El próximo voto pudiera ser para sí mismo

Su próximo voto pudiera ser para sí mismo

Ramón Guillermo Aveledo ha renunciado a la Secretaría Ejecutiva de la Mesa de la Unidad Democrática. Ya hay quien hace analogías con la renuncia de Luiz Felipe Scolari a la Dirección Técnica de la selección brasileña de fútbol. Es una comparación natural: Aveledo no jugó él mismo en los estadios electorales por la oposición al chavismo aunque, por supuesto, fue un destacadísimo parlamentario hasta 1999, el año de la asunción de Hugo Chávez a la Presidencia de la República.

En más de una ocasión, en este blog se ha elogiado la labor de Aveledo, realizada con constancia, inteligencia y discreción. La más reciente (8 de mayo) incluyó un agradecimiento a su «clara dignidad» ante declaraciones impertinentes de Roberta Jacobson, Sub Secretaria de Estado para América Latina de los EEUU. (Dos maravillas, y el programa #94 de Dr. Político en RCR, del 10 de mayo, se refirieron al asunto). Antes hice público reconocimiento a su tino y equilibrio en el manejo del saco de gatos que es la MUD, en entrevista con William Echeverría para Globovisión en 2010. Hoy quiero decir que Aveledo es un político más redondo y competente que cualquiera de los que participaron en las elecciones primarias de la MUD del 12 de febrero de 2012, de las que salió la candidatura presidencial de Henrique Capriles Radonski.

La renuncia de Aveledo a su cargo de coordinación le ha debido reportar alivio. Como él mismo ha insinuado, no sólo le ha atacado el oficialismo; gente de la oposición le ha criticado, siendo lo más notable lo que María Corina Machado dijera a Germán Carrera Damas en la conversación que se les grabó el año pasado. (Ver María Corina me quiere gobernar). La «diputada desaforada»—así la llaman medios extranjeros—se quejó de que Aveledo no le permitiera dirigir las relaciones internacionales de la federación opositora. En su carta de renuncia, Aveledo asentó al comienzo:

En los últimos meses, una campaña artera y sañuda se ha desarrollado contra la Unidad y su instrumento, la Mesa de la Unidad Democrática, y se ha escogido a fin de golpearla, disparar contra la credibilidad de su vocero y servidor. Empezó en los laboratorios del poder arrogante, pero no se quedó allí, la insensatez lo acogió con lascivia. En la fuente o en la desembocadura, playas unitarias han sido mojadas por esas aguas contaminadas.

Ahora se ha liberado de la pesada carga que soportó con paciencia y acierto general y queda libre, como el «último en la fila» de los militantes de «la Unidad», para emerger oportunamente como su candidato presidencial. Esta candidatura pudiera darse en 2018, al término del actual período constitucional o incluso antes, si se produjere la falta absoluta del presidente Maduro por revocación de su mandato o por renuncia. En tal caso, sería esperable en él un desempeño mejor que los que ofrecieron Rosales y Capriles; a ambos, y al extraviado proponente del «progresismo» (Henri Falcón), les supera en inteligencia y preparación. LEA

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