La Comisión Nacional de Telecomunicaciones (CONATEL) ha ordenado «la suspensión y salida inmediata de las transmisiones del Canal de Noticias CNN en español en el territorio nacional». En su justificación de la medida, adujo que a través de la cadena de noticias «sin argumento probatorio y de manera inadecuada difaman y distorsionan la verdad». No deja de necesitarse cara dura para repudiar una conducta que justamente caracteriza al gobierno presidido por Nicolás Maduro. (Estoy dispuesto a retractarme de esta última afirmación cuando el gobierno termine presentando pruebas irrefutables de que, por ejemplo, Julio Borges escogiera los blancos que serían bombardeados en Caracas por un mítico avión Tucano a comienzos de 2015. También pudiera ser que eso no fuese para CONATEL difamación sin argumento probatorio; a fin de cuentas, los alzados del 4 de febrero de 1992 no eran golpistas; eran rebeldes).
Comoquiera que Cable News Network es una agencia noticiosa estadounidense, cabe acá que salga en su defensa uno de los más importantes abogados de los Estados Unidos: Thomas Jefferson, uno de sus Padres Fundadores.
Nuestra libertad depende de la libertad de prensa, y ella no puede limitarse sin perderla. (Carta al Dr. James Currey, 28 de enero de 1786).
Siendo la base de nuestro gobierno la opinión del pueblo, su primer objeto debe ser el mantenimiento de ese derecho; si me fuere dado decidir si debiéramos tener un gobierno sin periódicos o periódicos sin gobierno, no dudaría un instante en preferir lo segundo. (Carta al coronel Edward Carrington, 16 de enero de 1787).
Estoy por la libertad de prensa, y en contra de toda violación de la Constitución para silenciar por la fuerza y no por la razón las quejas o críticas, justas o injustas, de nuestros ciudadanos contra la conducta de sus agentes. (Carta a Elbridge Gerry, 26 de enero de 1799).
Para preservar la libertad de la mente humana y la libertad de prensa, todo espíritu debiera estar presto a entregarse al martirio, puesto que mientras pensemos como queramos y hablemos como pensamos, la condición del hombre procederá a mejorar. (Carta a William Green Mumford, 18 de junio de 1799).
Ningún experimento puede ser más interesante que el que ahora intentamos, y que confiamos terminará estableciendo el hecho de que el hombre puede ser gobernado por la razón y la verdad. Nuestro primer propósito debe ser, entonces, mantener abiertas para él todas las avenidas que llevan a la verdad. La más eficaz encontrada hasta ahora es la libertad de prensa. Es, por consiguiente, la primera que es cerrada por aquellos que temen la investigación de sus acciones. (Carta al juez John Tyler, 28 de junio de 1804).
Si una nación espera ser ignorante y libre, en estado de civilización, espera lo que nunca fue y nunca será. Los funcionarios de todo gobierno propenden a ordenar a voluntad sobre la libertad y la propiedad de sus constituyentes. No hay seguridad de ambas que no sea el mismo pueblo, ni podrán estar seguras sin información. Donde la prensa sea libre, y todo hombre capaz de leer, todo estará seguro. (Carta al coronel Charles Yancey, 6 de enero de 1816).
La única seguridad de todo reside en una prensa libre. La fuerza de la opinión pública no puede ser resistida cuando se permite que se exprese libremente. Debemos someternos a la agitación que produzca. Ella es necesaria para mantener las aguas puras. (Carta al Marqués de Lafayette, 4 de noviembre de 1823).
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Claro, se trata del abogado que escribiera en carta a William Stephens Smith, fechada en París el 13 de noviembre de 1787: «El árbol de la libertad debe ser regado de tiempo en tiempo con la sangre de patriotas y tiranos. Es su abono natural». LEA
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Hola LEA
Hablando de libertades, restricciones y moderación. Estoy de acuerdo con Jefferson, la libertad de prensa nos debe llevar a la verdad. Sin embargo, la prensa no puede sustituir a la democracia, el voto debe ser sagrado y la prensa no puede poner o quitar gobiernos, debe informar con certeza al elector para que éste lo haga. Y, las opiniones deben ser responsables, con criterio y no unas telenovelas.
Así como hay economía buena y economía mala, hay prensa buena y prensa mala o, como dice Chomski, gente buena y gente mala. Si toda la prensa tuviese un código de ética y lo cumpliera como tú lo haces, y no existiese la máquina del fango de Umberto Eco, entonces la afirmación de Jefferson sería totalmente cierta. En Ecuador más del ochenta por ciento de la prensa estaba en manos de los bancos. Con una dosis mínima de ética, nos damos cuenta de que se trataba de una aberración. Aquí sintonizas los «mainstream media» y cada cadena te «informa» algo totalmente diferente, tanto en el campo de la política como de muchos hechos. Ahora tenemos las «verdades alternativas» de la Sra. Conway, como fue el caso de las imprecisiones sobre los ataques terroristas no reportados, que luego Anderson Cooper desmintió y al final quedó como una «verdad alternativa». No creo que Jefferson se imaginase ni por un momento esta cosa.
