…de los recuerdos. Transcribo acá una entrevista que me hicieran a mi paso como Editor Jefe de El Diario de Caracas (1999-2000), cargo que me confiara mi amigo y empleador—Corimón, Fundación Neumann—, el gran empresario y hombre de cultura checo-venezolano Hans Neumann. El motivo: hoy me ha llegado el video promocional de When Time Stopped, libro escrito por su hija (Ariana Neumann Anzola) con María Cristina Anzola Etchevers, a quien considero la cuarta de mis hermanas. (Estará disponible en 2020). He aquí el video que anticipa al texto:
Y ahora la entrevista. (Releerla ha removido muchísimos recuerdos gratos y agradecidos; también uno doblemente triste: el sepelio de Hans Neumann Haasova tuvo lugar en Caracas el 11 de septiembre de 2001, el mismo día del ataque hiperterrorista contra las torres gemelas del World Trade Center en la ciudad de Nueva York. Ese día, llamé a María Cristina, ya separada de Hans y residenciada en la metrópolis atacada, para asegurarme de que hubiera sobrevivido y recordar a quien quisimos tanto).
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¿Qué está pasando en El Diario de Caracas?
Marco Gómez
Primero me dejaron ver un video. Un poco más de dos horas de registro audiovisual de un “seminario de pauta trimestral” de El Diario de Caracas. Luego me actualizaron con los cambios más recientes, pues el evento que el video muestra tiene ya un poco más de un mes de haberse celebrado. Después de esto contestaron mis preguntas—las fáciles, que las difíciles iba a hacérselas al Editor, a quien entrevistaría al día siguiente—para finalmente darme un tour por las instalaciones del periódico, paseo que culminó, mi vista abrumada, ante la imponente rotativa Roland de tres pisos, que puede manejar ediciones de hasta 128 páginas en blanco y negro o de 96 páginas con color.
Todo muy organizado y eficiente, pero cuando pretendía indagar cierta clase de cosas la respuesta era invariable: “Pregúntale a Luis Enrique”. Y por Dios que lo haría.
Luis Enrique Alcalá, el nuevo Editor Jefe de El Diario de Caracas, y yo, novel articulista de sus páginas, nos habíamos visto una sola vez antes de nuestra extensa conversación sobre la nueva fase del periódico. Un amigo común permitió el enlace que a su vez me ofreció la oportunidad de enviar un artículo que gustó a Alcalá. Tuvo la gentileza de obtener mis señas a través del amigo y llamarme por teléfono directamente, sin una voz secretarial que mediara en el encuentro de bocinas. De una vez me propuso que continuara escribiendo para sus páginas de opinión. Al tercer artículo que me publicó (este pasado lunes 1º de noviembre [de 1999]) llamé yo para agradecer el espacio y curiosear acerca de cosas que se estaban diciendo del periódico. Inmediatamente me propuso algo mejor: ¿por qué yo no aceptaba escribir, como observador externo, acerca de lo que Alcalá llama la metamorfosis del diario? Me explicó la transformación que CORPUS experimentaría y puso a mi disposición el espacio de varias páginas. Yo riposté que necesitaría entrevistarlo, a lo que accedió, siempre y cuando yo me sometiera al proceso de inmersión preliminar, el que incluyó el mencionado video y el paseo guiado por el edificio.
Es así como estoy ahora frente a Luis Enrique Alcalá, o simplemente Luis Enrique, como lo llaman en la Sala de Redacción sus periodistas o en la nave de Rotativa sus operarios.
Este hombre de periódicos no es periodista de profesión. Una extraña mezcla de media carrera de Medicina y una completa de Sociología le llevaron alguna vez, hace diez años, a Maracaibo. Allí se encargaría de relanzar el diario La Columna que, habiendo cerrado sus puertas en junio de 1988, volvería a la luz el 8 de septiembre de 1989. En seis meses contados desde esa fecha La Columna circulaba 49 mil ejemplares diarios, dos meses más tarde llegaba a punto de equilibrio por la inserción publicitaria y en dos meses más obtenía el Premio Nacional de Periodismo de 1990.
Mucho antes de eso Alcalá había trabajado para Corimón, la empresa que había fundado el actual dueño del periódico, Hans Neumann. Entre 1968 y 1979 ejerció en ese grupo industrial una diversidad de funciones corporativas. “Para mí esto fue otra universidad”, dice.
