The term gambler’s ruin is used for a number of related statistical ideas: The original meaning is that a gambler who raises his bet to a fixed fraction of bankroll when he wins, but does not reduce it when he loses, will eventually go broke, even if he has a positive expected value on each bet. Another common meaning is that a gambler with finite wealth, playing a fair game (that is, each bet has expected value zero to both sides) will eventually go broke against an opponent with infinite wealth. (…) The most common use of the term today is for the unsurprising idea that a gambler playing a negative expected value game will eventually go broke, regardless of betting system.
Wikipedia
Quizás sea una explicación de tan marcado y reiterado fracaso el asunto de los tabiques que encierran la percepción y el pensamiento de la oposición. El chavismo es muy pernicioso, pero no por ese mismo hecho convierte en buenos a sus opositores; a ambos hay que dejarlos atrás.
Glosa aureliana, 23 de julio de 2012
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Dos gobernaciones en 2004, cinco en 2008, tres en 2012 para la oposición. De estas últimas, dos recayeron en disidentes del chavismo ligados en un tiempo a Patria Para Todos. Lara, en manos de Henri Falcón, que decía a Hernán Lugo-Galicia (El Nacional, 2 de mayo de 2010) cuando comenzaba su separación de Chávez: «Creo en la democracia, en un socialismo ético y productivo y en la Constitución». Al mismo periodista, que le preguntó si era revolucionario, contestó: «Soy un ciudadano convencido de la necesidad de cambios estructurales. Una revolución es para construir, no para destruir. (…) No lo digo sólo yo. Lo dijo también, por citar un caso, Salvador Allende en 1970, al asumir la Presidencia de Chile». (¿Será uno de sus héroes o modelos?) Amazonas, que dio al PPT en 2010 las únicas diputaciones que consiguiera ese partido, eligió a Liborio Guarulla, líder regional de la etnia baniva que forma parte del Movimiento Progresista de Venezuela, una formación política que contribuyó 0,7% de la votación del 7 de octubre por Henrique Capriles Radonski. (Constituida por ex militantes del PPT y Podemos, es decir, antiguos constituyentes del Polo Patriótico). Sólo Capriles es originalmente opositor, destacado miembro de Primero Justicia, un partido «centro-humanista». Nada para la derecha, pues. Guarulla, Falcón y Capriles son tres gobernadores en ejercicio que preservaron sus cargos. César Pérez Vivas, Henrique Salas Feo, Morel Rodríguez y Pablo Pérez, cuatro que los perdieron.
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Ha sido vergonzosamente derrotada la Mesa de la Unidad Democrática. Nada puede ocultar la escala y extensión del triunfo rojo, ciertamente no las quejas sobre la oportunidad de las elecciones—Carlos Ocariz: «Muy mala fecha; estamos a ocho días de Nochebuena»—o las consabidas del ventajismo. Ramón Guillermo Aveledo concluye: «Todos los partidos tienen que reflexionar, es nuestra obligación”. Quienes deben estar reflexionando son los factores financieros de la oposición: han venido botando plata sistemáticamente desde 1998; tal vez hoy barrunten que será mejor que la coloquen en opciones verdaderamente nuevas; a los dirigentes de la MUD les sale adquirir lo que Rafael López-Pedraza llamó conciencia de fracaso.
En sí mismo, el concepto de la MUD es perdedor, puesto que repite mantras opositores mineralizados que se han demostrado consistentemente ineficaces: «Somos oposición», «La unidad opositora es necesaria para vencer», «Se necesita una organización de organizaciones». Ante tales conceptos estratégicos, el chavismo ha ganado todas las confrontaciones electorales desde 1998 salvo el referendo de 2007, que perdió por la marcada abstención de sus simpatizantes habituales.
No se necesita una organización de organizaciones, un «movimiento de movimientos»; se necesita una organización o movimiento de ciudadanos, y no hay partido viejo (AD, COPEI) o invento político—Primero Justicia, Un Nuevo Tiempo, Voluntad Popular, Alianza Bravo Pueblo—que pertenezcan a la MUD e insistan en su independencia que hayan podido entusiasmar a suficientes electores o superar al Partido Socialista Unido de Venezuela. El Instituto Venezolano de Análisis de Datos midió acerca de la afiliación o simpatía partidista en marzo de este año: el total de los partidos de oposición sumó 24,3%, mientras se registraba 28,2% de electores que no se pronunciaban por ningún partido y 3,8% de gente que no sabía o no respondió. Los electores no afiliados superaban a todas las fuerzas de la MUD al mes de sus primarias.
