10 meses antes de la elección de Asamblea Nacional, Datanálisis tenía razón. ¿Por qué no la tendría ahora?

 

Tal vez no se diera cuenta mi anfitrión de que yo tomaba notas en mi celular de algunos números que me mostraba. (En un momento en que debió alejarse para atender una llamada, quedé solo con su computador durante quince minutos y fotografié varias veces la pantalla con mi teléfono). Me encontraba de visita en su oficina y quiso que viera una reciente encuesta de Datanálisis, empresa de la que es cliente, para que se la comentara. Lo que vi fueron las láminas de la Encuesta Nacional Ómnibus de junio (datos levantados entre el 20 de mayo y el 4 de este mes). Helos aquí transcritos, en violación confesa de la confidencialidad requerida por el amigo Luis Vicente León. (El castigo, explica la encuestadora, al suscritor que reproduzca o envíe el estudio a medios de comunicación, consiste en negarle futuros reportes, pero ni bajo tortura diré quién me permitió conocer el importante y muy completo estudio, construido con mil entrevistas en hogares con error de ±3,04%).

Primero, un dato básico: mientras en abril de 2013 (el mes de la elección de Nicolás Maduro) 50,8% de los entrevistados evaluaba positivamente la situación del país y 46,3% lo hacía negativamente, en junio de este año la evaluación negativa asciende ¡a 90,5%! (Sólo 9,5% cree que la situación nacional es en estos momentos positiva). Luego, sorprende que la gestión histórica de Hugo Chávez resulte mayoritariamente positiva en estos momentos: 55,1% contra 44,2% que la estima negativa. (En la serie histórica de su lámina 13, Datanálisis anota un máximo de evaluación positiva de Chávez de 75,6% en febrero de 2006). Pero su legado, el albacea designado de su herencia, tiene en este momento una desaprobación de 76,4%, contra sólo 20,8% que aprueba su gestión. (La «gestión por el país» de la estrella de los últimos meses, Luisa Ortega Díaz, es evaluada positivamente por 28,8%; el 57% la valora negativamente, y hay un empate técnico de conformes e inconformes respecto de la evaluación de la Asamblea Nacional: 46,8% contra 46,9%).

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Me interesé sobre todo en las láminas dedicadas al tema de la protesta contra el gobierno de Maduro. (A ésas las fotografié en pantalla, pero la reproducción de las imágenes delataría al cliente de la encuestadora, así que tuve que transcribir). A la pregunta ¿Qué tan dispuesto estaría usted de participar en cada uno de los siguientes tipos de protesta si fueran convocadas por la oposición? he aquí los números resultantes (sumarían 100% si se añadiera a quienes no contestaron o no supieron contestar):

Hay más gente que no está dispuesta a protestar (comparar con Tres láminas en este blog)

 

Otra manera de indagar acerca de lo mismo fue preguntar ¿Cuál forma de protesta prefiere usted que sea convocada por la oposición? Éstas son las respuestas:

¿Cuál forma de protesta prefiere usted?

 

Es muy llamativo el resultado de preguntar por las expectativas de la población acerca de las protestas:

¿Qué ocurrirá con las protestas convocadas por la oposición?

 

Pero tal vez sean aun más interesantes estas cifras, acerca de ¿Quién cree usted que es el principal responsable de la violencia en las manifestaciones de la oposición?

Responsable de la violencia en las manifestaciones de la oposición

Nunca pensé que tanto como 20,1% atribuyera la violencia a la oposición.

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Finalmente, capturé los datos de la autodefinición política de los entrevistados y su percepción sobre el liderazgo de la oposición. (Preguntas: Dentro de la política venezolana ¿usted se considera…? En su opinión, ¿quién considera usted que es el actual líder de la oposición?)

El grupo con el que se identifican

 

Líder actual de la oposición

Capriles Radonski está técnicamente empatado con quien responde al nombre de No sabe, y se me pone que después de tanta exposición pública y la valoración que obtiene a estas alturas Ma. Corina Machado debiera dedicarse a otros menesteres. Pero, como siempre, parece haber espacio para una voz que no se defina por su ubicación en el eje de polarización de «fuerzas» políticas. LEA

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