Buen soporte del análisis

Buen soporte  para el análisis político

 

El viernes de esta semana, 18 de noviembre, se cumplirá un año de que unos pocos venezolanos competentísimos—en su campo profesional y en el discurrir político—aceptaran conversar en mi casa cuando eran inminentes las elecciones de Asamblea Nacional, tentados por la promesa de unas empanadas fuera de serie. Exactamente un año antes, Nehomar Hernández me entrevistaba para una emisión especial del programa «Y así nos va», que se transmite por Radio Caracas Radio (750 AM); la grabación de ese día, 18 de noviembre de 2014, fue puesta al aire el 30 de diciembre de ese año. En esa ocasión, repetí la predicción adelantada en el programa #119 de Dr. Político en RCR tres días antes: que el oficialismo perdería el control del Poder Legislativo Nacional. Pero ni en mi más optimista presunción había anticipado lo que sucedió: que los candidatos postulados por la Mesa de la Unidad Democrática ocuparían 112 curules, una mayoría de dos tercios. En el desayuno de hace casi un año exacto, sin embargo, escuchamos de uno de los asistentes la cifra de 111 diputados de la MUD, una predicción muy precisa. De esa sesión elaboré una minuta que remití a los invitados al día siguiente del gastronómico encuentro; hace unos minutos la reenvié al mismo grupo, junto con el registro de un rechazo creciente en la población opositora a lo acordado en la mesa de diálogo facilitada por el enviado de la Santa Sede y el trío de expresidentes reclutado por el gobierno. Así puse al destinatario principal:

El 18 de noviembre del año pasado (faltan cinco días para el primer aniversario) dijiste a un grupo de comedores de empanadas algo que quedó registrado en un aide-mémoire: «… J puso su mira sobre dos problemas que serían suscitados por acciones (campañas) del gobierno, a saber: 1. en procura de la desarticulación “por arriba” de la alianza de dirigentes de la MUD; 2. con el fin de ‘corresponsabilizar’ a la oposición como causante de la crisis nacional. (‘No nos aprobaron los recursos’)»En vista del nutrido y airado rechazo de los resultados del diálogo anunciados ayer, por parte de opositores «de a pie» (tal como se manifiestan intensamente en Facebook y Twitter), tal vez convenga añadir que se ha producido una «desarticulación por abajo». (Por supuesto, la de por arriba está funcionando, como lo atestigua el comunicado de Vente Venezuela).

He creído de interés a los lectores de este blog reproducir acá la minuta en cuestión.

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AIDE MÉMOIRE 18/11/15 y APUNTES PRELIMINARES

 

La alimentación por empanadas quedó ayer ampliamente superada con la nutritiva exposición de M y los puntos resaltados por J.

M reforzó en nosotros la ya sólida expectativa de una pérdida del control oficialista de la Asamblea Nacional, al definir el proceso de crecimiento de la intención de voto a favor de candidatos opositores como un deslave. De hecho, aventuró su presunción personal de que la MUD alcanzará 111 diputados para una mayoría calificada de dos terceras partes, la que permitiría ejercer el máximo constitucional de facultades legislativas. (Ayer se supo de la más reciente medición de Datanálisis—octubre-noviembre—: oposición 63,2% vs. oficialismo 28,2%, para una ventaja de 35 puntos). Igualmente, destacó el asunto de la movilización y protección del voto, acerca de lo cual aseguró que hay aprendizaje y buenos preparativos de múltiples dolientes.

Mas allá de eso, presentó una película que muestra al enjambre ciudadano y sus sub-enjambres (estudiantes, empresarios informales…) en grado intenso e imaginativo de actividad. El país dista mucho de estar entregado. Esto es, sin duda, una buena y esperanzadora noticia; no hace mucho, me comunicaba un registro de la opinión que revelaba un país atemorizado y nihilista (“nada puede hacerse”), contraído a la esfera privada que se adaptaba a las colas de la escasez.

Factores extra-nacionales, añadió, contribuyen a la configuración del momento político: el aguacero sobre el gobierno de la ONU, la OEA y la OIT, junto con eventos como la defección y denuncias del fiscal Nieves y el apresamiento de familiares de la pareja presidencial en Haití y su secuela judicial. El gobierno está a la defensiva. M insertó que la figura de Leopoldo López inspira mucha desazón en el gobierno, pues su liberación equivaldría a que se desatara “un huracán”.

Asimismo, pronosticó un cuadro agravado de la situación económica en el primer trimestre de 2016, por factores tales como la desecación del sistema Guri y la sobreturbinación, que significará un agravamiento marcado en el suministro deficiente de electricidad, y una agudización de la oferta deficitaria de productos en el mercado nacional como consecuencia de las nuevas regulaciones en materia de precios “justos”, que han llevado a la cancelación de órdenes de importación de productores locales ante una rentabilidad negativa.

