorarla en diciembre desde afuera. Todos—sobrinos, cuñados, primos, amigos, colegas, alumnos—iban a verla, a acariciarla, o llamaban a cada rato a preguntar por ella. Todos la queríamos, todos la queremos, todos la querremos.
Hay luto en Facebook, en el Instituto Universitario Tecnológico de Los Teques, donde fue amada y eficaz profesora (lo representó deportivamente con honor en innumerables justas de natación, dominó, bowling, softbol y atletismo); hay luto en el grupo Las Magnolias, en el Conjunto Alma Nueva. Hay luto por María Elena.
María Elena era la tía ME de sus muchos sobrinos, hoy desolados. La hermana ME, la que disolvía conflictos, la que amaba la paz y la sonrisa. La hermana musical, la hermana audiovisual, la hermana lúdica, la hermana que escribió de la familia, la que llevaba sus maravillosos equipos de sonido hasta los sitios de las fiestas familiares, listos para el baile y el karaoke.
ME era la cuarta de nosotros; tres otros hermanos hemos debido morir primero. María Elena asumió el pronóstico de su muerte prematura con su paz característica, indicando con dulzura que quienes la queríamos no teníamos por qué entristecernos.
Todos nosotros somos mejores por María Elena. Ahora es nuestro nombre los hermanos de ME. No habrá en el mundo quien quiera olvidarla, por más que el dolor parezca necesitarlo. LEA
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María Elena reunió suficientes méritos como para que su cuerpo descanse en paz, pero su alma seguirá con nosotros alegrándonos la vida con tantos recuerdos maravillosos, llenos de música, de teatro, de proyectos, de creatividad total. Tuve la fortuna de que fuera mi amiga, mi alta pana, mi partner, co-fundadora de La Joda Creativa. Una persona maravillosa sin desperdicio.
Te quiero mucho amiga. Descansa en paz.
Muchas gracias, Chucho, por tus recuerdos. María Elena siempre te quiso mucho, y hablaba de ti con especial cariño.
Que hermoso escrito, LEA. Yo la llevo en mi corazón, y también disfruté de momentos muy especiales con ella. Mi esposo Eduardo y yo, les enviamos un fuerte abrazo en este momento doloroso a todos Uds. ¡¡¡¡Dios la tenga en su gloria!!!!
Gracias a Eduardo y a ti. La vida con ME era como la describes: hecha toda de momentos especiales. Haré llegar el abrazo de Uds. a hermanos y sobrinos.
Ahora sólo quiero recordar algunas de las anécdotas cuando fui su alumna en el IUT. En el primer examen que nos hizo yo saqué 7 puntos y me sentía complacida. Cuando comienzo a revisar la prueba veo tachaduras por todos lados, me le acerco y le digo: «Profesora, no entiendo. ¿Cómo es que saqué 7 y está todo tachado?» «Claro querida—me dijo con su tono tan peculiar—, es sobre 100, no sobre 10». Y, por supuesto, mi cara era para llorar. Ella me dijo dulcemente: «Tranquila que ese 7 lo vamos a convertir en mínimo 70 y no precisamente porque yo sea Estadista».
Otra de las anécdotas fue que en una oportunidad nos fuimos a Cata y nos ibamos a quedar en carpa. Muchachos al fin, decidimos irnos todos a Catica caminando por la montaña. Cuando regresamos, habían robado sólo el bolso de ella porque obviamente tenía pura ropa de marca (había recién regresado de EEUU). Ella dijo muy campante: «Tú me prestas plata, tú el traje de baño y tu ropa; pero yo no me voy, la estoy pasando demasiado rico con ustedes». Ella era así: sencillamente adorable e irrepetible. La quise mucho, la quiero y la querré por siempre.
Gracias muy grandes, estimada Betty, por tan entrañables recuerdos, que retratan fielmente a María Elena. Sé que fue a la vez profesora exigente y dulce, asequible y divertida, amiga de sus alumnos. Hablaba de ustedes con grande afecto. Una clave de su técnica pedagógica era su talento histriónico.
Murió hoy poco después de las 11 y media de la mañana. (Yo acababa de enviar un correo en el que decía que probablemente nos dejaría en Semana Santa). Ya en la tarde, distendidas sus facciones, una serena sonrisa apareció en su rostro.
Que hermoso, Luis.
La sonrisa que nos regaló después de su muerte, nos dejó tranquilos y seguros de que ella estaba bien, gozando de la vida eterna.
Como dijiste tu: «Todos nosotros somos mejores por María Elena».
Dios la bendiga.
Guaoo primo… ¡¡¡QUé BELLEZA!!! Tus palabras aliviaron todos esos sentimientos encontrados que sentí cuando supe lo de la enfermedad y luego la partida de María Elena, que oscilaron entre el amor, el temor, la fe, la rabia, la conformidad, la esperanza y sobre todo la tristeza. Hoy, día de su partida, es dulce saber que habitó un ángel entre nosotros y no lo sabía; que me hizo tocar el amor, divertirme con su humor, reírme con sus ocurrencias, honrarme con su atención, deleitarme con su creatividad y, ante todo, ser ejemplo de autenticidad para todos los que tuvimos la dicha de compartir con ella. Seguro que Dios está gozando un puyero con esta Alcaloide sin par. Comparto contigo, Nacha y los hijos esta Pérdida y los grandiosos recuerdos que hacen que permanezca entre nosotros. Titina
Bueno, prima, haz hecho una síntesis exacta de lo que ME supo ser para todos nosotros. Gracias por la calidez y justeza de tu retrato.
Estimado doctor Alcalá: no conocí a su hermana, lamentablemente, pero quiero expresarle mis condolencias. También yo perdí a mi hermana menor, y sé que duele mucho.