No es, pues, la unidad de partidos opositores, de los que el más fuerte lograba atraer en marzo a sólo 7,1% de las simpatías políticas, la fórmula ganadora. (¿Unir a “la oposición”, cuando la mitad de la nación no le está afiliada, sería la estrategia adecuada? Tal vez, pero la tarea política profunda es la de unir a ese país dividido. Principal virtud, 19 de febrero de 2009).
Lo que siempre ha hecho falta es una oferta política que deje atrás, claramente en la obsolescencia, al chavismo y a su oposición. Ella tiene que ser una idea que trascienda a toda ideología, una oferta transideológica. («…este nuevo desafío, el de una sociedad que al cabo no se reconoce en ninguna de las tribus políticas tradicionales: izquierda, centro o derecha…» Carlos Fuentes, en artículo publicado el día de su muerte).
El discurso requerido debe apagar el incendio por asfixia, cubriendo las llamas con una cobija. Su eficacia dependerá de que ocurra a un nivel superior, desde el que sea posible una lectura clínica, desapasionada de las ejecutorias de Chávez, capaz incluso de encontrar en ellas una que otra cosa buena y adquirir de ese modo autoridad moral. Lo que no funcionará es “negarle a Chávez hasta el agua”, como se recomienda en muchos predios. Dicho de otra manera, desde un metalenguaje político es posible referirse al chavismo clínicamente, sin necesidad de asumir una animosidad y una violencia de signo contrario, lo que en todo caso no hace otra cosa que contaminarse de lo peor de sus más radicales exponentes. Es preciso, por tanto, realizar una tarea de educación política del pueblo, una labor de desmontaje argumental del discurso del gobierno, no para regresar a la crisis de insuficiencia política que trajo la anticrisis de ese gobierno, sino para superar a ambos mediante el salto a un paradigma político de mayor evolución. (Retrato hablado, 30 de octubre de 2008).
La proposición del chavismo es decimonónica, incorrecta, perniciosa, pero estos rasgos no convierten a la de la MUD, que se reduce a la negación de Chávez—«La política suele hacer extraños compañeros de cama. Hoy compartimos propósitos, no ideales ni visiones”, Henry Ramos Allup, entrevista del diario Ciudad Ccs, 9 de marzo de 2011—, en una proposición acertada o viable.
El anacrónico experimento de Chávez representa los últimos estertores—imagen de Eduardo Fernández—de una política vieja que agoniza. Es la política del poder, que él lleva a su exacerbación; es la autodefinición política sobre un eje izquierda-derecha que ya no existe, a pesar del último pataleo de Bernard Henri-Lévy. (Left in Dark Times, 2008). Pero es la muerte de gigantes,* sin los que nunca hubiéramos divisado la tierra prometida. Como tales ¿por qué tendrían que sentirse mal por haber sido enormes e indispensables? Ellos construyeron las posibilidades que hoy tenemos. No se justifica entonces que entorpezcan el progreso, pretendiendo que lo que hacen, cada vez de eficacia menor, es lo único posible. Nos deben la libertad de crear, como ellos mismos en su momento lo hicieron, una cosa distinta. (Principal virtud).
El lunes 23 de febrero de 2009, ocho días después de que la oposición perdiera el referendo sobre la enmienda constitucional que permitió la reelección indefinida, el nombrado Eduardo Fernández hablaba a una venerable peña caraqueña en estos términos: «Yo estaba preparado para decir al presidente Chávez en la noche del 15 de febrero: ‘Ud. perdió, Renuncie’. Pero él no perdió; entonces, ¿a quién le pido la renuncia?» Agradezcamos a los viejos partidos lo que han contribuido a nuestra democracia, reconozcamos a Primero Justicia y a Un Nuevo Tiempo—y a otros menores inventos—la gallardía de su lucha, pero es hora de exigirles que se aparten. No más MUD.
