¿Quién llamó a Roberta Jacobson?

¿Quién llamó a Roberta Jacobson?

Para su Encuesta Nacional Ómnibus de hace un año (29 de febrero al 7 de marzo de 2012), la encuestadora Datanálisis encontraba que el Consejo Nacional Electoral recibía 73,9% de aprobación de su gestión por la ciudadanía, representada en una muestra de 1.300 entrevistados. Así se ubicaba en el quinto lugar en una lista de veinticuatro instituciones y personalidades propuestas en su cuestionario. (Detrás de la Iglesia Católica, los bancos, los estudiantes y los comerciantes, y justo delante de los medios privados de comunicación. Más abajo, aparecían los empresarios, Mercal, el presidente Chávez—con 62,5% en el puesto 12—, el Tribunal Supremo de Justicia y Henrique Capriles Radonski, en el vigésimo lugar, con 50,2%). En cambio, ahora registra en 657 entrevistas telefónicas (18 y 19 de abril de 2013) que 48,7% encuentra que los resultados electorales del 14 de abril «No reportan adecuadamente la votación del pueblo venezolano y están alterados para beneficiar una parcialidad política»; 51,3% cree lo contrario, según la publicación de esta medición en El Universal. (Un clic sobre ellas amplía las imágenes).

Aprobación de actores nacionales (marzo 2012)

Aprobación de actores nacionales (marzo 2012)

Confianza en 1er. boletín 14 de abril

Confianza en 1er. boletín del 14 de abril

 

Este último dato ha debido ser lo que fundamenta las innecesarias declaraciones de Roberta Jacobson, Secretaria de Estado para América Latina de los EEUU: «la mitad de los venezolanos no tiene confianza en el resultado”. La secretaria Jacobson ha optado por descreer 98,12% de las actas de escrutinio del 14 de abril, auditadas en un nivel de 54% por muestras aleatorias y contentivas de 14.814.497 voluntades ciudadanas, para creer en 657 entrevistas tomadas, del mismo modo, aleatoriamente.

La secretaria Jacobson se ha preocupado mucho con la celeridad del proceso electoral venezolano: primero en la entrevista que concedió a El País de Madrid el 15 de marzo, cuando opinó que la elección había sido convocada apresuradamente, en aparente desconocimiento de lo que pauta nuestra Constitución; ahora al destacar que Nicolás Maduro fue proclamado al día siguiente de la votación. (En verdad, a Hugo Chávez se le proclamó tres días después del 7 de octubre).

Pero es igualmente veloz la nueva y entrometida declaración de Jacobson, que se produce, análogamente, al tercer día de que cerrara el levantamiento de campo de la encuestadora y sólo dos desde la emisión de sus datos. Claro que Datanálisis logró mejorar el valor predictivo de sus registros: mientras un mes antes de la elección tenía a Maduro ganando a Capriles por 14,4 puntos, Barclays dejó colar que la misma firma pudo medir un cerramiento de la brecha hasta un promedio de 7,2% entre el 4 y el 11 de abril, y su última toma de información midió 3% de diferencia. (Ver en este blog Final cerrado).

En general, respeto las encuestas de Datanálisis, como respeto la información de un sistema electoral que, si bien vulnerado gravemente por el ventajismo oficialista, nunca ha sido válidamente mostrado como fraudulento. Pero es muy grave que un ente vital a la democracia, en el que una marcada mayoría de venezolanos confiaba, sea cuestionado por casi la mitad de la población. Según el CNE, Capriles obtuvo el 49% de los votos, y ahora parece que 48% de la población (con potencial error de ±3,81%) no cree que la primera cifra es confiable. La oposición habría tenido un éxito inusitado en erosionar muy rápida e importantemente la confianza en el Poder Electoral.

Habrá que ver si esa labor es útil a la patria (y a posteriores participaciones electorales de la oposición), pero lo que está claro es que la secretaria Jacobson se está entrometiendo en lo que no le incumbe.  No le compete hacer indicaciones al sistema electoral del país, y creo que la oposición no necesita su ayuda para lo que se propone; la Mesa de la Unidad Democrática se basta a sí misma muy suficientemente. Con su entrometimiento, Jacobson permite que la sospecha de juego coordinado recaiga sobre la MUD y su candidato. Si yo fuera Ramón Guillermo Aveledo, le diría (parafraseando a Cantinflas): «¡No me defienda, comadre!» LEA

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