Tengo por manía casi irresistible el hábito de compartir la belleza, muy especialmente la belleza musical. Luego de Partitura del Pueblo, donde hace poco describí la parábola de Aleksandr Glazunov en su Preludio de la Suite Característica (de la Edad Media), supe que no estaría tranquilo hasta compartir acá dos otros temas suyos extraordinariamente hermosos.
El primero ocurre en Otoño, uno de los cuadros de su ballet* Las estaciones, op. 67, justo después de su espumante introducción y antes de la tercera sección y la recapitulación del animadísimo tema inicial, esta vez con variaciones. Escuché esa música por primera vez en casa de mi tío Raúl Alcalá Reverón, allá por los años cincuenta del siglo pasado, en un disco Capitol que me presentara la Orquesta Sinfónica del Hollywood Bowl, la maravillosa concha acústica de Los Ángeles, dirigida por Carmen Dragon (varón a pesar de su nombre). Creo, sin estar seguro, que es esta versión no identificada que debo a YouTube, en la que el bellísimo Adagio se inicia a los 3’51» desde el comienzo (hasta los 8’18»):
El segundo tema es de otro ballet de Glazunov: Raimunda. Esta apacible hermosura constituye el Entreacto de su Acto I, y es interpretada acá por la Orquesta Sinfónica del Estado de Moscú que dirige Pavel Kogan. De nuevo, gracias a la maravilla de YouTube:
Lourdes Pérez, mi colega técnica en Dr. Político en RCR, comentó de esta pieza: «Hermosa melodía. Me inspiró un sentimiento nostálgico, como un halo… Es preciosa». Suscribo eso. LEA
………
*Glazunov era un maestro de la música para ballets. El que se conoce como Las sílfides—el primer ballet blanc sin argumento o narración—con música de Federico Chopin, debe su orquestación a Glazunov.
____________________________________________________________
intercambios