De modo que cuando a comienzos de septiembre le propusieron asumir el cargo de Editor Jefe no lo pensó dos veces. Su pasión por los periódicos, y su larga relación con el propietario y su total confianza en él se mostraban como factores positivos convergentes y absolutamente convincentes. “A esto se añade que yo fui lector asiduo de El Diario de Caracas desde que salió por primera vez, en 1979. Yo estaba recién casado y mi esposa me trajo el primer número como regalo. Luego escribí artículos en este diario bajo tres directores diferentes: Ball, Urbaneja y Herrera. Entonces, siempre me he sentido muy cerca de El Diario de Caracas. Cuando me ofrecieron este cargo pensé, confieso: lo que es del cura va para la iglesia”.
La entrada de Luis Enrique en el periódico caraqueño no ha pasado desapercibida. Comentaristas de radio y televisión han tenido que hacer con la primera página del periódico, la mayoría para referirse a ella positivamente. Y, tal vez más significativamente, también ha recibido ataques. ¿Qué es lo que hace que tengan que ocuparse de este periódico después de sólo mes y medio de su cambio de dirección? ¿Qué está pasando en El Diario de Caracas?
“No está pasando nada del otro mundo. En el fondo se trata de hacer ciertas cosas elementales del buen periodismo, mezcladas con una buena dosis de sentido común gerencial. Hacer periodismo bueno en Venezuela es posible, aun tomando en cuenta las limitaciones locales y las que vienen de las circunstancias. Pero en realidad lo que hemos hecho es poco. En esencia se trata de haber sentado la orquesta de modo diferente a como lo hacía el anterior director. (Hemos estado usando mucho entre nosotros la metáfora de la orquesta, y tú viste al entrar el afiche de la Sinfónica de Boston). La hemos sentado distinto significa que hemos producido un nuevo esquema de paginación, que comenzó a regir el lunes 18 de octubre y que ya ha sufrido algunas modificaciones y va a sufrir más todavía. El 19 de noviembre, viernes, aprovechando que no salimos, por ahora, los días sábado y domingo, tendremos una evaluación a fondo del esquema que hemos venido usando”.
El esquema, explica Luis Enrique mientras firma algún tipo de recibo, se fundamenta en dos premisas básicas. El caraqueño es una persona que está profundamente interesada en lo que ocurre en su ciudad. Aunque sólo sea por lo que ocurrió aquí el 27 y 28 de febrero de 1989. Pero el caraqueño es también un ciudadano del mundo, un ciudadano del planeta. Por esto la secuencia de páginas arranca por Caracas y continúa con Mundo.
“Pero hay una premisa más fundamental: El Diario de Caracas es, o más exactamente, debe ser el diario de Caracas. Esto refuerza más todavía la conciencia de que debemos pensar en las necesidades de información de los habitantes de Caracas, y se refleja de modo inmediato en que el periódico abre por Caracas”:
Sí, pero ¿por sucesos, por página roja?
“Sí, porque lo que más le interesa a un sistema biológico es que su sistema inmunológico funcione bien. Y los sucesos son el sistema inmunológico de una ciudad”.
Después de las 6 páginas que el periódico dedica a Caracas y el Mundo vienen dos de Opinión—“No debemos tener más por los momentos”, intercala el editor—y luego el periódico se desarrolla por secciones: República, que es una combinación de lo que en muchos periódicos se llama política con lo que se llama país, Indicadores, Economía y Negocios, Economía Personal, Artes, Casa, Espectáculos, Sociales, Deportes. Intercaladas van dos carteleras, una de Servicios y una de Espectáculos, así como una página de Pasatiempos.
Pero el cambio en El Diario de Caracas es mucho más que un nuevo esquema de páginas. Ha habido cambios en el estado mayor de la Redacción, por ejemplo. Y hubo el seminario cuyo video vi y que bien podría llamarse un seminario estratégico. Hacia el final del video, cuando se discutía la presentación sobre los objetivos de la Redacción, se registra una intervención entusiasmante de Gianpaolo Veronelli, el Gerente General del periódico: “Ahora este periódico tiene un norte claro. Cuenten con todo el apoyo de las unidades de la Gerencia General. Aquí vinimos a ganar”.
Y es que en el seminario del 2 de octubre no sólo participó el grupo de la Redacción, sino que asistieron y participaron activamente los miembros del equipo de Publicación—Ventas, Administración, Producción, etc.—y hasta el nivel corporativo, representado por Alba de Aponte, Coordinadora Ejecutiva de la Junta Directiva del negocio.
