Acaban de conocerse los resultados de Venebarómetro para el fin de 2016. He aquí unas cuantas de sus mediciones.
En primer lugar, una lámina elocuente sobre el deterioro de la calidad (y cantidad) de vida de los venezolanos:
Luego, los temas políticos propiamente dichos, comenzando por la fe de los encuestados en el proceso de diálogo facilitado entre gobierno y oposición, que no alcanza a la mitad de la muestra de 1.200 entrevistados en hogares:
Venebarómetro registra un ligero repunte en la evaluación de la situación del país y el apoyo al presidente Maduro:
Lo que se refleja en la opinión acerca de cuál debiera ser el destino de Maduro con un descenso de quienes quieren su cesantía de una vez:
Las opciones de la oposición no exhiben una preferencia dominante, y Venebarómetro parece estimar erróneamente que una asamblea constituyente puede «cambiar todos los poderes» (noción refutada en el programa #226 de Dr. Político en RCR):
En cuanto a la suspensión del esfuerzo revocatorio, más de la mitad (57,6%) atribuye esto a la Presidencia de la República; si se le suma el entorpecimiento judicial (15,5%), casi las tres cuartas partes del país (73,1%) atribuyen ese desenlace al oficialismo, pero un poco más de la quinta parte (22,3%) señala a la oposición (que en vez de activar el proceso en el mes de enero comenzó a moverse a mediados de abril):
La evaluación de partidos y líderes arroja, por un lado, al PSUV como la organización individual más importante (subiendo de 25,1% en julio); la MUD ha descendido algo desde ese mes, cuando registraba 9,6%, y es superada ahora por Voluntad Popular (antes por Primero Justicia con 11,9%) marcando un desplazamiento hacia posturas más radicales de oposición:
Este fenómeno de progresiva radicalización se muestra igualmente en las preferencias por liderazgos individuales: Leopoldo López supera ahora por cinco puntos a Henrique Capriles (en julio la diferencia a favor de López era de sólo 1,1%):
Pero parece haberse debilitado la disposición a protestar por la situación que vivimos:
La cosa pudiera sintetizarse así: un alivio relativo para el gobierno, al haber logrado eliminar la amenaza de su revocación al tiempo que desciende la fe de los electores en la oposición institucionalizada en la Mesa de la Unidad Democrática. Y todavía no ha empezado a sentirse la mejora en los ingresos petroleros. LEA
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