Tal vez la historia española se escriba antes de que ocurra.
La verdad que ya no podemos eludir
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Era el mes de noviembre del primer año de un cierto período presidencial en Venezuela. Un alto funcionario del incipiente gobierno invitó a su casa a un compacto grupo de conocidos, amigos y subalternos de su cargo, a quienes justificó la convocatoria en estos términos: «Les pedí que vinieran para comunicarles que quiero ser el próximo Presidente de la República».
Una discusión más o menos pertinente siguió a tal solemnidad, y cuando tocó el turno a uno de los presentes, éste dijo: «Veo dos problemas en lo que planteas, y te anticipo que el primero de ellos no me interesa en absoluto: no me importa cuántos mítines, cuántos eslóganes, cuántas pancartas y volantes o cuántos jingles sean necesarios para que alcances la Presidencia. No me preocupa para nada cómo harías para llegar a Miraflores. En cambio, me interesa un segundo asunto: ¿que harías tú como presidente? O, puesto de distinta manera, ¿por qué tendrían los venezolanos que elegirte? ¿Para qué quieres ser presidente?»
El interpelado era persona de mente rápida y repuso con agilidad aduladora: «Aquel presidente que se rodee de personas tan capaces y brillantes como las que hoy están aquí será un gran presidente». Quien lo emplazara le hizo notar de inmediato que su respuesta, si bien ágil, astuta y persuasiva, no era en ningún caso convincente.
Poco después se produjo un alejamiento de estos dos interlocutores, y el pretendiente de la Jefatura del Estado se quejaba a comunes amigos que sus llamadas e invitaciones al otro no eran contestadas. No menos de una media docena de reclamos de esta clase le hizo llegar por interpuestas personas, hasta que el destinatario optó por escribir una carta al quejoso. Allí le puso:
Hace poco supe de una vieja leyenda alemana: en el origen del mundo había sólo dos clases de hombres, los héroes y los sabios. Los primeros salían todas las mañanas a trabajar: a conquistar castillos, rescatar doncellas y matar dragones; lo propio de los héroes. Pero éstos, al final de la jornada, se encaminaban a las cuevas de los sabios y les pedían que les explicaran qué significaba lo que habían hecho durante el día, pues no tenían la menor idea de por qué lo hacían.
He registrado mi parentela: tengo, obviamente, sangre española; tengo sangre francesa, italiana y hasta algo de escocesa, pero el alemán no me sale por ninguna parte. A mí tienes que explicarme el sentido de una hazaña antes de acometerla. Su justificación no puede ser una racionalización posterior.
No hay duda de que eres un poderoso emisor de señales políticas, pero lo que a mí me interesa son los significados. Es eso lo que nos separa.
La carta bastó. LEA
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Buenas noches LEA, no sé por cual razón, pero intuyo que el autor de esa carta fue usted. De repente por la franqueza de los conceptos emitidos tanto en ella, como personalmente al «aspirante prematuro» a Presidente.
Saludos,
Fernando Guijarro.-
Las anécdotas permanecerán sin nombres; el pecado pero no el pecador.
Mis saludos doctor Alcalá.
Los godos que invadieron Europa y particularmente, la península ibérica, eran tribus germánicas.
Mucho antes de ser nuestro país, ni siquiera parte del Virreinato de la Nueva Granada y a mucho tiempo de ser una Capitanía General (Rango militar más alto en la cultura española), se llamaba Kleine Venedig. El celse coriano es una versión más tropical y antigua del Sülze, que es cabeza de res (cualquier tipo) confitada. Los Welser dejaron una cultura de la que todavía quedan huellas, no tan profundas y crípticas, sino de uso común, tal vez, demasiado común, como el verbo «erregt». Que significa, entre otras cosas, bravura, persistencia, ser enérgico y no dejarse fregar. No se cuánto hay de venezolano en el espíritu alemán, pero sí se que hay mucho espíritu alemán en todo venezolano y venezolana, sobretodo cuando dice: «¡Ese sí es arrecho!, ¡Esa sí es arrecha!, cuya polaridad le permite para ser usada para calificar lo mejor de la humanidad de alguien o lo peor de ella. También hay una vocación alemana cuando sino se se puede ser el más erregt, por lo menos no se es un Eierkopf, que puede deducirse cariñosamente de la palabra compuesta de eier (huevo) y kopf (cabeza), a la categoría bipolar, bidimensional de «huevón» o «huevona», para calificar lo mejor o lo peor de las personas de cualquier género. Ambas palabras son como el dios Jano, pueden ser virtudes y defectos, insultos o halagos, autoinsultos o autohalagos. Ver para adelante y para atrás, simultáneamente. Ambas palabras precedieron por siglos la fundación de la Colonia Tovar y la venida de los comerciantes alemanes modernos en la era venezolana del café.
