No creo que haya sido satisfactoria la respuesta de Nicolás Maduro a Ernesto Villegas en el programa Siete Preguntas, que éste conduce en Telesur, acerca de la sospecha de su doble nacionalidad.
Por una parte, reafirmó haber nacido en Caracas, pero sobre la cuestión de la nacionalidad de su señora madre adoptó una postura evasiva: «Mi mamá es familia de fronteras, en todo caso, a mí no me gusta estar refiriéndome a mi mamá. Yo la amo mucho, demasiado, como para estar tratando de caer en la charca que crean ellos [el canal colombiano Caracol]. Mi mamá es sagrada, y de ella sólo hablo desde mi corazón y hacia adentro». (Según nota de El Universal, cuyo sumario dice: «El jefe de Estado, Nicolás Maduro, reafirmó este lunes que es venezolano, ante los rumores sobre su supuesta nacionalidad colombiana. Sin embargo, no aclaró la nacionalidad de su madre»).
Antes se ha puesto en duda el lugar de nacimiento de Maduro. En 2013, el exembajador de Panamá ante la OEA, Guillermo Cochéz, presentó a la cadena colombiana NTN24 una supuesta partida de nacimiento del presidente Maduro y declaró: “Maduro nació en Cúcuta el 22 de noviembre de 1961 y no en Caracas”. Poco después, la Registraduría de Colombia investigó el documento presentado por Cochéz y llegó a la conclusión de que era falso, según informó Carlos Alberto Arias, Director Nacional de Identificación, quien señaló varias inconsistencias e irregularidades en la “prueba” de Cochéz. Pero el asunto ya no es dónde nació quien ahora ejerce la Presidencia de la República, sino si posee la nacionalidad colombiana porque sería hijo de mujer de esa nacionalidad. El Artículo 41 de la Constitución es muy claro: «Sólo los venezolanos y venezolanas por nacimiento y sin otra nacionalidad, podrán ejercer los cargos de Presidente o Presidenta de la República…» etcétera. La elección de Maduro sería nula, y nulos sus actos como Presidente, si fuese a la vez venezolano y colombiano que no hubiera renunciado a esta última nacionalidad.
Según argumentaron exrectores del Consejo Nacional Electoral en comunicación dirigida a Tibisay Lucena el 4 de este mes, Nicolás Maduro declaró a los fines del acta de defunción de su madre que ella había nacido en Rubio, estado Táchira. Luego añadieron: «…es público y notorio que la madre de Maduro no nació en el Táchira, sino en Colombia», sin aportar pruebas de tales publicidad y notoriedad. ¿Creía Nicolás Maduro en 1994, año del deceso de su progenitora, que algún día sería Presidente—o Vicepresidente Ejecutivo de la República, o Canciller o Presidente de la Asamblea Nacional—y que le convenía mentir en día tan doloroso cuando le habría bastado renunciar a su presunta nacionalidad colombiana?
Pero ¿qué significa «Mi mamá es familia de fronteras»? Eso no es suficiente; estando las cosas como están en el país, pienso que es obligación política y moral del presidente Maduro aclarar este asunto, de una vez por todas, en modo fehaciente. Si ama «demasiado» a su madre, eso es lo que debe hacer, y si no puede tranquilizarnos con sus decretos de emergencia económica, al menos que lo haga sobre esta cuestión. LEA
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Gracias por el artículo.
Sin embargo, viene a confirmar y/o negar exactamente nada adicional.
Antes bien, mientras él no muestre un documento que lo identifique como
venezolano nacido en Venezuela y otro dónde ante un notario – o donde sea que se hagan esas gestiones – haya explicíta y oficialmente declarado no querer ser portador de la nacionalidad colombiana y rechazando esta, todos los dedos acusadores quedarán apuntándole sin misericordia.
