Un silogismo es un razonamiento que procede lógicamente de premisas hasta conclusiones que se deriven de ellas. Por ejemplo, de «Todos los hombres son mortales» (premisa mayor) y «Sócrates es hombre» (premisa menor») se deduce «Sócrates es mortal».
Un decreto funciona de modo parecido: su parte dispositiva (el decreto en sí) equivale a las conclusiones de un silogismo, y los considerandos que la preceden funcionan como premisas. Acá nos ocuparemos sólo de ellas, esto es, de los considerandos. Éstos son los que fundamentan lo decretado por Nicolás Maduro, en materia de «emergencia económica», el pasado 14 de enero:
Considerando
Que en ocasión de la muerte del Comandante Supremo de la Revolución Bolivariana y presidente Constitucional de la República Bolivariana de Venezuela, Hugo Chávez Frías, sectores nacionales e internacionales iniciaron una serie de acciones tendientes a desestabilizar la economía del país, debilitar sus instituciones legítimamente establecidas y provocar una ruptura del hilo constitucional, sobre la base de un malestar social inducido por dichos sectores,
Considerando
Que en el marco de la guerra económica iniciada contra el pueblo venezolano se establecieron mecanismos de coordinación entre factores internos y externos en detrimento de las actividades económicas, lo cual ha incido negativamente en los ciudadanos y ciudadanas dificultando el ejercicio de su derecho a disponer y acceder libremente a bienes y servicios esenciales, en detrimento de sus derechos constitucionales a la salud y a la alimentación,
Considerando
Que ante la ofensiva económica y disminución del ingreso petrolero, se requiere la verdadera unión patriótica del pueblo venezolano libre y consciente, con su Gobierno Revolucionario para adoptar y asumir las medidas urgentes y de carácter extraordinario que garanticen al pueblo venezolano la sostenibilidad de la economía hasta restablecer satisfactoriamente tal anormalidad e impedir la extensión de sus efectos,
Considerando
Que las medidas a ser tomadas para proteger al pueblo en función de las amenazas existentes, deben ser de una gran magnitud e impacto en la economía nacional y de carácter estructural, sin afectar los derechos a la vida digna, la salud, la alimentación, la educación, el trabajo y todos aquellos reivindicados a los venezolanos y las venezolanas por la Revolución Bolivariana mediante la lucha de clases que impuso la voluntad del pueblo por sobre los intereses particulares de la burguesía,
Considerando
Que las estrategias de desestabilización económica han provocado una caída abrupta de los precios de nuestra principal fuente de ingresos, como lo es el petróleo, lo cual atenta contra los derechos del pueblo venezolano, afectando gravemente los ingresos fiscales y de divisas del país, generando un obstáculo a la ejecución y cumplimiento de los objetivos trazados en el Plan de la Patria, segundo Plan Socialista de Desarrollo Económico y Social de la Nación 2013-2019.
Naturalmente, puede negarse la validez de un silogismo mediante la mostración de un defecto de lógica, del uso de un razonamiento lógicamente inválido. Pero es más radical aún la negación de alguna de las premisas. «Niego la mayor», diría el retórico que no acepte la validez de la premisa ofrecida justo al inicio del razonamiento propuesto.
Éste es el caso del tramposo decreto; no puede admitirse su parte dispositiva simplemente porque sus premisas, sus considerandos, son falsos. Aprobar el decreto equivaldría a aceptar que la teoría de una guerra económica como explicación de la situación nacional es correcta. La Asamblea Nacional debe negarse frontalmente a su aprobación, pues ella es lo mismo que absolver a un culpable gobierno de sus inocultables responsabilidades. LEA
_______________________________________
intercambios