“Las heridas venezolanas son tantas y tan lacerantes, que no hay modo de curarlas sin una apelación perentoria al poder fundamental y originario del Pueblo…”
Gran Referendo Nacional, 5 de febrero de 2003.
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Después de sobresaltar a los caraqueños, el viernes de esta semana que cierra, con el sobrevuelo de aviones Sukhoi, el presidente Maduro reunió ayer en Fuerte Tiuna a una nutrida formación de militares venezolanos para arengarles. Esto dijo: «No me voy a llamar a engaño. Estamos frente a una crisis de grandes dimensiones que he caracterizado como una crisis contrarrevolucionaria de poder, que va a generar una lucha de poder entre dos polos: el polo de la patria que quiere seguir construyéndose y que es profundo; y el polo de la antipatria que por primera vez se anota, sobre la base de la guerra y el juego sucio, un éxito circunstancial (…) Fedecámaras, Consecomercio y la derecha circunstancialmente han logrado una mayoría (…) ¿Quién podrá más, el polo de la patria o ellos? Que cada quien vaya definiendo su corazón». De seguidas, les dijo que debían salir de funciones de gobierno para regresar a los cuarteles, a posiciones de combate.
De nuevo trajo la gastada explicación de la guerra económica. Reporta en su web el diario El Universal (12 de diciembre):
El Presidente durante su discurso, reiteró que el país fue sometido a una guerra de carácter no convencional durante años, pero que este 2015 «concentró su capacidad de maldad. Una guerra económica nunca antes vista».
Pero el mismo periódico, entonces en otras manos, informaba el 2 de junio de 2010 que fue el mismísimo Hugo Chávez quien iniciara la presunta guerra:
«Me declaro en guerra económica. A ver quién puede más, ustedes burgueses de pacotilla o los que quieren la Patria», dijo en cadena nacional desde la planta de la empresa Diana, en Carabobo. (…) «Yo invoco a la verdadera clase obrera a la guerra económica contra la burguesía».
Claro, para la revolución «bolivariana», está prohibido amar la Patria a quienes no son partidarios de Maduro, antes de Chávez; para su ingenua autocomprensión épica—las epopeyas (la Ilíada, el mito del rey Arturo, el Mío Cid, etc.) son la forma literaria más elemental y primitiva de las sociedades—, nadie que no haya votado por el «Gran» Polo «Patriótico» el pasado 6 de diciembre ama la Patria.
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Una vez que admitiera el triunfo de la Mesa de la Unidad Democrática, presentando factura por su «talante democrático», una vez que Fidel Castro lo felicitara por el «gesto»—como escribiera a Carlos Andrés Pérez para felicitarlo porque hubiera superado la asonada del 4 de febrero de 1992—, Maduro retomó el lenguaje pendenciero y fanfarrón que únicamente sabe. Esto, a pesar de que el liderazgo de la MUD expresara de varias maneras que no pretendía llegar al parlamento en ánimo pugnaz o de vindicta.
Bueno, si desde hace tiempo parecía aconsejable consultar al Soberano sobre la pretensión oficial de instaurar un régimen socialista en el país, hoy es esto más que nunca necesario. No sólo no debe darse a Maduro la satisfacción de caer en la pelea que anticipa, no debe seguirse el guión confrontacional que ha escrito con mala letra, sino que debe apagarse su incendio por asfixia, arropándolo con una cobija. Lo estratégicamente profundo es convocar a la Patria misma para que ella sea quien decida.
La Asamblea Nacional que se instalará el martes 5 de enero de 2016 puede, por mayoría simple de 84 brazos parlamentarios alzados, convocar un referendo consultivo que pregunte: ¿está Ud. de acuerdo con la implantación en Venezuela de un régimen político-económico socialista? (Ver en este blog, por ejemplo, Doctrina del referendo sobre el socialismo). El Consejo Nacional Electoral no tendrá más remedio que convocarlo de inmediato:
Artículo 71. Las materias de especial trascendencia nacional podrán ser sometidas a referendo consultivo (,,,) por acuerdo de la Asamblea Nacional, aprobado por el voto de la mayoría de sus integrantes…
Y entonces el discurso pendenciero, ciego, torpe de Maduro perderá todo fundamento. El Pueblo, el Soberano, la Patria se encargará de decirle que no está divertida con eso del socialismo, «We are not amused», como bastaba que dijera la reina Victoria de Inglaterra para que su voluntad se cumpliera. Hace más de un año, Datanálisis certificó que tal era la opinión de cuatro quintas partes de la Nación, y hoy esa proporción debe ser mayor.
Expresada en referendo la mayoría del Poder Constituyente Originario, nada quedará de la malsana trampa madurista, de su llamado a la guerra en un país que ha conquistado la paz; el enfrentamiento de representantes y mandatario que Maduro cree le salvará es perfectamente evitable, y es preciso saldar de una vez por todas el meollo de la cuestión: ¿queremos o no los venezolanos un país socialista? Los nuevos diputados, socialistas incluidos, tienen el deber de convocar esa consulta, a los cinco minutos de ser juramentados el 5 de enero, dentro de tres semanas y dos días. LEA
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