Es de conocimiento y admiración universales que el general Eisenhower estaba muy interesado en conocer lo que pudiera de los movimientos e intenciones del mariscal Rommel—en general, de los de Hitler—pero que se interesaba mucho más en sus propios movimientos y planes.
Más importante que lo que Escarrá pudiera estar buscando, o si Maduro juega con la idea de una constituyente—que implicaría una elección más en la que no le iría mejor que en la que acaba de perder resonantemente—, es lo que puede hacer ahora la MUD.
El 6D (el Día D) ella tomó por asalto, e irreversiblemente hasta 2020, la provincia entera de Normandía; Hitler y Rommel perdieron el control de su territorio. Lo esencial es definir, no qué puede hacer o hará el muy maltrecho oficialismo, sino lo que haremos nosotros que Maduro, Cabello y el resto del combo «bolivariano» no puedan impedir.
A lo mejor el 3 de enero impugnarán en serio, no 22—el martes de la semana pasada supuestamente 26—sino 5 diputados, para que 2 de las impugnaciones prosperen y perdiera la MUD la supermayoría de 2/3 partes. (Y si no tuviéramos las 2/3 partes ellos menos). Pero no podrán revertir, luego de que el gobierno (el propio Maduro), el CNE y el alto mando (el militar y el del PSUV) admitieran que la oposición les ha quitado el control de la AN, este hecho verdaderamente fundamental.
Ni siquiera son las 2/3 partes tan eficaces; por ejemplo, con ellas se puede, es verdad, remover magistrados del TSJ, pero sólo sobre la base de un pronunciamiento previo del Poder Ciudadano, de Luisa Ortega Díaz, Tarek William Saab y comoquiera que se llame la Contralora.
Lo fundamental es en este momento que conquistaste Normandía, que arrebataste al PSUV el control de la AN, que Cabello ha quedado cesante, que controlas la AN, que nombras sus autoridades generales y las de sus comisiones, y que puedes aliarte al Pueblo, a la Corona que acaba de darte tan grande mayoría, por mayoría simple que convoca referendos consultivos.
Si bien, pues, la vigilancia debe continuar, sería una falta estratégica gravísima dejarte distraer de tus propósitos, de tus propios planes, con cada trapo rojo—el «parlamento comunal», los nuevos magistrados, el foro Constitución del futuro, el «pacto de Estado» de los militares, las presuntas impugnaciones—, con cada nueva trapacería de una serie que está a punto de agotarse.
No corramos, pues, como gallinas histéricas; ése es un papel que corresponde al oficialismo desempeñar. Como recomendaba el general López Contreras, lo útil ahora es calma y cordura.
Con cada invento oficialista, la utilidad y conveniencia del consultivo sobre el socialismo crecen apreciablemente; cada vez es más poderoso y tiene mayor sentido. LEA
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