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Hoy editorializa Analítica.com:
Pero tal vez lo más importante de la jornada es haber recuperado el liderazgo nacional de Henrique Capriles Radonski quien dio un salto mortal después de perder el 7/0 y no sólo salió ileso sino que venció al que fuera, hasta hace poco, el todopoderoso Vicepresidente de Chávez y al que se le había encomendado la tarea de vaporizar al que tuvo la osadía de desafiar y casi vencer al Comandante Supremo. (…) El juego está abierto y todo puede pasar ya que Chávez parece que ya no será parte de la ecuación. El triunfo de ayer de Capriles es el resultado de un enfrentamiento en el que daban por descontado el doble play, al poner en juego a favor de Jaua todos los recursos del Estado. Es además una prueba de la tenacidad y sagacidad de este joven líder que supo asumir su riesgo con valentía para demostrar, venciendo, que sigue existiendo un mejor camino para Venezuela.
Con algo más de vergüenza escribe Roberto Giusti: «La debacle sufrida por la oposición sólo tiene un atenuante: el triunfo de Henrique Capriles y eso es así por las circunstancias singulares que vive el país ante la enfermedad del Presidente Hugo Chávez». Esto es, se insiste tercamente en reiterar un protocolo que lleva a la ruina de los jugadores.
Ayer me insinuaba el Chamán del Guaraira Repano que la dupla Capriles-Falcón pudiera ser una amenaza seria a la candidatura de Nicolás Maduro. (Quien ha trabajado ese pacto a dos, por cierto, no es Capriles sino Leopoldo López). Por primera vez, creo que este arúspice está equivocado como lo está Giusti y, sobre todo, como lo está mucho Analítica. Los triunfos locales no son trasladables al teatro nacional. (A veces, ni siquiera al mismo teatro local. En las elecciones parlamentarias de 2010, como se apuntó, el PPT pudo obtener dos diputados en Amazonas, pero Henri Falcón, afiliado entonces a ese partido, no pudo colocar ninguno por Lara). Capriles conservó ayer la gobernación de Miranda, pero no es este estado el único que vota en una elección presidencial y, con excepción suya y de Amazonas y Lara, el chavismo arrasó con todo lo demás a escala nacional.
Capriles conservó ayer la Gobernación de Miranda, con 50,35% de los votos. (En 2008 había obtenido el apoyo de 53,13% de los electores). El resultado es un avance de 0,84% respecto del 7 de octubre, cuando sólo obtuvo 49,51% de la voluntad mirandina. El mismo estado que lo ha reelegido como gobernador no creyó mayoritariamente que merecía la Presidencia dos meses y nueve días antes. Perdió nacionalmente esa elección por 11 puntos. (Dicho sea de paso: los vectores son entidades matemáticas que poseen tanto magnitud como dirección, e IVAD acertó en la dirección pero erró grandemente en magnitud; adjudicaba a Capriles una ventaja de 28,8% sobre Elías Jaua; Hinterlaces no estuvo tan errado en magnitud pero sí radicalmente equivocada en dirección, pues le adjudicaba a Jaua una ventaja de cinco puntos sobre Capriles. Ver en este blog Schemel, paisajista).
Pero el problema de fondo es que Capriles es, en contra de la opinión supersticiosa de muchos votantes de oposición, un pobre político. El 13 de diciembre clausuraba en Los Teques su más reciente campaña; entonces, cuando la psiquis nacional se concentraba en la lucha de Hugo Chávez contra la muerte, no se le ocurrió algo mejor que decir: «Por Miranda y por Venezuela me juego la vida». Ayer ofreció, luego de votar, esta declaración inmortal: “No hay nada que dé más placer que mostrar el dedo con la tinta y sobre todo que le den a uno el chiquito». Estas torpezas, imitación de Chávez hasta en la procacidad, son evidencia clarísima de que los procesos mentales de Capriles son harto deficientes, y de que la Mesa de la Unidad Democrática fue incapaz de poner en juego, no ya una contrafigura eficaz en la elección presidencial, sino alguien que tuviera dos dedos de frente. No más Capriles.
