El Libro de los cambios (I Ching) es uno de los textos clásicos de la sabiduría china, el más antiguo de ellos. En principio es un libro de adivinación del futuro, pero puede ser leído como acumulación de sabiduría acerca de la vida personal y, sobre todo, de la política. Es posible que el presidente Maduro, ahora que estuvo en China para conseguir «los recursos necesarios para que el país mantenga su ritmo de inversiones, de importación, la estabilidad económica», se haya puesto en conocimiento de esa fuente sabia y milenaria.
En cualquier caso, en los últimos días cupo hacerle llegar al profesor Yehezkel Dror, mientras agradecía su generosa referencia a mi trabajo, el texto del Hexagrama #43 del I Ching, en la traducción al inglés por Cary F. Baynes de la traducción al alemán por Richard Wilhelm directamente del chino, con prólogo de Carl Gustav Jung. (En la edición de Cambridge University Press). Una nueva traición al original está acá, vertida al castellano por quien abajo pone sus iniciales.
El libro tiene un total de 64 hexagramas, construidos de un trigrama inferior y uno superior. En el caso del hexagrama 43, su trigrama inferior es Ch’ien (lo creativo, el Cielo, representado por tres líneas yang, fuertes, luminosas, masculinas), mientras que el superior es Tui (lo alegre, el lago), con dos líneas yang y una yin (receptiva, oscura, femenina) a punto de ser expulsada en ascenso de las líneas.
He aquí la transcripción de su significado y la interpretación o «juicio» (no se incluye su «imagen» poética):
43. Kuai / Ruptura (Resolución)
Este hexagrama significa, por una parte, una ruptura después de una larga acumulación de tensión, como un río hinchado que rompe sus diques o a la manera de una tormenta. Por la otra, aplicado a las condiciones humanas, se refiere al tiempo en que la gente inferior comienza a desaparecer gradualmente. Su influencia está menguando; como resultado de una acción resuelta, ocurre un cambio de las condiciones, una ruptura. El hexagrama está ligado al tercer mes. [Abril-Mayo].
EL JUICIO
RUPTURA. Uno debe resueltamente hacer conocer el asunto / En la corte del rey. / Debe anunciarse con verdad. Peligro. / Es necesario avisar a la propia ciudad. / No conviene recurrir a las armas. / Emprendiendo algo uno progresa.
Aunque sólo un hombre inferior ocupe una posición de gobierno en una ciudad, será capaz de oprimir a los hombres superiores. Aun una única pasión que acecha en el corazón tiene el poder de oscurecer la razón. La pasión y la razón no pueden existir en vecindad—por consiguiente, es necesaria una lucha sin cuartel para que prevalezca el bien.
En una lucha resuelta del bien contra el mal, hay, sin embargo, reglas definidas que no debemos descuidar si queremos tener éxito. Primero, la resolución debe estar basada en la unión de fuerza y amabilidad. Segundo, no es posible un compromiso con el mal; el mal debe ser abiertamente desacreditado en toda circunstancia. Ni debe uno pasar por alto sus propias pasiones y defectos. Tercero, la lucha no debe ser llevada a cabo directamente por la fuerza. Si el mal es blandido piensa en armas, y si le hacemos el favor de combatirlo golpe por golpe, al final perdemos porque nos enredamos en el odio y la pasión. Por tanto, es importante comenzar por casa, estar en guardia en nuestras propias personas contra las faltas que hemos blandido. De esta forma, al no encontrar oposición, se amellan los afilados bordes de las armas del mal. Por la misma razón, no debemos combatir nuestras propias fallas directamente. Mientras luchemos con ellas, continuarán victoriosas. Finalmente, el mejor modo de combatir el mal es progresar enérgicamente en el bien.
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