“Cuando hacíamos La Columna en Maracaibo entre 1989 y 1990 yo tenía que ejercer la función de editor y también manejar el lado comercial del asunto. Acá tengo la inmensa fortuna de contar con la presencia de Gianpaolo Veronelli, que es un hombre de las nuevas generaciones gerenciales del país y cuenta con una importante experiencia en periódicos, incluyendo, naturalmente, en el propio periódico nuestro y en The Daily Journal, diario en inglés que es nuestra fraterna competencia corporativa. Por esta presencia, y por la de toda la gente que Gianpaolo comanda con gran maestría, tengo la bendición de poder concentrarme en los aspectos puramente editoriales de la empresa”.
Al seminario se incorporó también un grupo de observadores amigos de El Diario de Caracas, y otros importantes asesores se han acercado con un entusiasmo renovado en las posibilidades del periódico. “Debo destacar la visita de Don René Scull. René es una especie de biblia ambulante del mercadeo en Venezuela, y además su familia era la dueña de El Diario de la Marina en La Habana. De modo que sabe mucho de estas cosas. El día que nos visitó escuchó en serena calma y con toda atención mis explicaciones que, en esencia, eran las cosas que habíamos discutido en nuestro seminario del 2 de octubre. Sólo entonces empezó a hablar. Y amigo, yo me puse a tomar apuntes como un alumno de bachillerato ante un profesor estrella. Aprendí mucho ese día. Pero además obtuve una gran dosis de tranquilidad, pues René ofreció su bendición para los lineamientos presentados en el seminario. Así que ahora me siento doblemente seguro de que vamos por buen camino”.
¿Cuál es ese camino?
“En realidad podemos decir que El Diario de Caracas es un equipo doble A en vías de convertirse en triple A. No somos de las Grandes Ligas. El Diario de Caracas lo fue en un tiempo, pero debemos recuperar ese lugar. Grandeligas son El Nacional, El Universal, Ultimas Noticias… En su campo especializado, Meridiano, que ahora hace una potentísima sinergia con su canal de televisión. Luego tenemos al refrescamiento que Teodoro Petkoff ha logrado con El Mundo. Teodoro está haciendo un experimento interesante, en el que su primera página, o más propiamente, su noticia de abrir, es un editorial. En mi opinión personal El Mundo debiera llevarse el Premio Nacional de Periodismo del año 2000”.
Uno no sabe sí creer este posible exceso de modestia con eso de doble A y triple A. A fin de cuentas, El Diario de Caracas tiene un posicionamiento privilegiado en la memoria de los caraqueños, y con sus capacidades técnicas y la sabiduría industrial de Neumann debiera ocupar muy pronto una posición preeminente. “Bueno, yo creo que Hans Neumann se merece un triunfo con El Diario de Caracas. No sólo por lo que él ha entregado al país como industrial y como promotor de cultura en 50 años de dedicación, sino porque Hans tiene una inocultable vocación comunicacional. Fue miembro de la Junta Directiva de El Nacional, estuvo involucrado en las revistas Semana y Número y, por supuesto, es el factor principal en The Daily Journal desde hace mucho tiempo. Hasta llegó a considerar, unos cuantos años atrás, la posibilidad de comprar El Nacional. Quita eso, que me lo van a cobrar como indiscreción”. Lo siento por ti, Luis Enrique, el desliz de la lengua se copia. Tú me prometiste libertad y yo estoy entregando acá información veraz, oportuna y sin censura. Se encoge de hombros.
“El Sr. Neumann, que está complacido con la dirección de los cambios, me ha instruido con mucha claridad. No te apures, me ha dicho, prefiero que hagas las cosas sólidamente y buscando la calidad. Así que tampoco me preocupo por los temas de la capitalización del periódico. Ahora lo posee íntegramente Hans Neumann, luego de una amistosa adquisición de todo el capital que antes no poseyera”. (Luis Enrique deslizó comentarios elogiosos sobre aciertos de la administración de las Empresas 1BC, y recordó momentos estelares del periódico de esa época bajo sus distintos directores, como la mezcla de articulistas que logró ensamblar Diego Urbaneja, o aún más atrás, las estelares direcciones de Rodolfo Schmidt y Tomás Eloy Martínez).