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Es necesario salirse de la caja opositora. Es urgente abandonar la holgazanería estratégica que deja a la MUD—y dejó a la fracasada Coordinadora Democrática, su madre, y antes a las candidaturas erróneas de Manuel Rosales y Henrique Salas Römer—la tarea para la que se ha mostrado como incompetente. El 8 de octubre, la revista TIME analizaba el triunfo de Chávez diciendo: «…el hecho de que la mayoría no lo rechazara habla menos del duro ventajismo de Chávez que del persistente fracaso de la oposición en ofrecer una alternativa convincente». Dos meses después (10 de diciembre), al comentar la posibilidad de la falta absoluta del Presidente de la República, ponía en duda que la oposición supiera aprovechar el vacío calificándola con el adjetivo feckless: carente de iniciativa o fortaleza de carácter; irresponsable. (Lacking initiative or strength of character; irresponsible. Oxford American Dictionaries).
Quienes han venido apoyando con admirables constancia y lealtad a la esclerosada dirigencia opositora se encuentran hoy al borde de la ruina; deben jugar otro juego, apostar a cosas distintas. LEA
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*Antes, como epígrafe al texto, se había citado la frase de Isaac Newton: «Si vi más lejos fue porque me subí sobre los hombros de gigantes». (If I have seen further it is by standing on ye sholders of Giants. [sic]. En carta a Robert Hooke, del 5 de febrero de 1676). Con esto se quería reconocer el inmenso aporte de unos políticos que ya no dan más, pero un día nos dieron lo que tenemos.
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APÉNDICE: El cuadro de abajo reúne los datos de la votación por estados de los mayores partidos de la oposición. De izquierda a derecha, se ha ordenado decrecientemente a los partidos por votación total en el país. Las cifras en rojo corresponden a la mayor votación en un estado de cada partido, en naranja la segunda mayor. Voluntad Popular ha superado por pocos votos a COPEI, colocándose como la cuarta de las organizaciones opositoras. Seis partidos obtuvieron su primera o segunda votación en el estado Miranda, cuatro en Lara y tres en Zulia.
En 2012, Primero Justicia ha obtenido 27.315 votos más que URD ¡en 1958! URD obtuvo entonces el segundo lugar; Acción Democrática, para elegir a Rómulo Betancourt a la caída de Pérez Jiménez, obtuvo 1.284.092, o 353.298 más que PJ hoy, cincuenta y cuatro años después. ¡Y eso que entonces el registro electoral era de 2.913.801 ciudadanos! (El de ahora es de 18.903.143, lo que significa que PJ recibió el 16 de diciembre el equivalente de 4,92% de los votantes inscritos). La sola ventaja de AD le sacó a PJ hace 54 años es superior a la votación total de Voluntad Popular y a la de COPEI. Su votación total de aquel año supera la que el mismo partido obtuvo el 16 de diciembre por 782.456 votos. Eran tiempos mejores.
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Para descargar esta entrada en formato .pdf: La ruina de los jugadores
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Luis: creo que las cifras presentadas por Teodoro hoy muestran que no hubo una alteración sensible en el voto nacional, manteniéndose las proporciones de octubre 7—es decir, 55% vs. 45 %—, y son valederas en cuanto a una visión de conjunto. Sin embargo, es una verdad aparente ante la realidad de los resultados concretos en cuanto a gobernaciones perdidas se refiere.
Cierto es que la dispersión en partidos también incide en que no exista una mayoría relevante en ninguno de ellos. No son comparables las cifras con el PSUV, que sólo cuenta con aliados de mucho menor peso, aun cuando el viejo PCV continúa con vida, al igual que AD y COPEI. Si se lograra conformar un bloque de centro derecha, demócrata-cristiano se obtendría un partido con un apoyo de más de 1.500.000 votos, al igual que otro socialdemócrata con una cifra cercana a 1.800.000. Ello es sólo una demostracion de que la dispersión entre partidos y organizaciones, más que una fortaleza, es una enorme debilidad.
Ello ayudaría a formar una concertación a la manera como se hizo en Chile. Coincido en que es necesario plantear una opción distinta a Chavez, con peso propio, sin imitaciones y mimetismos, contrario al mensaje de la campana presidencial. No veo posibilidad alguna para individualidades sin contar con el apoyo de esos partidos. Aun con una propuesta y un paradigma que logre motivar al venezolano incrédulo e indiferente.