Sinceramente,
María Josefina Tejera
Sé que mi amiga de primera juventud, Valentina Tejera, hija de Don Carlos Tejera, murió prematuramente. Era, igual que mi hermana, una dulce y entusiasta persona. Supongo que era familiar suya.
Perder un hermano menor es tan antinatural como perder un hijo. Uno siente que la Naturaleza se ha equivocado. Muchas gracias por su simpatía.
Siento mucho la muerte de tu hermana, a quien no tuve la suerte de conocer. La descripción que haces de ella es maravillosa. Ese amor, cariño y recuerdos que les dejó fue sin lugar a dudas algo especial que les permite, a los hermanos que están hoy recordándola, llevar este trance de manera posible. A mi hermano Roberto, hace seis meses lo operaron de un cáncer, el peor, en el cerebro. Está bien, pero la angustia y preocupación de los hermanos está a flor de piel. Recibe un gran abrazo.
Mil gracias, Eduardo, por la cercanía y el afectuoso mensaje. A Roberto lo quiero mucho, y te ruego le envíes un abrazo muy estrecho de mi parte, así como a Ana Teresa, su esposa.
Era igualmente un tumor cerebral lo que nos arrancó a María Elena.
Muy apreciado Luis Enrique, Nacha y querida Familia Alcala Corothie:
Desde hace algunos días, cuando supimos la fase final de los padecimientos de María Elena, añadimos a nuestras oraciones intenciones por ella y por todos sus seres queridos. Hoy, 20 abril, día de su sepelio, nos identificamos plenamente con vuestros sentimientos, y rogamos esta vez por su eterno descanso, encomendando Misas y Sufragios por su eterno descanso.
Con un fuerte y solidario abrazo,
Jorge y María Celina
Un abrazo muy agradecido para ustedes.
Hola DOC:
Fiel a su costumbre, ha despedido a una maravillosa persona—su querida hermana—con muy hermosas palabras. Son admirables las referencias tan elevadas que Ud. utiliza cada vez que, desafortunadamente, debe referirse a la partida de seres humanos tan valiosos. Ésta no es la excepción.
DIOS reciba su Alma.
MIS RESPETOS.
Muchas gracias, César, por su cálido mensaje y sus mejores deseos.
Luis Enrique: como siempre, tus palabras son sabias y oportunas. Dices las cosas que uno piensa pero a veces no sabe cómo expresarlas. No hace falta que te diga el enorme vacío que María deja en mi vida, como en la de todo aquel que tuvo la dicha de ser su amigo. Hoy hace un mes que mi hermana La Negra nos dejó y ayer despedimos a María Elena; creo que no cabe más tristeza en mi alma: dos hermanas, una de sangre y la otra de vida. Yo no tengo la fe que tienen ustedes, la cual envidio ya que ésta les ayuda a pasar estos malos momentos.
No hace falta tampoco que te diga cuanto quiero a tu familia, la cual considero como mía. Ahora, solo en mi casa y al recorrer el camino de mis recuerdos, María esta en todos ellos presente, toda una vida de compañeros, amigos, cómplices, hermanos, compinches o como quieran llamarnos.
Ella te admiraba muchísimo y siempre hacía referencia a tu inteligencia. Te digo esto ya que muchísimas veces me comentaba tus escritos y opiniones. Cada vez que hablaba de ti lo hacía con un gran orgullo de ser tu hermana.
Sólo digo que si realmente el cielo existe ella estará en él, o reencarnará como ella siempre lo creyó. Ahora, si realmente existe la otra vida sólo espero que no se le ocurra montar el karaoke, ya que segurito querrá que yo vaya a hacerle la segunda voz.
Muy querido Abelardo: todos, hermanos, sobrinos y amigos de María Elena, sabemos que tú fuiste su gran compañero y hermano de elección. Tenías un lugar especialísimo en su corazón y supiste llenarla de alegría. Por eso te estaremos siempre agradecidos. Gracias por tu cálido comentario.
Fui su compañera, su amiga, y llegué a ser hasta un poco hija siendo mayor que ella: su tamaño frente al mío, su paz, su palabra, el abrazarme cuando yo sufría por algo, su silencio oyéndome, nuestras charlas sobre los alumnos, el cine, la literatura, la música, la astrología; no había tema que no tocásemos. Verla llegar por el pasillo de nuestro sitio de trabajo era como la llegada de la primavera. Nuestro departamento, al que ella perteneció hasta la jubilación debe tener aún el eco de sus y de nuestras risas. Se fue una criatura de Dios, hecha a su imagen y semejanza. Que Dios la tenga a su lado.
María Esther de Casanova
¡Cómo agradecerle, María Esther, el conmovedor tributo de su texto! Será, tal vez, siguiendo su ejemplo, riendo por la vida aun sin ella.
No supe de su enfermedad. Me queda el sinsabor de no haber podido compartir con todos ustedes la despedida, la cual no tengo dudas que estuvo a la par de lo que mi amiga y colega siempre mereció: mucho amor. Al igual que Josito, la lloro en la distancia, desde ayer cuando leí el mensaje de Francis. Todas las experiencias y los momentos compartidos con María estuvieron llenos de armonía durante mas de 30 años de amistad. Fui integrante de Alma Nueva gracias a que ella me reclutó. Lleguen hasta Sylvia, José Luis, Francis, Josito, El Negro, Gery y Raúl, al igual que hasta Luis Enrique y todos sus familiares, mis más sentidas condolencias.
Muchas gracias, Elizabeth, por los gratos recuerdos. Parece que ME fue leída por todos de la misma manera, como la paz más dulce de todas.