Hoy es Domingo de Pandemia—no de Pascua—, otro más, y creo que podemos recibirlo con música. No se me ocurre nada mejor que hacerlo con la cantata escénica Carmina Burana, la magistral e incomparable composición de Carl Orff (1895-1982).
El nombre completo de la obra es, en latín, Carmina* Burana: Cantiones profanae cantoribus et choris cantandæ comitantibus instrumentis atque imaginibus magicis (Canciones del Beuern: canciones seculares para solistas y coros para ser cantadas junto con instrumentos e imágenes mágicas). Compuesta entre 1935 y 1936, ha dominado la música occidental con su poder y su belleza. Orff se tropezó en 1934 con la edición de 1847 de Carmina Burana de Johann Andreas Schmeller, con textos de los siglos XI y XII que fueran encontrados en la abadía benedictina del Beuern, una localidad en Baviera, Alemania. (Benediktbeuern es el nombre alemán; su gentilicio en latín medieval es Buria, y el adjetivo derivado es Burana).
Carmina Burana es parte del tríptico Trionfi, que incluye además las obras menos conocidas e interpretadas de Catulli Carmina e Il Trionfo d’Afrodita. Buena parte de sus textos es de contenido erótico, en la tradición del Decamerón de Giovanni Boccaccio o, mejor, los Cuentos de Canterbury de Geoffrey Chaucer. Son mis pasajes favoritos O Fortuna y la canción para soprano In trutina, cuyo texto dice:
In trutina mentis dubia / fluctuant contraria / lascivus amor et pudicitia / Sed eligo quod video / collum iugo prebeo / ad iugum tamen / suave transeo. (En la duda de mi mente se equilibran el amor lascivo** y la castidad. Pero elijo lo que veo y me someto al suave yugo).
He aquí una estupenda interpretación de la dulce melodía por Sarah Brightman, acompañada por la Orquesta Sinfónica de Londres que dirige Paul Bateman:
In trutina
En cambio, O fortuna es la poderosa sección que abre y cierra la obra—como la rueda de la fortuna que gira—, acá toda a cargo de una monumental agrupación de cantantes del Coro Shin-Yu Kai y el Coro de Niños del Estado de Berlín junto con ejecutantes de la Orquesta Filarmónica de Berlín, dirigida por Seiji Ozawa con una energía y una vivacidad que no encuentro en otras versiones:
Y sí: ¡feliz domingo! LEA
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* El singular de Carmina es Carmen, «un nombre propio femenino, del hebreo כרמל Karmel (Monte Carmelo); o del latín Canto, Música, Poema, Conjuro, Hechizo». (Wikipedia en Español). Por eso es tan apropiado ese nombre para la más famosa ópera de Georges Bizet, que P. I. Tchaikovsky tocaba frecuentemente al piano por las noches para solazarse. (No había discos de ninguna tecnología en su tiempo, y tampoco emisoras FM).
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** De lascivia: «Propensión a los deleites carnales». (Diccionario de la Lengua Española).
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Bueno, encore, justificado por esta declaración de arriba: «Son mis pasajes favoritos O Fortuna… (…) …la poderosa sección que abre y cierra la obra…» El domingo 14 de octubre de 2018, mi señora y yo tuvimos, oh fortuna, la inmensa suerte de asistir a un concierto espectacular de la Orquesta Sinfónica Gran Mariscal de Ayacucho, conducida por Elisa Vegas, y un coro de doscientas voces a cargo de Ana María Raga. Vive les femmes! Éste fue su afortunado final:
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