Por mi parte creo que no se consigue una nave espacial combinando varios carros viejos. La relación a establecer no es con caciques menores, sino con la tribu. El caso Chávez—antes Fujimori—demostró la viabilidad de outsiders que no dependan del apoyo de partidos.
Parafraseando a Einstein:
«Mientras los mismos permanezcan haciendo lo mismo, los resultados jamás podrán ser diferentes».
Definitivamente para esta gente no existe la autocrítica, la reflexión y la rectificación; han llegado al extremo de atribuirle al Ciudadano la responsabilidad de lo ocurrido, cuando la gente lo que está es cansada del mismo discurso y las justificaciones «traídas por los cabellos».
Suscribo y respaldo totalmente sus palabras que a continuación cito:
«Agradezcamos a los viejos partidos lo que han contribuido a nuestra democracia, reconozcamos a Primero Justicia y a Un Nuevo Tiempo—y a otros menores inventos—la gallardía de su lucha, pero es hora de exigirles que se aparten. No más MUD.»
Saludos y mis respetos a usted, estimado Dr.
Fernando Guijarro.-
Gracias, Fernando, por su amable aprecio. Esa dirigencia se niega a morir. Le invito a leer en este blog Bofetada terapéutica, texto publicado cuatro días después del referendo revocatorio de 2004:
Si tuviéramos, Dios no lo permita, un pariente con tan grave dolencia que ameritara la atención de toda una junta médica; si este cuerpo de facultativos intentase primero una cierta terapéutica y con ella provoca a nuestro familiar un paro cardiaco; si a continuación prescribe un segundo tratamiento que le causa una crisis renal aguda; si, finalmente, aplica aún una tercera prescripción que desencadena en nuestro deudo un accidente cerebro-vascular, con toda seguridad no le querremos más como médicos.
Y esta es la estructura del problema con la Coordinadora Democrática. La constelación que se formó alrededor de ella, no sin méritos que hemos reconocido, nos llevó primero a la tragedia de abril de 2002, luego a la sangría suicida del paro, finalmente a la enervante derrota del revocatorio. (Para no agregar al inventario una nutrida colección de derrotas menores). No hay vuelta de hoja. No podemos atender más nunca a esa dirigencia.
LEA:
La tabla que oportuna y laboriosamente elaboraste se presta a casi innumerables inferencias y conjeturas. Solo me limitaré en este comentario a un primer desglose:
1) Obviamente, la tabla no incluye al Dpto. Libertador de Caracas lo cual establece un límite al análisis.
2) Los partidos políticos se han vuelto franquicias regionales. De perder su centro regional de predominio, tienden a fragmentarse en nichos de escaso potencial nacional.
2.1) Aún el primer partido, i.e. con el mayor total de votos consignados en la elección del 16 D, que resulta ser PrJust, cosecha casi el 50% de sus votos en 2 estados.: Miranda y Aragua. Al perder su candidato en Aragua, este caudal electoral tenderá a disminuir significativamente.
La fortaleza de PrJust en bastiones electorales regionales tales como Zulia, Táchira, Lara y Carabobo dominados por otras fuerzas políticas y con importante peso electoral es de un 10%, 20%, 15% y 30% respectivamente.
Es decir, a pesar de ser el partido con mayor votación, 3 de cada 10 electores el 16 D, PrJust dista mucho de ser un partido con una penetración de alcance nacional.
Si consideramos que, en líneas generales, solo 1 de cada 2 electores que manifestaron el 7 O su preferencia por el candidato presidencial de la oposición, el radio de acción de PrJust pudiera ser aún inferior.
2.2) Más dramático es el caso de UNvotT. Casi el 80% de su votación provino del Zulia, su arraigo original. Al perder su candidato el 16 D, el deslave de su principal fuente de adeptos es inevitable. Su segundo punto de apoyo es Miranda pero le representa solo el 8% de su electorado y menos del 8% de la fuerza de PrJust en ese estado.
