Debe decirse «se puede obtener» y «cómo se resuelve» (ver Crimen y Castilla)

 

A Delta Pi, Σας ευχαριστώ πολύ

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Desde Theory of Games and Economic Behavior (1944) de John von Neumann, matemático, y Oskar Morgenstern, economista, disponemos de una técnica formalizada para que los oponentes en una competencia seleccionen una estrategia preferible entre varias a su disposición. Nos explica Wikipedia en Español:

La teoría de juegos es un área de la matemática aplicada que utiliza modelos para estudiar interacciones en estructuras formalizadas de incentivos (los llamados «juegos»). La teoría de juegos se ha convertido en una herramienta sumamente importante para la teoría económica y ha contribuido a comprender más adecuadamente la conducta humana frente a la toma de decisiones. Sus investigadores estudian las estrategias óptimas así como el comportamiento previsto y observado de individuos en juegos. (…) Los conflictos entre seres racionales que recelan uno del otro, o la pugna entre competidores que interactúan y se influyen mutuamente, que piensan y que, incluso, pueden ser capaces de traicionarse uno al otro, constituyen el campo de estudio de la teoría de juegos, la cual se basa en un análisis matemático riguroso pero que, sin embargo, surge de manera natural al observar y analizar un conflicto desde un punto de vista racional. (…) La teoría de juegos plantea que debe haber una forma racional de jugar a cualquier «juego» (o de negociar en un conflicto), especialmente en el caso de haber muchas situaciones engañosas y segundas intenciones…

En otro artículo—Juegos de suma cero—precisa:

En teoría de juegos no cooperativos, un juego de suma cero describe una situación en la que la ganancia o pérdida de un participante se equilibra con exactitud con las pérdidas o ganancias de los otros participantes. Se llama así porque si se suma el total de las ganancias de los participantes y se resta las pérdidas totales el resultado es cero. (…) Situaciones donde los participantes pueden beneficiarse o perder al mismo tiempo, como el intercambio de productos entre una nación que produce un exceso de naranjas y otra que produce un exceso de manzanas, en la que ambas se benefician de la transacción, se denominan «de suma no nula».

¿Es posible en la situación política venezolana formular un particular juego de suma no nula? Hace tiempo que en este blog se ha apostado por eso. (Ver Diálogo 2.0 de 2014, Plantilla del Pacto de 2016, Del armisticio como programa y Versión formal de 2017 o De Oslo a Bridgetown de 2019).

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Pero también se ha abogado acá insistentemente por una estrategia englobante que convendría a los venezolanos como conjunto, sin separarnos en jugadores opuestos. Ella no es otra que la remisión de nuestros conflictos a la decisión referendaria del Pueblo, con fundamento en la crucial sentencia de la Corte Suprema de Justicia del 19 de enero de 1999. (Ver, por caso, Cronología referendaria, 22 de noviembre de 2016). Su basamento carece de misterio, como se asentara en Catecismo constituyente (11 de agosto de 2017):

La piedra angular de la constitucionalidad venezolana reciente fue colocada como cimiento principal de ella por esa sentencia del 19 de enero de 1999. Ella definió la doctrina fundamental de que el Pueblo, por su carácter de Poder Constituyente Originario es el Poder Supraconstitucional, no limitado por la Constitución (que sólo limita a los poderes constituidos); el Pueblo está únicamente limitado por los derechos humanos y por los tratados en los que haya entrado válidamente la República con soberanías equivalentes de otras naciones.

En consecuencia, sólo el Pueblo puede decidir asuntos que contradigan a la Constitución o no estén contemplados en ella. (Como elecciones presidenciales antes de agotarse un período constitucional concreto, por ejemplo).

El desconocimiento de esa doctrina fundamental del acervo constitucional venezolano equivaldría a pulverizar las bases jurídicas del régimen público nacional; la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia, por caso, debe su existencia a la Constitución Nacional, que emergiera al mundo de la vigencia cuando el Poder Constituyente Originario la refrendara en referendo aprobatorio del 15 de diciembre de 1999. Y ese referendo fue convocado para decidir sobre el producto de la Constituyente de 1999, que fue elegida en votaciones mandadas por otro referendo, el consultivo del 25 de abril de ese mismo año. (…) …ese referéndum consultivo vinculante fue posible porque la Corte Suprema de Justicia así lo estableció el 19 de enero de 1999. (…) Toda la legitimidad del Poder Público venezolano reside en la invulnerabilidad de esa precisa sentencia y su clarísima doctrina, que permitió decidir sobre un punto no contemplado en la constitución de la época: la elección mandatoria de una asamblea constituyente, pues el Poder Constituyente Originario no está limitado por la Constitución. (Prontas elecciones, 22 de octubre de 2016).