En lenguaje gótico en lugar de usar la palabra o sufijo «hijo» al nombrar los descendientes, le ponían un «th» que luego se convirtió en «Z». Per es Pedro, Pereth (Fonético) era hijo de Pedro, Rodericth era hijo de Roderic. Por eso hay tantos Pérez, Rodríguez, Hernández, etc, etc, etc.
Acercándome a su anécdota, los Welser necesitaban gente pensante es decir sabios, es decir Eierkopf, pero también para descubrir El Dorado se necesitaba mucho Erregtheit, porque los aborígenes eran muy erregt de por sí y la competencia europea también, mucho, mucho, erregt, tal vez demasiado.
La vieja leyenda alemana se refiere a que en el tiempo de los nibelungos, los héroes difícilmente pasaban de veinte o veinticinco años (sobrevivir los quince era la meta soñada, igual pasa actualmente con los delincuentes en los barrios y cárceles venezolanos, donde no ser erregt es morir) y para ser sabio se requerían por lo menos ser mayor de treinta a treinta y cinco años. Esos eran los sabios de las tribus y los religiosos también. Estos últimos lograban memorizar (comprobado) quinientas mil líneas.
Las tribus germánicas se establecieron en las entonces selvas boscosas. (venían del Wunderwanderung del este de Eurasia). Los francos (Franken) eran una tribu alemana que sometió a los galos (galois) o lo que quedaba de ellos. Los problemas entre Francia (Frankreich) y Alemania fue siempre un problema germánico, así como también, la actual unión (el discurso de DeGaulle en perfecto alemán a la juventud alemana,en 1961, lo coloca sólo después de Adenauer y Kohl en liderazgo puramente alemán).
Los lombardos eran una tribu o coalición de clanes que se adueñaron del norte de Italia, los burgundios, de partes espécificas de Francia. Hasta los actuales monarcas europeos, son descendientes de clanes y dinastías germánicas.
Los escoceses eran celtas y los sajones, al igual que los romanos, les fue casi imposible, someterlos.
Hoy en día existen en los EEUU y EU, una cantidad considerable de compañías que sacan el ADN del cliente y lo comparan con los marcadores geográficos. Inclusive, National Geographic saca los exámenes muchos más baratos pero a cambio que se permita usar la data del cliente para un megaproyecto a nivel mundial(https://genographic.nationalgeographic.com/). Esto arroja grandes sorpresas. Es el fin de la historia (individual), en lo que se refiere a racismo, odios ancestrales, teorías de herrenvolk, urvolk etc. Es fácil encontrar en los que se consideran arios puros, resultados, donde a nivel genético coexisten los marcadores de los cohanim con marcadores supergermánicos y los marcadores de la Madre áfrica, donde la metáfora religiosa se demuestra en el ADN mitocondrial, sí hubo una «Eva», o algo que se le parecía demasiado.
Richard Dawkins y Robert Trivers por nombrar sólo a dos, saben más de historia y humanidad que los que siendo expertos en esas espacialidades, han encontrado justificaciones para darle a la cultura un origen mitológico para después sojusgar y someter a los demás.
Los últimos estudios del mismo IVIC, dan al genoma promedio venezolano unos marcadores predominantes (más de sesenta y ocho por ciento (68%), son europeos-hispánicos, incluyendo zonas como la de Barlovento, que por los fenotipos más usuales, hacen difícil suponer que tienen más de europeos que de afrodescendientes, independientemente del color de la piel. Amén que todos los europeos, asiáticos e indoamericanos poseemos alguna de las versiones del mismo marcador «L», es decir que hasta los vikingos descienden, como los chinos y el resto, de África.
Eso, por supuesto, no es ciencia políticamente útil para la hegemonía actual, que aspira, en lugar de reinvindicar, crear una espacie de racismo inverso, que es igual de anticientífico e igual de absurdo que el que los relegó a ellos, a los afrodecendientes recientes, a la esclavitud y tantas otras barbaridades y que de implantarse, creará los mismos desastres y abusos, por las ideas de falsa superioridad que estas bolserías generan.