2.3) AD representa un caso de fragmentación extrema. Su principal punto de apoyo—Anzoátegui—equivale al 13% de su votación nacional con el agravante de que al perder su candidato el 16 D, la erosión de sus seguidores se hará inevitable.
2.4) Un caso de fragmentación similar al de AD es la situación de VolPop el cual, sin embargo, obtuvo solo la mitad de los votos en comparación con los de AD y la cuarta parte en relación al total de PrJust.
2.5) Copei es casi un espejo de VolPop tanto en su votación absoluta como en su dependencia de solo una plataforma regional. En este caso, Táchira en vez de Miranda de donde proviene 1 de cada 3 de sus votos. La pérdida de su candidato disminuirá su principal foco de atracción.
2.6) Otro caso de dependencia extrema lo encontramos en AvPro pero con la ventaja que al triunfar su candidato el 16 D verá potenciada su sede principal de la cual hasta ahora provienen casi 3 de 4 de su votación
nacional.
2.7) ProVen es otro caso extremo de fragmentación marginal desde un centro regional de poder que se verá aceleradamente disminuido después del revés del 16 D. Hasta ahora 70% de su electorado se encontraba en Carabobo con 106.000 votos mientras su próximo mayor registro es de 6.665 en Lara.
2.8) ABrPue y el MAS son casos marginales al totalizar cada uno el 1% de los votos totales del 16 D.
3) El ausentismo de virtualmente 1 de cada 2 votantes en comparación con el
registro del 7 O y la ausencia del Dto. Libertador, condicionan las generalizaciones mencionadas.
No obstante, el alto nivel de fragmentación y la pérdida de las bases regionales, salvo en el caso de Lara y Miranda, limitan de manera casi determinante que los partidos en cuestión puedan recuperar o adquirir un radio de acción electoral significativo.
4) A una candidatura exclusivamente opositora y una multitud de partidos convertida en una serie de micro-planetas dependientes de un sol central, ahora en vías de extinción, le será prácticamente imposible generar un movimiento de amplitud nacional frente a una organización partidista monolítica como el PSUV que cuenta en el momento de la partida con 1 de cada 3 votantes del registro total.
5) La “balcanización” de los partidos de la “oposición” y las naturales rivalidades entre ellos sumadas a un debilitamiento de la conexión sentimental y racional con sus electores usuales y con un probable candidato inclinado a rechazar alianzas auguran la conversión de la “oposición” en un nicho minoritario.
No tengo nada que añadir a tus comentarios más que lo dicho en la nota que acabo de colocar al pie de la tabla: que Primero Justicia pudo obtener el 16D una ventaja de 27.000 votos sobre la votación de URD ¡en 1958!
Saludos, señor Alcalá. Pese a que soy de los que consideran que es muy poco probable que surja un outsider «a la Toledo» a estas alturas del partido luego de 14 años de chavismo, tal como ocurriera en el Perú, reconozco que su análisis es muy interesante, aunque creo que en algunos puntos está equivocado.
Primero, creo que si la oposición hace un esfuerzo honesto por unificarse en grandes bloques partidarios, como la Concertación chilena (¿o es que acaso el viejo Partido Demócrata Cristiano que apoyó la candidatura a la Presidencia chilena del ayudante de Frei Montalva (que había sido Presidente hacía 20 años) era un partido mucho más joven y remozado que el actual Acción Democrática?), empezando por la fusión de COPEI, Convergencia y Proyecto Venezuela por la centro-derecha, UNT, ABP y AD en la centro-izquierda socialdemócrata y lo que alguna vez fue PODEMOS, el MAS y el PPT en Avanzada Progresista. Voluntad Popular es un proyecto incipiente que ha conseguido magníficos resultados para ser un partido que apenas lleva dos años de existencia, vamos a ver a donde llegará.
Segundo, creo que su comparación entre los votos de PJ (2012) y URD (1958) es muy injusta, debido a que como usted sabe, la elección de 1958 fue una elección presidencial, mientras esta ha sido una elección regional. Lo justo sería comparar la votación de PJ en la última presidencial efectuada en nuestro país, con la de URD, resultando que Primero Justicia obtuvo el 7-O 1.839.573 votos, más del doble de los conseguidos por URD en 1958. Así que por favor no saque los resultados electorales de su contexto, y reconozca que para bien o para mal, la abstención jugó su papel (epa, no digo que la culpa de la derrota del 16-D fuera únicamente de los que no votaron), y más cuándo se compara con la participación del 65,4% en las regionales del 2008 frente al 54% de las regionales del 2012.
