Como había prometido a una oyente, introduje el programa #112 de Dr. Político en RCR con una consideración de la reiterada propuesta de Voluntad Popular de una nueva asamblea constituyente (una «reconstituyente»), formulada como «cambio urgente, profundo e incluyente» que desplace de un todo al actual gobierno de Venezuela. Música de Charles Gounod—Moderato con moto, de la música de ballet de su ópera Fausto—y de Georges Bizet—Farandola, de la Suite #2 de La arlesiana—sonó en esta transmisión. Acá abajo, está el archivo de audio del trabajo de hoy:
LEA
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De acuerdo con su apreciacion con relacion al poder constituyente, igual pienso que la constituyente no es la solucion, ademas de que en realidad no es algo a «corto plazo» como lo quieren hacer ver la gente de voluntad popular. Un referendo consultivo seria mas facil de implementar y mas directo en preguntar al consituyente su opinion en aspectos de la politica nacional, una posibilidad es la pregunta en cuanto al socialismo que usted propone.
Me alegra nuestra concurrencia conceptual.
Comparto totalmente la posición del De Alcalá
Sin embargo aunque como él, estoy seguro que el gobierno perdería, no lo estoy tanto de que podamos cobrar ese triunfo. Por eso yo lo pondría más dramático. Independientemente de quien gane. que salidas habría para los que pierdan que en cualquier caso sería un sector muy importante. sabemos que el socialismo no permite la practica libre de grupos politicos ni de su posibilidad de acceso al poder lo que si ocurre en democracia. Por lo tanto un referendo de ese tipo en cualquier caso podría conducir a una división del país, entonces porque no plantearla de una vez? Como parte de la consulta. Es decir una pregunta doble: 2.-quiere el socialismo si o no.2.-quiere que el país se divida en dos repúblicas independientes una socialista y otra democratica: si o no
Creo, al contrario, que un referéndum es más bien un mecanismo para la reconciliación. En Doctrina del referendo sobre el socialismo (9 de junio de 2010), escribí:
Cualquier partidario del socialismo que sea persona razonable y de espíritu democrático debe entender que tal sistema no debe ser impuesto a la sociedad, que esta decisión es de tal profundidad y de tan grave naturaleza, que no debe ser adoptada sino después de una consulta al Soberano. No es un secreto, además, que hay importantes contingentes de ciudadanos que, si bien apoyan en términos generales el gobierno presidido por Hugo Chávez, encuentran creciente desacuerdo con sus métodos frecuentemente avasallantes; que, si bien sienten afecto y gratitud hacia su persona, necesitan expresar diferencias con su criterio. El referendo consultivo sobre la conformidad con la implantación de un régimen político-económico socialista proveerá un canal idóneo a esa expresión.
Muchas derivaciones de este planteamiento podrán ser explicadas y debatidas desde ahora hasta el 26 de septiembre; la iniciativa tiene la virtud de la riqueza, y por eso mismo puede abrir un debate honesto y enriquecedor. Una entre ellas quiero destacarla de una vez: un rechazo del socialismo no es lo mismo que abrazar al capitalismo o ninguna otra ideología diferente; se trata de asuntos lógicamente independientes en un mundo que cada vez menos se ve en blanco y negro, en el que la riqueza multicolor de las diversidades culturales y de opinión nos promete, a pesar de todas las dificultades del momento en el planeta, un futuro mucho más satisfactorio.
Es, por último, una necesidad nacional la unión de los venezolanos, hoy divididos artificialmente por una política ideológica que sigue líneas comprensibles pero obsoletas e ineficaces. El referendo propuesto es un evento sobre cuya oportunidad puede haber en el país amplísimo consenso, y por tanto es un paso importante en la recuperación de la unidad de la gran familia venezolana. Es, por consiguiente, un referendo cuya celebración puede y debe ser apoyada por todos los venezolanos.
Por otra parte, no imagino ningún medio práctico de dividir al país. Hay oficialistas, hay opositores y hay gente no alineada en cualquier estado o ciudad del país. ¿Cómo forzaría Ud. el traslado de alguno de esos contingentes a una localización extraña a su terruño? ¿Estaría Ud. dispuesto a mudarse con toda su familia—¿lo acompañaría ésta?—al estado Portuguesa, por poner un ejemplo?
Aún no tenemos en Venezuela un sistema socialista totalitario, y todavía se «permite la práctica libre de grupos políticos» y también, con limitaciones impuestas por el ventajismo y el avasallamiento, «su posibilidad de acceso al poder».
Si llegare a celebrarse ese referendo—y es útil preguntarse por qué surge oposición a la expresión popular—el impacto sobre la línea gubernamental sería enorme, puesto que el gobierno lo perdería. Ya no podría Maduro o ningún otro jefe del PSUV hablar de socialismo, tendría que desaparecer el lema de «rumbo al socialismo» de toda propaganda oficial, etcétera. Eso es cobrar, para usar su expresión. Preferiría decir que hemos resuelto el asunto fundamental que nos divide políticamente; si vamos a hablar en plural de primera persona, no lo usemos sólo para los opositores; hay que pensar en la totalidad de los ciudadanos:
Hace unos días, en un sorprendente ejercicio de lucidez, por lo demás habitual en él, el Dr. Ramón J. Velásquez dibujó con hábil pincel grueso el trayecto histórico que nos ha traído a este insólito momento. Con toda la intención trazó la rúbrica de cierre: “El resultado de todo esto es que el país está dividido”.
¿Unir a “la oposición”, cuando la mitad de la nación no le está afiliada, sería la estrategia adecuada? Tal vez, pero la tarea política profunda es la de unir a ese país dividido. Es imposible completarla con altanería. (Principal virtud, 19 de febrero de 2009).