No encuentro una manera mejor de celebrar mi septuagésimo séptimo cumpleaños que traer acá, en la entrada centésima de Música en este blog, siete piezas musicales que estimo de la mayor calidad, tanto por su hermosura como por su factura. Comencemos de una vez por el movimiento inicial de la Sinfonía #1 en Do menor de Johannes Brahms, músico noble y generoso. Está a cargo del gigantesco Wilhelm Furtwängler al frente de la Sinfonieorchester des Norddeutschen Rundfunks—la Orquesta de la Radio del Norte de Alemania, en Hamburgo, cuya estación radial fue la única que no fuera destruida durante la Segunda Guerra Mundial—de un concierto en vivo cuya grabación es considerada «recording of the century»:
Un poco sostenuto-Allegro-Meno allegro
Refresquemos ahora esa hermosa gravedad con una pieza tan breve como alegre; es el movimiento de cierre—Badinerie (broma, chanza)—de la Segunda Suite Orquestal en Si menor (BWV 1.067) del Sumo Pontífice de los músicos, Johann Sebastian Bach, por la Akademie für Alte Musik Berlin (Oriental), fundada en 1982:
Badinerie
En tercer lugar, y en contraste, la muy bella Elegía en Mi bemol menor, el #1 del opus 3 de Sergei Rachmaninoff (sus Morceaux de fantaisie), interpretada en 1941 por el propio compositor, quien fuera uno de los más exitosos pianistas de concierto de la historia, quizás tanto como su colega en creación y ejecución, el famoso húngaro Franz Liszt:
Elegía
Es la equivalente noruega de la imaginación melódica del ruso la de Edvard Hagerup Grieg; de Dos melodías elegíacas, suena ahora La última primavera, con las cuerdas de la Orquesta de Filadelfia que puliera el también húngaro Eugene Ormandy:
La última primavera
Un nuevo contraste, presentado por la misma orquesta y el mismo director: la Rapsodia sueca #1 (Midsommarvaka, o Vigilia en pleno verano), el opus 19 de Hugo Alfvén:
Rapsodia sueca #1
Nadie como Ricardo Wagner para estirar y transformar una bella melodía con progresiones armónicas cromáticas (series de modulación por semitonos) que crean tensión, a veces angustia. Uno de sus más hermosos ejemplos es Preludio y muerte de amor (Liebestod) de su primer gran éxito, la ópera Tristán e Isolda. Tal vez nadie tan apropiado para presentar esa pieza universal como el argentino-israelita-palestino-español (tiene las cuatro nacionalidades) Daniel Barenboim, al frente de la Orquesta de París:
Preludio y muerte de amor
Wagner me ha hecho evocar a mis grandes amigos judíos—Gerd Stern, Mary Taurel, Alberto Krygier—; por eso elijo cerrar esta celebración con el último movimiento (Fuga) del Concerto grosso #1 del gran compositor suizo Ernest Bloch (1880-1959). El estupendo director checo Rafael Kubelik—nuevo recuerdo de Hans Neumann—lidera la Orquesta Sinfónica de Chicago y George Schick se luce en el piano obligato:
Fuga
Con esto tengo un cumpleaños feliz. LEA
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Bueno, una ñapa:
Seventy-Seven Sunset Strip
77 Sunset Strip was an American television private detective drama series created by Roy Huggins and starring Efrem Zimbalist Jr., Roger Smith, Richard Long (from 1960 to 1961) and Edd Byrnes (billed as Edward Byrnes). Each episode was one hour long including commercials. The show ran from 1958 to 1964. (Wikipedia).
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*Sin la música, la vida sería una equivocación.
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