Tercero, pienso que la alianza Capriles-Falcón sí puede ser realmente peligrosa para alguien como Maduro, y más cuánto más se alarguen las inevitables elecciones apenas se haga pública la probable muerte de Chávez, pues como usted ya sabrá, y como quedó demostrado en las parlamentarias de 2010, no es para nada lo mismo en el chavismo apoyar a su líder supremo que a uno de sus lugartenientes, que han sido los acusados todos estos años de que el sueño «revolucionario» no se hiciera realidad, no lo olvide usted. La única esperanza de Maduro consiste en convocar elecciones lo más pronto posible, y montarse por encima de la depresión por la muerte del líder para así movilizar al chavismo mayoritario a hacer Presidente al heredero ungido por Chávez.
Gracias por su enjundioso aporte. El 7 de diciembre de 1958 se eligió no sólo Presidente de la República, sino también su Congreso. Entonces se usaba una tarjeta grande para el cargo presidencial y una pequeña para la totalidad de los representantes legislativos, senadores y diputados. La votación de URD en tarjetas pequeñas y grandes, al igual que en los casos de AD y COPEI, fue prácticamente idéntica. En todo caso, en términos porcentuales, URD obtuvo el 25,6% de los diputados, en un sistema que mantenía representación proporcional. El 16 de diciembre de 2012, que es con lo que comparo, Primero Justicia obtuvo 4,92% del registro electoral, y como la abstención fue del orden de 50% (según Observatorio Electoral Venezolano), ese porcentaje equivale a 9,84%, o 15,76% menos que URD.
En relación con sus otros dos puntos, Ud. mismo se ha ocupado de señalar que los estimamos de modo diferente, pero en el artículo que Ud. comenta no se declaró la recomposición de un todo imposible.
Ya otra cosa es hablar de números cualitativos y no meramente cuantitativos, señor Alcalá. Y sí, conozco bastante bien el sistema de la tarjeta «grande» y «pequeña». No obstante, insisto en que es injusto comparar unas meras elecciones regionales en lo que a participación respecta con unas «megaelecciones» donde se escogió al mismo tiempo Presidente de la República, Congreso, Asambleas Legislativas y Concejos Municipales. En todo caso, una comparación justa, ya lo dije, sería con las presidenciales del 7-O, donde Primero Justicia por sí sola alcanzaría el 12% de los votos nacionales, frente al 30% de votos de URD en las presidenciales de 1958.
número. (Del lat. numĕrus). 1. m. Mat. Expresión de una cantidad con relación a su unidad. (Diccionario de la Lengua Española).
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No hay «números cualitativos», Sr. Ortega; la esencia de un número es ser una entidad cuantitativa. La mención de la tarjeta pequeña de 1958 se hizo necesaria porque Ud. objetaba una comparación entre elecciones de Presidente y elecciones regionales. Y justo es, con arreglo al mismo Diccionario, entre otras cosas: «Arreglado a justicia y razón» y «Exacto, que no tiene en número, peso o medida ni más ni menos que lo que debe tener».
El objeto de la comparación que le perturbó era didáctico, tal como se hace, por ejemplo, al comparar la velocidad de un avión supersónico con el de una de las carabelas colombinas o la esperanza de vida en Suecia en 2013 con la del hombre prehistórico a pesar de las distancias. En eso no hay injusticia alguna. El párrafo que le parece «injusto» dice: En 2012, Primero Justicia ha obtenido 27.315 votos más que URD ¡en 1958! URD obtuvo entonces el segundo lugar; Acción Democrática, para elegir a Rómulo Betancourt a la caída de Pérez Jiménez, obtuvo 1.284.092, o 353.298 más que PJ hoy, cincuenta y cuatro años después. ¡Y eso que entonces el registro electoral era de 2.913.801 ciudadanos! (El de ahora es de 18.903.143, lo que significa que PJ recibió el 16 de diciembre el equivalente de 4,92% de los votantes inscritos). La sola ventaja que AD le sacó a PJ hace 54 años es superior a la votación total de Voluntad Popular y a la de COPEI. Su votación total de aquel año supera la que el mismo partido obtuvo el 16 de diciembre por 782.456 votos. Eran tiempos mejores.
