(Extracto del décimo capítulo de Las Élites Culposas, próximo a aparecer en librerías).
La explicación proporcionada por la ideología usualmente consigue culpables de un estado indeseable de la sociedad que resalta en su crítica. Así, por ejemplo, el marxista sostendrá que la culpa del subdesarrollo es de la empresa privada, cuyo afán de lucro produciría la “exclusión” de grandes contingentes humanos en su afán por mantener privilegios de clase, y que el Estado revolucionario está llamado a corregir ese estado de cosas; por lo contrario, un liberal argüirá que el subdesarrollo es culpa de la excesiva intromisión del Estado en la economía y que, si se deja tranquila a la “libre empresa”, será posible alcanzar un desarrollo avanzado. En medio de estos polos extremos se ubican las ideologías intermedias: básicamente la social-democracia o socialismo evolucionista o reformista y la democracia cristiana o social-cristianismo, desarrollado a partir de principios expuestos en las “encíclicas sociales” de los papas a partir de León XIII (1891), y que desde un inicio se perfilaba explícitamente, esa “doctrina social de la iglesia”, como un “tercer camino”.
Estas cuatro “medicinas”—precientíficas todas, por cierto—suponen ser panaceas que curan la calvicie y la indigestión políticas, el estreñimiento y los calambres económicos, la urticaria y la impotencia sociales y la obesidad y el sabañón culturales. Como prescripción sirven—pretenden quienes las propugnan—para resolver cualquier problema público. Incluso formalmente, son panaceas en tanto son nombres genéricos que funcionan como etiquetas o marcas. Nadie sabe exactamente qué contiene el frasco que las luce. Piénsese, por caso, en el cacareado “Socialismo del siglo XXI”, pero también en la “Democracia nueva” de una cierta campaña electoral de 1988 o el “Pacto social” de una de 1983.
La Política es, o debe ser y es lo que podemos los ciudadanos exigir, el arte de resolver problemas de carácter público. Una vez más, ninguna otra cosa la justifica. Se trata, con la Política, de un oficio difícil y delicado. El político se entromete con una sociedad y su historia. Es lo que hace un médico, un odontólogo, un enfermero, con un paciente a la escala personal. A éstos exigimos que estén al día en el estado del arte de su profesión; por esto no puede ser que algún galeno interprete a estas alturas un cuadro patológico a partir de una teoría (ideología) de los miasmas, o prescriba la ingestión de esmeraldas molidas—más de una vez rayaron la mucosa gástrica de señores renacentistas que podían pagar ese tratamiento—porque tengan una presunta virtud astrológica.
luis enrique ALCALÁ
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Pareciera muy lógico que quienes aspiran a gobernar tengan como objetivo central en Venezuela la reducción de la pobreza y, por consiguiente, crear las condiciones para una mayor prosperidad. En el caso de AD, Mariano Medina Febres(Medo) creo un personaje en 1945 llamado Juan Bimba, una carictura de un pobre con sombrero de cogollo, cara sonriente, y un bollo de pan en el bolsillo. Hoy son millones de venezolanos que siguen a Chávez con un bollo de pan. Y por más que nos esmeremos en analizar a profundidad los programas políticos y económicos, mientras no se tenga una comunicación con los Juan Bimba, dándoles a entender que es posible salir de esa condición paupérrima en la que viven mas de 22 millones de venezolanos. Los otros 5 restantes, menos pobres, tienen la responsabilidad de convencerlos de dejar de ser Juan Bimba. Muy a mi pesar, el mensaje de la MDU y Capriles está muy lejos de ese objetivo, y por ello estamos en las circunstancias de un nuevo fracaso, a menos que haya un cambio radical en el enfoque y no se siga prometiendo el mismo menú de Hugo Chávez, anteriormente de AD. El programa de gobierno de Arístides Calvani era tan profundo y completo que los propios copeyanos nunca entendieron lo que tenían entre manos. Y por ello el Gobierno de Caldera fue una extensión de los de AD.
Gracias , Aurelio. Tu frecuente participación me da siempre la oportunidad de detallar cosas importantes. Por una parte, valdría la pena no simplificar al extremo; no es una descripción correcta de la distribución del ingreso en Venezuela decir que más de 22 millones de habitantes están en «condición paupérrima» (superlativo de pobre) y cinco millones son «menos pobres». La pobreza extrema en Venezuela es la condición de sólo 2 millones trescientos mil pobladores, y en pobreza general (que incluye los anteriores) contamos a 8 millones seiscientos mil. (Ver trabajo de José Huerta: Ingreso familiar y pobreza en Venezuela).
Por supuesto que la distribución de la renta indica en nuestro caso una sociedad enferma (Ver en este blog Una política normal). Es mi punto que es de esta manera, como patología, que debe verse este asunto, no como un problema de «justicia social», lo que conduce a la noción de que alguien es pobre porque se le «excluye» de la riqueza de manera «injusta» y esta situación justificaría una lucha de clases. Claro que debe ofrecerse un trabajo serio, profesional y responsable para estimular crecimiento económico y normalización de la distribución del ingreso. Lo que no puede ser es que alguien salga del Consejo Nacional Electoral de inscribir su candidatura y declare: «Voy a acabar con la pobreza». (Manuel Rosales en 2006).
La inmensa mayoría de nuestros ciudadanos es gente inteligente que preferirá que los políticos le digan la verdad.
Me parece interesante que reiteres las siglas MDU para referirte a la Mesa de la Unidad Democrática; lo correcto es escribir MUD, así signifique esto barro en inglés.
Muy interesante tu planteamiento y coincidimos en muchos aspectos, sobre todo lo de panacea, que recuerda unas películas que nos pasaron cuando cursaba bachillerato sobre enfermedades venéreas y hablaban de una tal panacea Paxton, lo que causó mucha hilaridad entre los estudiantes, como ahora nos la están causando todas estas panaceas políticas. La seriedad brilla por su ausencia y, realmente, me provoca que apareciese una tercera alternativa. Oí tu intervención en el programa de hoy de Golpe a golpe y realmente eres como un San Juan Bautista, la voz que clama en el desierto.
Muchas gracias por tu generosa apreciación. Estimo que el desierto se está llenando de vegetación: ayer se supo que Datanálisis había registrado la anomalía de un crecimiento de 6% de los indecisos en el último mes; esto es, crecen los no alineados, quienes no se convencen ni con el discurso oficialista ni con el de los opositores.
Fausto Masó condujo la entrevista en Golpe a golpe con gran eficacia. (Archivo de audio en A 17 páginas por año).