Otra vez, Martes de Ramos

Otra vez, Martes de Ramos

 

Hace exactamente seis semanas, Henry Ramos Allup anticipó parte de su parlamento de hoy como Presidente en funciones de la Asamblea Nacional: “Luego de las elecciones parlamentarias vendrá un debate político interno [en el oficialismo], una medición de fuerzas entre ellos y, a la larga, un resquebrajamiento que puede poner fin en breve al Gobierno, bien sea por la vía de referéndum revocatorio, enmienda constitucional, una Constituyente o la renuncia del Presidente”. (Citado en Martes de Ramos, entrada en este blog que contiene un análisis de esa baraja).

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La puesta en escena de la función de teatro político en este día incluyó la esperada insolencia de los derrotados, que tuvieron en Pedro Carreño y Héctor Rodríguez las más destacadas entre sus dramatis personæ. (Llevaron también extras taciturnos, siendo los más notorios Cilia Flores y Diosdado Cabello). Una vez más, nos regalaron una convincente y bien actuada exhibición de su odio mediocre, retórica, histórica y lógicamente extraviado. Y, con característico caradurismo, objetaron ruidosamente pero sin éxito la presentación de la agenda legislativa de la Mesa de la Unidad Nacional por Julio Borges, sobre la base de la presunta violación del Reglamento Interior y de Debates, luego de que la fenecida asamblea previa hubiera violado varias disposiciones legales y reglamentarias para nombrar nuevos magistrados del Tribunal Supremo de Justicia a ultimísima hora. Eso resume su aporte al drama político escenificado hoy en el Palacio Legislativo.

El papel de protagonista estuvo, naturalmente, a cargo de Henry Ramos Allup, elegido por el voto de 109 diputados Presidente del Poder Legislativo Nacional hasta el 4 de enero de 2017. Por una parte, su experiencia le permitió no caer en la trampa del ruidoso boicot de los diputados y barras del PSUV y su discurso inicial de autoridad máxima del Parlamento estuvo muy bueno, salvo en el tercer punto de la recapitulación de los objetivos de la Asamblea Nacional: por medio «constitucional, democrático, pacífico y electoral», lograr la salida del actual gobierno en un plazo de seis meses contados desde esta fecha.


Fragmento del discurso de Ramos Allup en el que se compromete a salir del gobierno

Lo de la recuperación de la autonomía parlamentaria está muy bien; lo de una «ley de amnistía», como se argumentó acá el 11 de diciembre (Sobre amnistías), sería mejor sustituirlo con un decreto de amnistía que por su carácter no puede ser objetado por la Presidencia de la República; pero la tercera formulación es un claro despropósito, que desdice previas afirmaciones en lo que dijo Ramos Allup: que la Asamblea estaría abierta al diálogo y que no se concibe como un contrapoder. La Asamblea Nacional sólo podría causar por su cuenta el resultado que Ramos Allup presentó como compromiso no transable, mediante la declaratoria de abandono del cargo de Nicolás Maduro, Presidente de la República.

Artículo 233. Serán faltas absolutas del Presidente o Presidenta de la República: la muerte, su renuncia, la destitución decretada por sentencia del Tribunal Supremo de Justicia, la incapacidad física o mental permanente certificada por una junta médica designada por el Tribunal Supremo de Justicia y con aprobación de la Asamblea Nacional, el abandono del cargo, declarado éste por la Asamblea Nacional, así como la revocatoria popular de su mandato.

La revocatoria del mandato de Maduro no es prerrogativa de la Asamblea Nacional; eso es potestad exclusiva de los Electores. Es el Tribunal Supremo de Justicia el órgano que nombraría una junta médica que pudiera, si lo amarrara para examinarlo, declarar la incapacidad física o mental permanente del mismo ciudadano; la Asamblea sólo podría prestar su anuencia a una iniciativa que no es suya. Es sólo el TSJ el poder que puede sentenciar la destitución, luego de juicio previo por algún grave delito. La renuncia es prerrogativa de la persona presidencial. La muerte está vedada a la Asamblea según la condición de un medio pacífico expuesta por Ramos Allup; aunque sería indudablemente eficaz y hasta constitucional—es la primera causal prevista en el Art. 233—, sería criminal y nada pacífico un sicariato contratado al efecto.

Las palabras de Ramos Allup en promesa con plazo de medio año no le corresponden; quizás pudiera pronunciarlas como dirigente máximo de Acción Democrática, seguramente le corresponderían a Jesús Torrealba en tanto Secretario Ejecutivo de la MUD si anunciara la recolección de casi cuatro millones de firmas necesarias para convocar a referendo revocatorio, pero jamás es esa tarea algo que corresponda a la Asamblea Nacional.

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De resto, el hecho fundamental es que el oficialismo ya no controla el Poder Legislativo Nacional y que éste, como dijera Ramos Allup, puede ejercer control sobre los restantes poderes: «Quien nombra, disciplina», dijo. De resto, hoy no hubo disparos, ni de gente uniformada—políticos armados, para emplear la expresión De Thays Peñalver—ni de colectivos también armados; ni siquiera hubo bofetadas o puñetazos en la cámara, a pesar de las perturbaciones de Rodríguez y Carreño, pues los diputados de la MUD no cayeron en las provocaciones obvias. Las previsiones catastrofistas, una vez más, no se materializaron. Hasta Maduro dijo anoche: «Bienvenida la Asamblea Nacional», refiriéndose a la que ya no hará su voluntad.

En general, una jornada exitosa. La misma gente que vilipendiaba a Ramos Allup hasta hace nada en Facebook o en Twitter, ahora lo tiene como héroe, sobre todo después de que Claudio Nazoa le declarara su amor. LEA

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