Cuando Ud. leyó eso por primera vez, creyó encontar una «injusticia» porque «Lo justo sería comparar la votación de PJ en la última presidencial efectuada en nuestro país, con la de URD, resultando que Primero Justicia obtuvo el 7-O 1.839.573 votos, más del doble de los conseguidos por URD en 1958», como escribió en su anterior comentario. Pero yo no estaba analizando la elección del 7 de octubre sino la del 16 de diciembre y, como le mostré, la votación en tarjeta pequeña de URD en aquella lejana fecha fue prácticamente la misma de su tarjeta grande.
Ud. se ha tomado treinta días (entre el 10 de enero y el 9 de febrero) para componer una ineficaz objeción—con la autocontradictoria noción de «números cualitativos»—a la explicación que le ofrecí. A pesar de su insistencia, la lección permanece: que la votación de Primero Justicia el 16 de diciembre, la primera entre las fuerzas de oposición, empalidece ante los votos obtenidos por URD, la segunda entre las fuerzas políticas en 1958, cincuenta y cuatro años antes, en números muy «cuantitativos» tanto absolutos como porcentuales. De hecho, Ud. lo puso peor para Primero Justicia al escribir en su primer comentario: «…una comparación justa (…) sería con las presidenciales del 7-O, donde Primero Justicia por sí sola alcanzaría el 12% de los votos nacionales, frente al 30% de votos de URD en las presidenciales de 1958». ¿No estará Ud. siendo muy injusto?
Ud. no hace sino repetir, pero los hechos son tercos. Independientemente de las diferencias entre las elecciones, el punto es que Primero Justicia obtuvo las cifras que anoté y URD las que recordé. El primer partido de la actual oposición dista mucha de tener la fuerza que URD tenía en 1958, mídase esto como se mida. Su aseveración acerca de una presunta injusticia en esta simple constatación no es conocimiento, sino opinión. (Pudiera Ud. entrever la diferencia leyendo en este blog, justamente, Conocimiento y opinión, donde se explica las definiciones de Aristóteles, que tal vez Ud. desconozca). Mi opinión es contraria a la suya, y eso estuvo claro desde el principio. Su reiteración de lo mismo es fatigosa. (En esta ocasión, he dejado de corregir su defectuosa escritura).
Son hechos las votaciones de URD y Primero Justicia en las fechas mencionadas. Es un hecho que Ud. repitió evaluaciones ya proferidas. Es un hecho que la evaluación de injusticia en el cotejo de ambas votaciones es su opinión.
No estoy seguro de que sea mucho respeto utilizar categorías como la injusticia para referirse a opiniones que sean diferentes de las suyas. Al calificarlas así, Ud. dice que quien las adelanta es capaz de ser injusto. No me perturba que otras opiniones disientan de la mía, siempre y cuando sean expresadas sin valoraciones como la que Ud. empleó.
El punto de fondo fue establecido una y otra vez, por lo que su insistencia, le repito, fue cargosa, para decir lo menos. Le aviso que los comentarios en el blog no deben emplearse para la terca repetición de lo mismo. Espero que este intercambio sea, sobre este punto, el último. Para cualquier otra tema, el espacio del blog estará abierto a sus opiniones.
Muchas personas han opinado de forma contraria a mi opinión en este blog—en este momento el blog contiene un total de 1.328 comentarios (22 son suyos)—, sin haber recibido lo que Ud. llama hostilidad. Algunas pocas se han pasado, entrando de lleno en comentarios de corte personal de modo directo o, como Ud., de manera más oblicua. A ésas les paro el trote. Emito mis opiniones con las mayores seriedad y responsabilidad profesionales de las que soy capaz (si no lo ha hecho, podrá comprender mejor este asunto dando un vistazo a mi código de ética). Éste es mi espacio; no me divierte que nadie sugiera que incurro en injusticia y tampoco que pretenda darme lecciones de conducta.