El primer movimiento o número de una obra del compositor ruso Aleksandr Glazunov* (1865-1936) me ha poseído desde que lo oí por primera vez, hace menos de un año. Es el Preludio de la Suite característica de la Edad Media, de la que hay muy pocas grabaciones. (Ninguna, por ejemplo, bajo la dirección de Gustavo Dudamel, quien ciertamente haría una versión memorable). Hace un mes, comencé a oír ese preámbulo musical casi a diario, y ahora la frecuencia de escucha es varias veces al día. ¿Qué me pasa? ¿Por qué mi audición obsesiva de esa pieza?
A las 11:24 p. m. del 3 de agosto de 2019, me ha surgido una interpretación, que si no explicación le provee sentido a esa manía: en ella encuentro un modelo que propongo a la conducta política popular venezolana.
La pieza comienza estableciendo con un motivo de sólo cuatro notas (como la Quinta Sinfonía de Beethoven) un movimiento decidido desde los contrabajos, insistente, que promete ser incesante; en todo caso, es noble, pues si poderoso no es agresivo sino elocuente, convencido de su simple verdad que reiteran y reiteran primero las maderas y luego los metales. Tal manifestación, que turbulentos violines procuran envolver, se prolonga hasta que se explica con mayor calma—a partir del primer minuto y cuarenta y cinco segundos—y a los 2 minutos con un primer obsequio de belleza, que alcanza una primera plenitud a los 2′ 29″ y una segunda treinta segundos después. La sorpresa: llega aún una belleza más amplia y dulce, una hermosura amorosa que comienza a ser expuesta a los 3′ 22″ en un tema afín que es, repito, increíble e inesperadamente mucho más hermoso y alcanza un primer clímax a los 4′ 36″ (marcado por un golpe de platillos) y una cumbre ulterior a los 4′ 58″, seguida por la reiteración del bellísimo discurso al que se une un coro de trompas a los 5′ 02″ y se hace definitivo al modular armónicamente los contrabajos y trombones a los 5′ 24″. Allí comienza el cierre con la entrada sosegada del arpa—ya está dicho todo—a los 5′ 32″, para que las maderas a los 6′ 07″ abran el regreso del argumento inicial de las cuerdas graves, que callan a los 7′ 03″ sin que podamos concebir que una refutación sea posible.
Suite de la Edad Media – Preludio (Yevgeny Svetlanov – Orquesta del Estado de la Unión Soviética)
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Eso sí es una ruta: la del Pueblo de Venezuela, que debe hablar desde la belleza de su supraconstitucionalidad, desde la seguridad de su fuerza, que no requiere violencia o insulto, que no necesita condenar sino mandar serenamente, lo que es ciertamente preferible a protestar o execrar.
No sé, Aleksandr, cómo agradecerte. LEA
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* En la hermosa escritura cirílica: Алекса́ндр Константи́нович Глазуно́в
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Qué bella pieza que no conocía y qué interesante tu comparación con la ruta que debiera tomar Venezuela para superar su situación.
Que belleza de metáfora! Y la conclusión de la ruta… Genial!!!