…Gustavo Sucre S.J., verdadera columna vertebral de la Universidad Católica Andrés Bello, su Decano de la Facultad de Economía y su Secretario por muchos años. La universidad quiso premiarle con un especialísimo Doctorado Honoris Causa en Derecho, pues como cuenta el jurista José Luís Aguilar Gorrondona, quería ser abogado y sacrificó su interés al de la universidad, que tenía demasiados hombres de leyes cuando carecía de quienes supieran ciencia económica. No hay misas que den más paz y más sucintas que las que oficia, en cuyos escuetos y pertinentes sermones nunca falta una balsámica nota de humor.
Prólogo – Alicia Eduardo: una parte de la vida
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Estar al lado de Gustavo Sucre era haber ganado un premio de felicidad. Era beber de un pozo de bondadosa sabiduría, era untarse de paz, de fe. Quizás haya sido Gustavo el más humano de su familia sobrehumana. Por eso, pensar en él hoy, cuando se ha ido, es pensar en los diez hermanos que lo precedieron en la despedida y la única que lo sobrevive.
Gustavo Sucre Eduardo fue la conciencia normativa de la UCAB, un Moisés repetido que bajaba de cuando en cuando con las tablas de algunas leyes, todas sabias, todas justas. Fue él solo, pudiera decirse, una asamblea constituyente. Y esto lo hizo al tiempo que enseñaba Economía, fabricaba ocurrencias divertidas, rajaba caña y jugaba frontón; al tiempo que ofrecía el consejo luminoso, perfecto como la música de Mozart que él amaba.
Andrés Sucre Sucre y Alicia Eduardo Durán fueron sus padres, que dieron al país un verdadero manantial de gente benéfica: «Esa pareja buena para el país procreó una docena de hijos y crió otros tres ajenos. Todos ellos llevan su marca, todos ellos han sido también buenos para nuestra tierra»:
La nobleza, la solidaridad, la discreción, la alegría, el sentido de realidad, la noción del deber ineludible, la paciencia, el respeto del prójimo y lo ajeno, el espíritu de cuerpo, la seriedad, la pasión deportiva, el tino para conseguir consortes, la falta de pretensión y una orientación práctica y desenredada hacia la vida, son rasgos comunes a los Sucre Eduardo, y esa múltiple conjunción, reiterada doce veces, sólo puede explicarse en la labor paternal y maternal de Andrés y Alicia.
Sobre todo, el cura Sucre guardó mucho amor por su madre, traslúcido cuando la mencionaba. Fue un competente hombre de amor; su familia, su universidad, sus alumnos, sus amigos, su país, la humanidad entera cabían en su corazón, que hoy decidió quedar inmóvil tras un último latido.
Pero no podemos estar tristes por Gustavo, pues no hay recuerdo de él que no venga envuelto en una sonrisa. A beber en su nombre, a celebrar su vida excepcional, a sonreír con la memoria de las veces que nos hizo hacerlo. Como cuando contó a un mesonero que le preguntaba si ponía agua en su güisqui: «La semana pasada me preguntaron con qué quería mi trago y respondí: con frecuencia».
Mejor todavía es lo que me refiriera su compañero de libaciones, Fernando Parra, a la salida de la misa celebrada en memoria del cura en el Colegio San Ignacio:
Un día me llamó Gustavo y me dijo: «El Almacén Sucre va a cerrar, y puedo conseguirte diez cajas de McCallum’s». Cuándo le pregunté qué iba a hacer yo con diez cajas de güisqui, repuso de bote pronto: «¡Las pones en tu balance como activos líquidos!».
El cielo nos regaló que pudiéramos estar con él frecuentemente. LEA
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Extras:
1. Enlace para descargar en .pdf Homilia por Gustavo Sucre
2. Enlace a entrevista de Gustavo Sucre S. J., reproducida por Reporte Católico Laico con motivo de su fallecimiento: http://reportecatolicolaico.com/2015/12/p-gustavo-sucre-%E2%80%9Ccon-francisco-habra-cambios-pero-no-revolucion%E2%80%9D/
3. Fragmento de audio del programa Dr. Político en RCR del 19 de diciembre de 2015:
4. Artículo de María Amparo Grau en .pdf En homenaje al padre Sucre
5. Audio de la entrevista que le hiciera César Miguel Rondón el 17 de mayo de 2013:
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Luis Enrique y Nacha,
Admire y tuve aprecio al Padre Sucre, a quien considere un genuino sacerdote jesuita, por su cordialidad, afabilidad, y sencillez, pero,al mismo tiempo entregado a ser una autoridad universitaria con el afan de estimular a los estudiantes a ser responsables, y respetar las reglamentaciones de la UCAB, con la severidad que ello implica.
Y ademas unos de los tantos ejemplos del legado de una familia honorable como los Sucre Eduardo. Mis condolencias.
Muchas gracias. He transmitido tus palabras a Nacha, quien te envía su gratitud.
Estimado Luis Enrique
No creo que haya algún egresado de la UCAB que no recibiera el influjo benéfico de el padre Sucre. Los hombres como él, no mueren, solo se alejan con algo de anticipación. Mientras los volvemos a ver, nos quedan su ejemplo, su guía y su bondad.
Abrazos a la familia
Gracias, Orlando. Fue ciertamente un hombre excepcional.