Ni Kola Madulo **

 

El 22 de este mes de febrero La Nación de Argentina publicó este trabajo: Bajo presión: las sanciones empujan a Maduro a aplicar un modelo económico chino. Allí se lee (destacado en cursivas de este blog):

Terminaba 2018 cuando un enviado del gobierno chino dejó boquiabiertos a los venezolanos. El militar Wilmar Castro, entonces ministro de Producción Agrícola, preguntó a su invitado cómo podían endurecer, aún más, sus controles contra la economía privada local. Inmutable, el experto chino aseguró que «el gobierno no puede hacer un buen control directo, puede implementar un sistema de incentivos; algunas empresas buenas que tanto necesitamos pueden desarrollarse con más rapidez». La televisión chavista ni siquiera informó sobre el nombre del visionario, pero desde aquel momento comenzó a barruntarse el giro económico que venía. El debate se reabrió ahora de par en par tras las últimas sanciones de la Casa Blanca contra una subsidiaria de la petrolera estatal rusa Rosneft.

Bueno, algo más de cuatro años antes de eso alguien tuvo una visión relacionada:

Tal vez las autoridades económicas venezolanas estén ahora más abiertas a considerar el modelo de un patriarca del socialismo: China, cuyo Partido Comunista ha reunido su 18º Comité Central para aprobar el mes pasado el Plan 383 (con penetración hasta 2030), que comienza por declarar: “En primer lugar, se trata de implementar reformas estructurales para fortalecer los cimientos de una economía basada en el mercado por medio de la redefinición del rol del gobierno; reformar y reestructurar las empresas del Estado y los bancos del sector público; desarrollar el sector privado; promover la competencia; y profundizar las reformas en cuanto a los factores tierra, trabajo y mercados financieros”. Los jerarcas chinos no llaman a los empresarios privados la derecha “fascista” o “parasitaria”; son sus socios en el desarrollo de la cuna de Confucio y de Mao. (Las artes catastróficas, 18 de diciembre de 2013).

En línea complementaria anda The New York Times, según recoge El Carabobeño de El Nacional: «El periódico estadounidense afirmó que ante la presión por las sanciones, el régimen no tuvo más remedio que aceptar recomendaciones del sector privado». La nota da cuenta de un artículo en el periódico neoyorquino que asegura la existencia de un pacto secreto entre Nicolás Maduro y Lorenzo Mendoza, el líder de Empresas Polar: «Ante la creciente popularidad de Mendoza como un posible contendor electoral, el régimen aplicó una política de persecución a todo el sector privado, pero principalmente hacia Empresas Polar, arguye la publicación citada en el portal de El Nacional. (…) De repente, Mendoza desapareció de la vista pública y Maduro dejó de llamarlo ‘ladrón’, ‘parásito’ y ‘traidor’. El gobierno dejó de hostigar a Polar y comenzó a adoptar los cambios económicos que había propuesto Mendoza, como terminar con los controles de precios paralizantes”.

Por su parte, Radio Francia Internacional registra la dolarización de facto de la economía venezolana. Así, cita a Henkel García, Director de la firma Econométrica:

“En la liquidez que uno puede recoger del dinero que hoy sirve para hacer transacciones domina el dólar. De todo el dinero que circula de manera electrónica y en términos de efectivo en esta economía, tres cuartas partes son dólares y una cuarta apenas es moneda local. La creciente circulación del dólar en Venezuela es sólo uno de los factores que explican la existencia de señales de recuperación en la economía venezolana, según Henkel García. “Hay cierto alivio, pero que uno no puede atribuirlo por completo a la dolarización. Creo que hay algo de mejora pero allí coinciden otros hechos como la flexibilización económica que el gobierno ha hecho: ya no hay controles de cambio que teníamos años atrás. Además hay un factor social, la gente empezó a esperar que su destino dependiese de sí mismo y no de condiciones políticas o económicas externas para empezar a hacer su vida. Hay que destacar que todavía no es una mejora significativa y hoy día Venezuela vive en términos generales con una precariedad clara donde todavía tenemos una alta tasa de éxodo. Sin duda hay mejores condiciones, pero no estamos cerca de una recuperación franca de la economía venezolana”, concluye.

Eso es un cambio atmosférico que sólo implica un alivio relativo y todavía no se traduce en medidas más drásticas, como la posible privatización de PDVSA de la que se ha hablado. Pero la mera aceptación de las transacciones cotidianas en dólares o euros ya es algo extraordinariamente significativo que antaño hubiera sido entendido como apostasía: algo así como abdicar la soberanía monetaria en la Reserva Federal de los Estados Unidos, nada menos. (Apartando el reconocimiento del fracaso del «bolívar soberano», sucesor del «bolívar fuerte» de Chávez—que sucediera a la vez al bolívar de verdad verdad, que se cambió a 4,30 por dólar durante más de dos décadas—, y el del arcano «petro» que es como el cariño verdadero: «ni se compra ni se vende»). Para usar una figura trillada: Hugo Chávez debe estar revolcándose en su tumba por la decisión que habría tomado Nicolás Maduro; según The New York Times, «el régimen optó por convertirse en una autocracia que permite un capitalismo de facto (…) para evitar el colapso y asegurar su continuo control del poder”.

«Cosa más grande», se dice en Cuba ante algo así. LEA

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* «La economía, estúpido» (the economy, stupid), fue una frase muy utilizada en la política estadounidense durante la campaña electoral de Bill Clinton en 1992 contra George H. W. Bush (padre), que lo llevó a convertirse en presidente de los Estados Unidos. Luego la frase se popularizó como «es la economía, estúpido» y la estructura de la misma ha sido utilizada para destacar los más diversos aspectos que se consideran esenciales. (Wikipedia en Español).

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** Ilustración tomada de La Nación de Argentina. El título de la imagen es de este blog.

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