Finalmente, destacó cómo este proceso es la manifestación de un hartazgo con el sistema socializante y expresión de una necesidad sentida de cambio, de deseo mayoritario y concreto de salir del gobierno de Maduro cuanto antes. Así lo concretó luego al decir que, una vez ganada la Asamblea, la dirigencia opositora tendría que decidir si plantea un referendo revocatorio o la convocatoria de una asamblea constituyente.

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En cambio, J puso su mira sobre dos problemas que serían suscitados por acciones (campañas) del gobierno, a saber: 1. en procura de la desarticulación “por arriba” de la alianza de dirigentes de la MUD; 2. con el fin de “corresponsabilizar” a la oposición como causante de la crisis nacional. (“No nos aprobaron los recursos”).

Por otra parte, insistió en la importancia de la presentación mediática del triunfo electoral a partir del hecho fundamental de un voto popular mayoritario y su mensaje básico: el país cambió.

Lo primero resuena con apuntes de M acerca de la inestabilidad intrínseca a la alianza de oposición, cuyos factores principales—Primero Justicia, Acción Democrática, Un Nuevo Tiempo—persiguen sus propias agendas y carecerían de candidatos que poner en el terreno en caso de una cesación anticipada de la administración actual. Esto es, no le costaría demasiado al gobierno provocar la desunión de la dirigencia opositora. (M dejó caer que se rumora insistentemente acerca de negocios de algunos líderes de la oposición con el gobierno; también que la significativa fracción de gente no alineada se adelgaza en la medida en que se acerca la fecha de las elecciones, por cuanto no percibe actores que pudieran satisfacer su anhelo, su “fantasía”).

Creo que lo señalado por J es muy perspicaz; se trata de problemas que seguramente se suscitarán. No estoy seguro, sin embargo, de que el gobierno pueda ser exitoso en sus intentos, especialmente en el punto de la corresponsabilidad opositora en la crisis: su intensa y reiterada prédica acerca de una “guerra económica” como culpable de la situación nacional* no ha sido creída. (Datanálisis en junio: mientras 47% de sus entrevistados responsabilizaba al presidente Maduro por la situación de desabastecimiento, 8% al gobierno o los ministros, 3,1% a los gobiernos regionales y 2,3% al PSUV—para un total de 60,4%—, sólo 0,6% culpaba a los empresarios nacionales y 0,7% al gobierno de los EEUU). No le arriendo, pues, la ganancia en el mecanismo freudiano de defensa psicológica con la proyección de su culpa en terceros.

En cambio, es más preocupante la situación de una alianza opositora pegada con saliva de loro, situación que no es nada nueva, por lo demás. Acá tendría el gobierno más probabilidades de incidir negativamente en desmedro del liderazgo opositor y sus declaradas intenciones de actuar unitariamente aunque, como dijeron J y M, se trata esencialmente de una liga estrictamente electoral.

Si queremos ir al fondo de la cosa, hay en este asunto una fundamental carencia de profundidad y eficacia estratégicas:

Y ésa es la tragedia política de Venezuela: que sufre la más perniciosa dominación de nuestra historia—invasiva, retrógrada, ideologizada, intolerante, abusiva, ventajista—mientras los opositores profesionales se muestran incapaces de refutarla en su discurso y superarla, pues en el fondo emplean, seguramente con mayor urbanidad, el mismo protocolo de política de poder afirmada en la excusa de una ideología cualquiera que, como todas, es medicina obsoleta, pretenciosa, errada e ineficaz. Su producto es mediocre. (Las élites culposas, marzo de 2012, p. 405).

El inminente triunfo opositor no se debe a que la oposición haya tenido aciertos notables, sino a las monstruosas nocividad e ineptitud del gobierno socialista. Datincorp preguntó en mayo de este año: “¿La solución de los problemas del país vendrá de…?” Y obtuvo estas respuestas: del oficialismo 17%, de la MUD 18%, de un nuevo liderazgo ¡56%! De modo similar, Venebarómetro obtuvo, para el 15 de septiembre, 86,8% de respuestas positivas a esta pregunta: “Ante el cuadro nacional que está viviendo el país en la actualidad ¿a Ud. le gustaría un cambio en la conducción del país?” De seguidas inquirió: “Y ese cambio le gustaría verlo conducido por…?” Los resultados: 11,3% de entrevistados que no supieron o no respondieron, “por los líderes de la MUD” 30,4%, “por un líder opositor sin que la MUD esté involucrada” 6,7%, por “otros líderes chavistas distintos al PSUV como Marea Socialista” 10,7%, y “por un independiente, otras personas distintas que conduzcan al país” 40,9%.

Por ahora, para M se trata de fantasías, pero si se cree que lo indicado sería trabajar en lo importante, la conclusión es obvia: ir en busca de liderazgos alternos sanos y competentes.

