El próximo 28 de diciembre habría cumplido Inocente Carreño 97 años de edad; era, por supuesto, el Día de los Santos Inocentes en Porlamar cuando naciera allí en 1919. Aún recuerdo mi felicidad musical cuando, en 1961 (¿o 1962?), escuché por primera vez la Suite o, más propiamente, la Glosa Sinfónica Margariteña en un atestado Paraninfo de la Universidad de Los Andes; él mismo dirigía a la Orquesta Sinfónica Venezuela, de visita en Mérida. Allí supe, sobrecogido del impacto sonoro, que Carreño era un compositor tan competente como poderoso. (Mi hija mayor, casada en San Juan Bautista de Guarame, Isla de Margarita, escogió abrir la música de su boda con el tema principal de la obra). He aquí esa pieza inmortal con la Orquesta Juvenil Simón Bolívar dirigida por Gustavo Dudamel:
Más tarde sabría de su humor estupendo, gracias a los recuerdos de Eduardo Plaza Alfonzo y José Antonio Calcaño. Para muestra de eso, este botón: recién electo Nicolás Maduro en 2013, el Maestro Carreño recitó la décima que había compuesto sobre las privaciones alimenticias de los venezolanos:
Siempre estará con nosotros. LEA
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