Tío Tigre es el erregt, Tío Conejo es el Eierkopf (en el sentido original de los términos). Esa dualidad es necesaria para lograr grandes cosas. Sin embargo, esa misma dualidad es el dilema terrible de los venezolanos, en cada esquina, en cada cola en cada competencia y en cada piñata, todos los días.
El hombre, desde que lo es (homo sapiens sapiens), ha producido ocho mil (8000) generaciones, Europa post romana (invasiones o mejor dicho, sustitución germánica) son sólo cincuenta y seis (56) generaciones (0,7% de las generaciones). Desde Kleine Venedig hasta hoy, los venezolanos son diecisiete (17) generaciones (0,17% de las generaciones humanas totales). La epopeya que nos obsesiona a los venezolanos son sólo seís (06) generaciones (0,075% de las generaciones humanas).
Esa proporciones y porcentajes sirven para resaltar lo vacuo, inicuo, inútil e inculto de definir el problema ellos-nosotros, de la cual el racismo es un concepto subyacente, al igual que la idea de nacionalidades y de Estado. Demuestra lo fatuo e inútil de los «ismos».
Todo esto sirva para hipotetizar, que un observador indepeniente y sincero, que hubiese presenciado el evento que usted describe, lo hubiese contextualizado como el diálogo entre dos alemanes (ninguna ofensa pretendida a ninguno de los dos, tampoco ningún halago): uno con la mira puesta en el honor y otro con la mira puesta en el deber. Los dos son importantes. El honor a nivel individual, pero el deber es vital para un colectivo, independientemente del tamaño (fratría, patria, tribu, clan, asociación de clanes, horda, nación, Estado, Multiestado). El segundo, el deber requiere metas, previsión y constancia. Lo mejor de los dos mundos es el balance correcto del deber y el honor, como se puede apreciar en Reyes de la Biblia, en el Mahabarata o en Beowulf. Por eso, la coalición de tres germánicos como Churchill, De Gaulle y Roosevelt (aunque se valieron del deber y la abnegación rusa bajo el mando del segundo más deshonorable de los hombres, que había sido socio del primero) derrotaron a un pobre germánico, que creó falsos deberes para salvar un falso honor. El deshonor encarnado, el peor de los hombres. (Por ahora).
Lo conocido requiere del deber, lo desconocido, lo nuevo es el terreno del honor de héroe, donde siempre será necesario: desde un quirófano hasta un incendio, pasando por supuesto, por todas las batallas y guerras.
Existe el heroísmo moral, existe el heroísmo cívico, esos son los que requieren el mejor balance de deber-honor. Este trasciende todo heroísmo. La ambición fuera de estas dimensiones va perdiendo su sustento moral y hasta el biológico.
Por lo que he leído en su página web y dados los resultados de los que han sido presidentes y candidatos, permítame creer que hubiese sido mejor para todos que usted o alguien como usted hubiese sido candidato y presidente. A lo mejor usted no sabe que probablemente (como yo intuyo) le salga algún gen alemán, ya que no tiene la información de su mapa genético, pero ud. al recibir los resultados, diría ¡Qué arregt!!! Se sorprendería y usaría esa información adecuada o sinceramente, para sacarle provecho, porque esa es la actitud del deber y el honor balanceados, en posiciones de liderazgo grupal a toda escala. Que es el que se requiere para hacer un gran país, o por lo menos uno que no sea el reino de la inmoralidad y del despilfarro.
Le insisto en que funde el partido del Tío Conejo, usted tiene el conocimiento y las condiciones morales correctas para que haga su intento frontal, de rescatar al país y llevarlos a derroteros de concordia y progreso, donde todos esos genes que salieron hace doscientos mil años de África y que se han reunido por las más azarosas causas en Venezuela, lo hagan con paz, sabiduría, valentía moral y que se logre la más feliz Venezuela, Die grosse Venedig, si se quiere, para los que les gusta el celse coriano y sueñan con el Dorado de las virtudes todavía.
Gracias una vez más por sus contribuciones—verdaderos ensayos, debiera considerar acometer su propio blog—y las generosas opiniones. Por ahora creo mi deber transmitir lo que he creído ver y entender; preparo una suerte de manual del ciudadano y un taller de Política Clínica que primeramente será presencial y luego estará disponible en Internet.
Saludos doctor Alcalá.
¿Hay alguna manera de ir al taller a aprender?
Cuando esté listo avisaré por distintos medios, incluyendo este blog.