El concepto estratégico para El Diario de Caracas reserva para el 2000 desarrollos más importantes. En el último trimestre del año se propuso obtener logros significativos sin pretender la conquista del planeta prematuramente. “Pero en el 2000 completaremos la metamorfosis para aumentar el número de páginas y servir la semana completa, de lunes a domingo. Hans Neumann me dijo, este periódico ni es diario ni es de Caracas, yo quiero que sea el diario de Caracas. Bueno, estamos empezando a ser de Caracas. El año que viene seremos diario”.
El aumento del número de páginas está entendido por Luis Enrique como una evolución perfectamente natural.
“Lo que tratamos de hacer es servir con información básica al Lector de Caracas—pidió la mayúscula para Lector—en nuestras 32 páginas. No es que no nos interese el Lector del interior de la República. Por lo contrario, nos interesa mucho. Pero creo que si hacemos un buen periódico pensando en el Lector de Caracas, el Lector de Barquisimeto nos querrá leer también, porque él también es, como el caraqueño, ciudadano del planeta. Y en esto no hacemos otra cosa que seguir la lógica de los grandes periódicos del mundo. Si apartamos el caso de USA Today, que es una incorporación relativamente reciente, los grandes periódicos norteamericanos son todos periódicos metropolitanos: The New York Times, The Philadelphia Enquirer, The Los Angeles Times… Y Los Angeles Times se lee en Nueva York y se lee en Berlín. Caracas es una entidad política, social y mercadológica de 6 millones de habitantes, diez veces lo que era cuando en primaria estudiaba geografía de Venezuela. Caracas merece un periódico pensado para ella. Ahora bien, si servimos bien a los Lectores, inevitablemente aumentará nuestra circulación—ya lo está haciendo: en las últimas semanas la circulación del periódico ha llegado a incrementarse en porcentajes de hasta 12% intersemanal—y cuando aumente la circulación inevitablemente aumentará el flujo de publicidad. Entonces chillará algún periodista porque le hemos mochado un trabajo que estuvo construyendo desde la mañana para insertar un aviso, y cuando los chillidos sean muchos sabremos a ciencia cierta que necesitamos más páginas”.
El cambio de CORPUS es otra evolución interesante. Era un suplemento que circulaba encartado los días martes, y que desde esta edición circulará los días viernes de cada semana. “Por ahora es un experimento. Se trata de sólo 16 páginas y, por supuesto, queremos hacer más. Pero el asunto surgió porque el Sr. Neumann no estaba conforme con el producto, y preguntó si no debiéramos más bien concentrarnos en nuestras 32 páginas diarias, sin necesidad de apuntalarnos con suplementos. Como se trata de un hombre con criterio abierto y flexible le solicitamos autorización para repensar totalmente a CORPUS. Autorización concedida y hemos convertido a CORPUS en una oferta variada que sustituye a la muy digna versión anterior, que se limitaba al importante campo de la salud integral, pero que es, a fin de cuentas, un campo limitado. Así que CORPUS es ahora un proyecto en gestación y evolución, que querremos hacer crecer y transformarlo de la mano de los Lectores. Tiene por misión, además, ser el germen de lo que será nuestro suplemento de fin de semana una vez que estemos saliendo todos los días”.
No puede ocultarse que han circulado rumores de que el periódico está a punto de ser cerrado, o que algún comentarista de televisión parece tener por el periódico cierta animadversión. Luis Enrique se ríe.
“Estos rumores tienen interesados detrás. El Diario de Caracas es un fruto muy apetecible. Tan sólo el nombre vale centenares de millones, y hay quienes quieren ponerle la mano y poseerlo. Razonan que sí logran dañar al periódico conseguirían, a la postre, un precio de gallina flaca por él. Pero voy a desilusionarlos. El Diario de Caracas ni va a cerrar ni está a la venta. Por lo contrario, el accionista principal ha fortalecido su posición de capital.