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Retornemos al mundo de los juegos, esta vez de los que conocemos como solitarios, sin contrincantes, pues el Pueblo es una entidad única. Con frecuencia, mientras lidio con algún problema enrevesado, juego automáticamente dos juegos de esa clase en mi computador para estimular un procesamiento cerebral más o menos inconsciente. Son muy distintos: el primero (Klondike Forever) es el clásico de naipes, «cuyo objetivo es utilizar todas las cartas de la baraja, para construir las cuatro pilas de naipes clasificadas por pintas comenzando por los ases en orden ascendente». (Wikipedia en Español). Nada garantiza que todas las manos tengan solución; ésta depende de la distribución de inicio luego de barajar el paquete. El segundo (Moonlight Mahjong) es otra cosa; el computador se ocupa de presentar fichas del juego chino para retirarlas todas tomándolas consecutivamente por pares, y en este caso cada distribución tiene solución si uno no comete errores. (Eficiencia de 100%). Está claro que el éxito en el primer juego sólo depende de la suerte, y la mayoría de las distribuciones no conduce al triunfo. En cambio, es nuestra habilidad, nuestra concentración, en síntesis, nuestra disciplina, lo que permitirá resolver cada nuevo arreglo del segundo, pues el computador sólo sirve distribuciones con solución; depende enteramente de nuestra habilidad resolverlas.

Dos solitarios muy distintos

Tales imágenes emergieron en mi cabeza con la renovación, hoy, del contacto con un investigador académico al que mucho estimo. Hoy me dijo: “En lo político, tanto local como internacionalmente, no se ve nada positivo”. A lo que repuse: “Lo político no debe sorprendernos; hemos visto suficientes demostraciones de mediocridad”, sin que estuviera pensando sólo en la mediocridad local. Entonces mostró su temor: “Ya no veo cómo se puede resolver la cosa en Venezuela; antes estaba pensando en la opción que hemos hablado la última vez que nos vimos… ahora no la veo”. Sólo me quedó proponer que conversemos, adquiriendo de ese modo el compromiso de decirle algo nuevo.

Parte de la novedad es explicarle que el modelo de nuestro problema no es el de Mahjong; en ningún caso está asegurado el éxito si se siguiera una particular operacionalización del tratamiento referendario aunque, por supuesto, debe procurarse una que en principio sea eficaz. Son demasiados factores en juego; la cosa no es un geométrico juego de billar.

Klondike, en cambio, nuestro familiar solitario de cartas, ofrece una simulación que se aproxima más al asunto: («La simulación es el proceso de diseñar un modelo de un sistema real y llevar a término experiencias con él, con la finalidad de comprender el comportamiento del sistema o evaluar nuevas estrategias—dentro de los límites impuestos por un cierto criterio o un conjunto de ellos—para el funcionamiento del sistema». Wikipedia en Español).

El solitario de cartas resulta, ocasionalmente, en una distribución soluble, y por tanto lo que hay que hacer es insistir hasta que aparezca una. No había pensado antes en esa analogía, pero siempre creí que no debe cejarse en el empeño. En algún momento tendremos éxito en convocar al Pueblo para que él decida, como Soberano que es, y así solucione los problemas fundamentales de nuestra crisis. Hay que intentar lo correcto, contando con que en algún momento será posible. Para mí, lo correcto* es ineludible.

Es el Pueblo, lo diré una vez más, el único actor capaz de disolver tan destructiva dinámica. No puede ser más urgente el llamado a que se pronuncie en referendo; ningún otro agente es capaz de cortar nuestro pernicioso nudo gordiano. (Tragicomedia de equivocaciones, 7 de enero de 2020).

LEA

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* Nunca permitas que tu sentido de la moral te impida hacer lo que es correcto. Isaac Asimov

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