Claro, Orlando, la maldad se encuentra en todas partes, y Jefferson reconoció (en la tercera de las citas) que podía haber quejas y críticas justas e injustas de la opinión ciudadana. Aun así, hay formas de defenderse de la calumnia que no son cortarle la lengua a quien difame, y la trayectoria del chavismo-madurismo no es algo que pueda ser absuelto. Copio acá una demoledora nota sobre el caso que nos ocupa:
LA PRENSA LIBRE ESTÁ PRESA
Leonardo Padrón
Eran las 5 y 17 pm. Estaba viendo por CNN en español un reportaje sobre la inédita luna de miel entre Donald Trump y Netanyahu, el líder de Israel. Dos periodistas intercambiaban puntos de vista, analizaban escenarios y de pronto la señal se fue a negro. Fue un chasquido insonoro. La pantalla quedó muda y negra. Muerta. Era la respuesta oficial del gobierno venezolano al reportaje de investigación de CNN (“Pasaportes en la sombra”) sobre el muy delicado caso de pasaportes concedidos, presuntamente, por funcionarios del régimen a miembros del Hezbollah, es decir, a integrantes del terrorismo islámico. Se había concretado la amenaza que, desde dos años atrás, Maduro empuñaba a cada tanto contra CNN. Otro medio de comunicación ha sido colocado en el paredón de fusilamiento de la revolución. Aquí no se habla mal de Chávez, de Maduro, de Delcy, de Tareck, ni de nadie que merezca el título de camarada mayor. La prensa libre siempre ha sido un estorbo monumental para las dictaduras.
Basta girar el rostro hacia todo lo que han hecho, sistemáticamente, contra la libertad de expresión. Cierran RCTV. Compran El Universal. Compran enterita la Cadena Capriles. Desmantelan Globovisión (aquella, la que ladraba verdades). Arruinan a El Nacional. Obligan al exilio a tres editores (Miguel Henrique Otero, Alberto Federico Ravell, Rafael Poleo). Le prohíben la salida del país a Teodoro Petkoff, director de Tal Cual, diario que posee ya una disminuida presencia. Apagan decenas de emisoras de radio de línea independiente. Asfixian hasta el cierre a decenas de periódicos del interior, demoliendo a instituciones como El Carabobeño o El Siglo. Condenan a cuatro años de cárcel al director del Correo del Caroní. Acaban con 6to Poder. Obligan al cambio de línea editorial de otros medios. Chantajean a decenas de periódicos a través de la ecuación: «te doy papel, me das silencio». Canjean la renovación de la señal radioeléctrica de los canales de TV a cambio de noticieros domesticados y novelas inocuas. Destierran de las cableras a NTN24, canal colombiano de noticias, por trasmitir exceso de verdades venezolanas. Prohíben transmitir en el país El Comandante, la serie de Sony sobre la vida y «obra» de Hugo Chávez. Deportan a periodistas brasileños que investigan el alcance en tierras nacionales de la olla podrida de Odebrecht. Le prohíben la entrada al país a un periodista español que trabaja para la radio alemana. Cancelan la visa de trabajo a periodistas de radios europeas. Deportan al equipo de comunicadores de Al Jazeera que vino a cubrir la marcha opositora del 1 de septiembre del 2016. Hackean las redes de periódicos digitales que pecan de sinceridad comunicacional. Culpan a un simple portal digital (Dólar Today) de destrozar la economía del país con las mayores reservas de petróleo del mundo. Hostigan a periodistas del patio en las zonas de inmigración aeroportuarias. Arrojan a un calabozo a Braulio Jatar, periodista director de Reporte Digital, por publicar el célebre video del cacerolazo de la población de Villa Rosa a Nicolás Maduro. Ordenan a colectivos atacar a reporteros y sustraerles sus equipos de trabajo cada vez que van a registrar una marcha o protesta popular. Obligan a borrar videos y fotografías a los reporteros. Silencian noticias que perturben su ya espantosa reputación. Y, lo más reciente, se anuncia que el MINCI tomará nota de todos los medios que publicaron la nota sobre las sanciones económicas que Washington le impone al Vicepresidente de Venezuela y los gravísimos delitos que le señalan. Solo en 2016 Ipys Venezuela documentó 123 casos de ataques contra la integridad física de periodistas y trabajadores de los medios de comunicación.
Esta lista es apenas una foto rápida de la devastación ocurrida contra el periodismo. Y, obviamente, el régimen se ocupará de engrosarla.
Así está la prensa libre en Venezuela. Presa. Secuestrada. Herida de muerte. Y hablando de muros, que ahora están de moda, habrá que ver cómo la prensa internacional sortea el muro cada vez más alto que erige el régimen para impedir que se reporten las verdades incómodas que el mundo debe saber. Le toca a cada ciudadano de este país reclamar su derecho al libre acceso a la información. Le toca exigir respeto por sus periodistas. En todo caso, es bueno que el régimen lo sepa: por más que apaguen las pantallas, las rotativas y los micrófonos de los periodistas, la verdad siempre termina escribiendo los últimos párrafos de la historia.
¡La verdad, aunque duela, sea siempre dicha¡