Mira, cuando en Maracaibo La Columna que dirigí se encontraba todavía en fase de proyecto, un miembro del mismo me dijo: Luis Enrique, yo estoy seguro que Fulano de Tal (un competidor) está grabando tus conversaciones telefónicas para saber qué te traes entre manos. Yo creo que tú debes grabar las conversaciones de él. Entonces le dije lo siguiente: mira Mengano, poco antes de venir a Maracaibo mi señora y yo habíamos comenzado a escalar hasta un punto del Avila que es muy popular. Bueno, al comienzo yo me sentía muy avergonzado, porque mientras yo lograba llegar boqueando a Sabas Nieves, un señor, que obviamente tenía más de 70 años de edad, subía, bajaba, volvía a subir y volvía a bajar. Hasta que me di cuenta de que mi problema no era con el señor sino con la montaña. Cuando dejé de preocuparme por él y comencé a oler montaña, a respirar y sudar montaña; cuando obtuve mi ritmo de la propia montaña, ese ritmo mejoró y ya el viejo atleta no me sacaba tanta ventaja. Y nuestra montaña son los Lectores. De ésos nos preocuparemos. Yo no voy a grabar las conversaciones de nadie.
Con esto te quiero decir que tampoco pongo mucha atención a los rumores. Ni siquiera cuando son más que rumores y pasan a ser pretendidas noticias. Por ejemplo, una conocida columnista llegó a publicar que el cambio en la dirección significaba que El Diario de Caracas cerraría muy pronto. Me limité a enviarle un correo electrónico donde le aseguraba que estaba mal dateada y me ponía a su orden para explicarle los planes de futuro desarrollo. Muy divertidamente contestó por la misma vía con la siguiente explicación: que como no había conseguido el periódico en el kiosco, había llegado a pensar que lo que había escrito en su columna era cierto. Tengo copia de esa perla de información veraz a buen resguardo, con una copia en las bóvedas del Banco Central y otra guardada en Fort Knox. Ante estas cosas, Marco, me rijo por el más sabio de los proverbios árabes: la mejor venganza es ser feliz. Por lo que respecta a otros comentarios, que no sé con qué interés o con qué grado de temor quieren asociarnos con algún partido político y con esperanza de rayarnos, lo que tengo que decir es que, como me ha dicho sin que quepa duda el Sr. Neumann, éste no es un periódico de oposición al Gobierno, como tampoco se trata de un periódico partidario del Gobierno. Nuestro periódico tiene por misión, me dijo, servir a las necesidades de información del Lector de Caracas. Punto. Esa es la línea política de El Diario de Caracas. Es una línea que el Gobierno respetaría, como el Canciller ha reafirmado ante la SIP por el respeto gubernamental a la libertad de expresión y como el propio Presidente de la República ha enfatizado. Queremos hacer, si quieres un calificativo, un periodismo clínico y certero”.
Luis Enrique me advierte que no puede darme un minuto más. Tiene un “cochino” (retraso o empelotamiento) en marcha, por un cuello de botella que tiene en corrección de textos. Recojo mis cosas y salgo con la cinta y mis notas de su oficina. Salgo a la Sala de Redacción, donde el enjambre se encuentra en plena faena. Caras alegres, animadas. Rostros de gente que se sabe perteneciente a un proyecto ganador. Y es que, verdaderamente, ahora El Diario de Caracas es otra cosa. MG
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Apostilla 1: en abril de 2000 cerró operaciones El Diario de Caracas. Hans Neumann pidió que le visitara en su casa—en ese entonces estaba confinado a una silla de ruedas a raíz de un accidente cerebro-vascular—y me explicó que Allan Randolph Brewer Carías y Pedro Nikken (recientemente fallecido) le habían solicitado un periódico para que que lo dirigiera Teodoro Petkoff; de allí surgió su compromiso de financiar Tal Cual. Neumann me explicó que no podía soportar dos periódicos; luego vendería El Diario de Caracas, ya cerrado. El 27 de ese mes y ese año, asistí, por invitación de Gustavo Ghersy, a una reunión en casa de su suegro donde expondría Francisco Arias Cárdenas, a la que asistió un buen número de figuras importantes: «Lo más interesante que recuerdo de esa cita es la presencia de Teodoro Petkoff, quien se había acercado al cónclave con una copia del número cero o ensayo de su nuevo periódico. Sentado a su lado, pude examinarla. Me gustó el nombre del proyectado vespertino—Petkoff venía de un notorio éxito en la Dirección de El Mundo, del que fue despedido por presiones gubernamentales contra la sucesión de Miguel Ángel Capriles—y su lema: Claro y raspao». (Las élites culposas).
Apostilla 2: pensando en Hans Neumann, recordé una pieza hermosísima de Antonin Dvorák, el más grande los compositores checos: Canciones que me enseñó mi madre. Acá está interpretada por la estupenda soprano estadounidense Renée Fleming:
Když mne stará matka zpívat učívala
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