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La convocatoria de una constituyente es una mala idea. Se ha aceptado sin mayor examen la idea chavista de que una constituyente es “originaria” y por tanto tendría poderes absolutos. Ya el 10 de septiembre de 1998 pudo escribirse en Contratesis (para La Verdad de Maracaibo):

La constituyente tiene poderes absolutos, tesis de Chávez Frías y sus teóricos. Falso. Una asamblea, convención o congreso constituyente no es lo mismo que el Poder Constituyente. Nosotros, los ciudadanos, los Electores, somos el Poder Constituyente. Somos nosotros quienes tenemos poderes absolutos y no los perdemos ni siquiera cuando estén reunidos en asamblea nuestros apoderados constituyentes. Nosotros, por una parte, conferiremos poderes claramente especificados a un cuerpo que debe traernos un nuevo texto constitucional. Mientras no lo haga, la Constitución de 1961 continuará vigente en su especificación arquitectónica del Estado venezolano y en su enumeración de deberes y derechos ciudadanos. Y no renunciaremos a derechos políticos establecidos en 1961. Uno de los más fundamentales es, precisamente, que cuando una modificación profunda del régimen constitucional sea propuesta, no entrará en vigencia hasta que nosotros la aprobemos en referéndum.

A mayor abundamiento, el 23 de enero de 2012 fueron suscritos por quienes se medirían en las primarias presidenciales de la MUD los Lineamientos del Programa de Gobierno de la Unidad Nacional, de los que vale la pena recordar tres estipulaciones seguidas:

44. La base normativa fundamental para el nuevo gobierno es la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, la cual calificamos como una Constitución democrática, respetuosa del Estado de Derecho y de los derechos humanos.

45. Ella representa no sólo el punto de partida ineludible desde la perspectiva de la validez y vigencia formal de las normas, aunado ello a su ratificación popular, sino también una plataforma jurídica aceptable para el despliegue de las políticas de un gobierno democrático. Permite el funcionamiento de instituciones democráticas y garantiza los derechos humanos.

46. La prioridad político-institucional del nuevo gobierno no ha de cifrarse en el cambio global de esa Constitución, ni en la convocatoria de una Asamblea Constituyente.

Para el 7 de diciembre de 2013, veinticuatro horas antes de las elecciones municipales que Capriles presentó erróneamente como un plebiscito sobre el gobierno de Maduro, Leopoldo López y Ma. Corina Machado habían olvidado que firmaron tales lineamientos en señal de aquiescencia, pues publicaron un manifiesto sorpresivo fuera de la línea de la MUD, propugnando justamente una constituyente como medio de salir del actual sistema de gobierno, Maduro incluido. (Dos meses después lanzarían #lasalida). Vale la pena apuntar acá que tampoco tiene carácter referendario la elección próxima de Asamblea Nacional, como argumentara falazmente el 11 de octubre, en su artículo El socialismo va a referendo, el candidato José Guerra.

La noción está equivocada. Jamás unas elecciones (democracia representativa) equivaldrán a un referendo (democracia participativa); jamás fueron las elecciones municipales de 2013 un “plebiscito” acerca del gobierno de Nicolás Maduro, como intentara vender Henrique Capriles Radonski. Pretender algo así es adulterar el sentido constitucional de los actos electorales. El 6 de diciembre no está planteada esa disyuntiva, sino la de votar o no votar por alguno de los candidatos del circuito correspondiente. Si se quiere que algo sea tenido por un referendo consultivo debe serlo; no debe proponerse que las elecciones del 6D usurpen lo que tendría que ser una manifestación explícita del Soberano. (En Consideraciones sobre un texto de José Guerra).

Una cosa es que el rechazo general al actual gobierno venezolano informe mucha de la intención de voto antichavista y otra distintísima argumentar que el 6D tiene carácter referendario. Sostener esto, cuando no se quiso convocar un referendo que había sido recomendado largamente, es procedimiento tramposo y la mentira no se combate con otra mentira, sino sólo con la verdad.

Por lo que respecta a un referendo revocatorio, su convocatoria no es en ningún caso potestad de la Asamblea Nacional. Tal cosa sólo puede provenir de la iniciativa popular. (Artículo 72 de la Constitución).

Pero la Asamblea Nacional sí puede convocar referendos consultivos por mayoría simple, y esta opción estará al alcance de la próxima legislatura, a juzgar por los pronósticos electorales. Creo que esto es exigible a los nuevos diputados: que en la enorme crisis que habitamos se apele al Poder Supremo del Estado, el Poder Constituyente Originario, para que se escuche su voz.

Esto es algo a lo que la dirigencia política nacional, oficialista y opositora, se ha mostrado refractaria, mientras prefiere argüir vistosas falacias. LEA

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* Monseñor Celli anunció como cosa acordada entre el gobierno y la Mesa de la Unidad Democrática que «de manera conjunta se buscará combatir ‘el sabotaje, boicot o agresión’ a la economía venezolana», lo que es un eufemismo para la noción de una «guerra económica».

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