En esta nueva edición (#158) de Dr. Político en RCR se propuso a la consideración de los oyentes la figura de Solón de Atenas, funcionario exitoso que rechazó convertirse en dictador, y el recuerdo de CAFRECA, un agente especialmente diseñado para el cambio uniformador de la frecuencia eléctrica en el país que cesó de existir al cumplir su misión. Tales imágenes contribuyeron a un análisis preliminar de la conveniencia nacional en el caso de que Nicolás Maduro deba abandonar la Presidencia de la República, como lo desea el 68% de los ciudadanos a más tardar para 2016. Unicornio, de Silvio Rodríguez, y el tango Celos, del danés Jacob Gade, fueron las piezas que acompañaron la ocasión, cuyo archivo de audio se coloca a continuación:
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Tal como lo hizo Solón en Grecia, 2700 años atras, necesitamos en Venezuela un hombre que, para gobernar y ante la falta absoluta de nuestro actual presidente, no milite en el gobierno ni en la oposición. Además, requeriría ese dirigente, tal como lo fue Solón en su tiempo, calificar como un buen resolvedor de problemas, aventajado creador de instrumentos benéficos para la ciudadanía y, fundamentalmente, un redomado enemigo de las tiranías tan del gusto de los políticos latinoamericanos.
Concurro, Don Yunis, con su apreciación. Por eso recordé hoy la figura de Solón. Es una vieja idea en mí; fue en 1996 cuando planteé el asunto (Intervalo solónico) por primera vez, hace casi veinte años, cuando la condición del sistema político venezolano no se había agravado hasta los extremos de hoy. En 2003 usé las mismas imágenes en Solón y Cafreca. En general, creo desde mi aproximación clínica a la política que el mejor médico es aquel que se hace prescindible cuanto antes. Es esa convicción lo que se recoge en esta estipulación de mi código de ética (24 de septiembre de 1995): «Podré admitir mi postulación para cargos públicos cuyo nombramiento dependa de los Electores en caso de que suficientes entre éstos consideren y manifiesten que realmente pueda ejercer tales cargos con suficiencia y honradamente. En cualquier circunstancia, procuraré desempeñar cualquier cargo que decida aceptar en el menor tiempo posible, para dejar su ejercicio a quien se haya preparado para hacerlo con idoneidad y cuente con la confianza de los Electores, en cuanto mi intervención deje de ser requerida».