Si José Antonio Abreu y su magnífica obra obtuvieran el Premio Nóbel de la Paz que se les debe, comenzaría a desear lo mismo para Hans Rosling, el médico sueco que es él solo una agencia de desarrollo unipersonal. Esto no significa, por supuesto, que no trabaje en equipo; por lo contrario, es un insigne líder de grupos e instituciones, un motivador incansable, un pedagógico conferencista con una capacidad fuera de lo común. Rosling se especializó en problemas de salud pública—en Bangalore, India—después de graduarse en la Universidad de Uppsala en medicina y estadística. Fue en otros países, especialmente de África, donde hizo sus primeros y brillantes aportes como sanitarista. Más tarde, luego de descubrir, estudiar y tratar exitosamente en muchas localidades de ese continente un brote de parálisis epidémica, obtuvo un doctorado de su Alma Mater en Suecia.
Pero Rosling es un sabio integral: la salud la entiende en conexión con el desarrollo económico, el crecimiento poblacional, los estilos de vida, el tamaño de las familias, la pobreza… A esa sabiduría une la vocación del predicador de la verdad, del cruzado sin otra arma que los hechos que presenta del modo más divertido y convincente—con el auxilio del software Trendalyzer que desarrolló con su hijo y su nuera—, plenamente reconciliado con la humanidad. Es la estrella de las Conferencias TED, es un verdadero ciudadano del mundo.
Rosling es, por otra parte y muy claramente, un médico político; en el video que sigue declara que no es optimista, pero tampoco pesimista, sino «un serio posibilista» fundado en una consideración analítica de los hechos, de la que las emociones son excluidas. (Bueno, no todas; es evidente en el estupendo humor de Hans Rosling que la verdad se asocia muy bien con la alegría). Es ésa la clase de política que debe sutituir a nuestra muy primitiva política ideologizada, que se agota en la mera búsqueda del poder.
¡Hans Rosling Presidente!
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