Lo que no añade nada nuevo es el alegato del Sr. Pastrana que contradice, no a Maduro sino a la propia Registraduría Nacional de Colombia, que no reconoce a Maduro como nacional colombiano. En Derecho Penal, la carga de la prueba recae sobre la parte acusadora; lo que Ud. sostiene no es jurídicamente correcto. Quisiera añadir que los alegatos acerca de la presunta doble nacionalidad de Nicolás Maduro nunca fueron elevados mientras fue Presidente de la Asamblea Nacional, Canciller y Vicepresidente Ejecutivo de la República. Artículo 41 de la Constitución Nacional:
Sólo los venezolanos y venezolanas por nacimiento y sin otra nacionalidad, podrán ejercer los cargos de Presidente o Presidenta de la República, Vicepresidente Ejecutivo o Vicepresidenta Ejecutiva, Presidente o Presidenta y Vicepresidentes o Vicepresidentas de la Asamblea Nacional, magistrados o magistradas del Tribunal Supremo de Justicia, Presidente o Presidenta del Consejo Nacional Electoral, Procurador o Procuradora General de la República, Contralor o Contralora General de la República, Fiscal o Fiscala General de la República, Defensor o Defensora del Pueblo, Ministros o Ministras de los despachos relacionados con la seguridad de la Nación, finanzas, energía y minas, educación; Gobernadores o Gobernadoras y Alcaldes o Alcaldesas de los Estados y Municipios fronterizos y aquellos contemplados en la ley orgánica de la Fuerza Armada Nacional.
Mientras no haya prueba fehaciente de la acusación (y ningún número de dedos acusadores lo es) no podré aceptar lo que se alega. Me guío por el principio enunciado por William Clifford en La ética de la creencia: “Es en todo tiempo y lugar moralmente erróneo que cualquiera crea en algo sobre la base de evidencia insuficiente”.
Tiene razón al decir que lo que sostengo no es jurídicamente cierto; pero políticamente lo es.
Tal vez recuerde los episodios en los que el ciudadano y empresario Donald Trump acusaba – de manera recurrente y, por cierto, sin base alguna – al (para aquel entonces) recién electo Presidente Obama.
Nunca produjo ni la más mínima prueba hasta que Obama mismo – y para poner fin a los rumores – decidió publicar su partida de nacimiento.
Eso se llama ser sensato.
Sin embargo, con este monstruo esas pruebas me dejan absolutamente frío, pues las pruebas que lo incriminan como asesino (por ej. el caso Óscar Pérez) son más que contundentes.
No, señor Perret. Los indicios discutidos, en más de un caso sugeridos por motivos principalmente políticos—de lucha por el poder—, no son lo mismo que pruebas, ni siquiera en el caso del difunto Sr. Pérez. Está Ud. equivocado, pero no niego su libertad para sospechar lo que le venga en gana, aunque tal proceder sea insensato.
DR. Saludos..UD puede tener la razón jurídicamente…porque el Sr. Maduro no se encuentra inscrito segun dice la Registraduria Nacional de Colombia..pero dice la constitución de Colombia «que hijo o hija de padre o madre colombiana ..es colombiano según un articulo de esa constitución….Entonces que sucede es colombiano o no?? Esto me pregunto a mismo…me queda la duda razonable.
Sr. Tejada: lo jurídico es lo que atañe al Derecho, lo que en este caso incluye lo constitucional. La Registraduría Nacional de Colombia no reconoce al Sr. Maduro como nacional colombiano, y es ella, no Ud., el intérprete legítimo acerca del punto. Si, como dice, Ud. duda sobre el caso ¿por qué no se dirige a esa oficina con su duda «razonable»?
El Derecho es un desarrollo civilizatorio fundamental, pero Ud. y antes el Sr. Perret parecen disminuir su importancia. Lo que discuten ustedes es precisamente un punto de Derecho. Le agradeceré que no fastidie más, ni en este blog ni por cualquier otro medio. Es lo que contesto el último comentario que aceptaré de Ud. acá.